El mundo observa con cautela el futuro de Libia sin Gadafi
Londres, AP
Líderes europeos la calificaron como una victoria, los exiliados libios celebraron en las calles y la madre de una de las muchas víctimas de Moamar Gadafi dijo que compraría una botella de champán.
Pero el júbilo por la caída del añejo gobernante de Libia es atenuado por las circunstancias que rodearon su muerte, y la incertidumbre sobre el futuro del país.
Hubo cantos y lágrimas de alegría afuera de la embajada libia en Londres, donde un manifestante pisoteo un cartel con la imagen del difunto líder.
"Lloré, grité, sonreí", dijo Najwa Creui, una profesora de 40 años de edad que vivió los últimos 16 en Gran Bretaña. "Es el día que los libios han estado esperando por el tiempo que yo tengo de vida".
Pero Amani Deghayes, de 37 años, dijo que aunque comparte la celebración, el anárquico derramamiento de sangre que siguió al derrocamiento del dictador iraquí Saddam Hussein le causa temor por lo que podría pasar.
"Espero que haya democracia verdadera, no otro loco régimen", dijo.
En Europa, los mandatarios hicieron una evaluación optimista.
"Finalmente está libre el camino para un renacimiento político por la paz", manifestó el jueves la canciller alemana Angela Merkel, quien se dijo "aliviada y muy feliz" por la noticia.
Gran Bretaña y Francia, las potencias que asumieron el liderazgo en la campaña militar que selló el destino de Gadafi, dijeron que esperaban que su muerte abriera un nuevo capítulo —más democrático— en la historia de Libia.
El presidente francés Nicolás Sarkozy calificó la muerte de Gadafi como un logro en la lucha del pueblo libio para "liberarse a sí mismos de un régimen dictatorial y violento que les fue impuesto por más de 40 años", un mensaje que fue repetido por el líder británico David Cameron y otros aliados de la OTAN.
El Vaticano, que dijo que ahora considera a los dirigentes interinos de Libia como el gobierno legítimo del país, describió la muerte de Gadafi como el fin de una lucha "larga y trágica" para aplastar a un régimen opresivo. Y el secretario general de la ONU Ban Ki-moon habló por muchos cuando dijo que "este es apenas el fin del comienzo".
"El camino por recorrer será difícil y plagado de retos para Libia y su pueblo", dijo. "Este es un momento para sanar las heridas y reconstruirse, para generosidad del espíritu, no para vengarse".
El presidente venezolano Hugo Chávez consideró como lamentable la muerte de Gadafi, y dijo que es "un atropello más a la vida", según reseñó la cadena regional de noticias Telesur en una nota de prensa.
Chávez, quien calificó al líder libio como su amigo, afirmó que recodaría a Gadafi como "un gran luchador, un revolucionario y un mártir".
"Esa historia en Libia está apenas comenzando ahora... El imperio yanqui...no podrá dominar este mundo", agregó.
En Nicaragua, un diputado oficialista consideró que los nuevos hechos en Libia reflejaban un "retroceso" contra la razón y la justicia.
"Lo que está pasando en Libia no es ninguna fortaleza a la democracia ni al estado de derecho mundial; es por el contrario un retroceso a la barbarie, un retroceso a la imposición de la fuerza, por encima de la razón y por encima de la justicia", dijo el diputado Edwin Castro, jefe de los legisladores del partido Frente Sandinista de Liberación Nacional.
En declaraciones al Canal 12 de la televisión nicaragüense, Castro dijo que en Libia se impuso "la fuerza de las armas en vez de la fuerza de la razón" y se preguntó: ¿Por qué hay algunos que se alegran con este tipo de noticias?"
En tanto, la presidenta brasileña Dilma Rousseff dijo que la prioridad ahora debe ser la reconstrucción de Libia.
"Brasil viene diciendo que la gran cuestión es, justamente, la reconstrucción. Brasil ha hecho todos los esfuerzos para que haya una reconstrucción dentro de un clima de paz", expresó Rousseff en Luanda, Angola, donde concluyó una gira por Africa.
Afirmó que "Libia está pasando por un proceso de transformación democrática" y aclaró: "Eso no significa que conmemoremos la muerte de un líder, cualquiera que sea. El hecho de estar en un proceso democrático es algo que todo el mundo debe apoyar".
Las víctimas de Gadafi —de las cuales acumuló muchas en sus cuatro décadas de gobierno— tuvieron reacciones mixtas.
"Simplemente voy a comprar una cara botella de champán para celebrar", dijo Susan Cohen, cuya hija de 20 años murió en el ataque explosivo contra un avión comercial en Lockerbie en 1988, una atrocidad presuntamente realizada por órdenes de Gadafi.
Zdravko Georgiev, uno de varios médicos detenidos por autoridades libias y torturado para confesar un improbable complot para infectar a cientos de niños con VIH, dijo que la muerte del dictador no lo hace feliz.
"¿Por qué debería estar satisfecho?", dijo. "Nadie me devolverá los años que pasé en prisión o deshará las torturas a las que fui sometido".
También había preocupación sobre la manera como murió Gadafi. Los revolucionarios libios habían prometido llevar a Gadafi a juicio por las atrocidades cometidas, y las estaciones de televisión árabes han transmitido imágenes de un video que muestra que el ex hombre fuerte de Libia fue capturado con vida por sus oponentes.
El ministro sueco de Relaciones Exteriores, Carl Bildt, dijo que su país hubiera preferido que Gadafi fuera "capturado vivo para que se le pudiera llevar ante la justicia".
El sentimiento fue compartido por el grupo defensor de los derechos humanos Amnistía Internacional, el cual ha dicho que es indispensable realizar "una investigación plena e imparcial para establecer las circunstancias de la muerte del coronel Gadafi".
Pero algunos insinuaron que, a fin de cuentas, la muerte de Gadafi podría haber tenido un efecto más grande que su captura.
Shashank Joshi, becario del centro de estudios Royal United Services Institute de Londres, dijo que aunque los revolucionarios quizá lo querían vivo, "un juicio le hubiera dado la oportunidad de encumbrarse. Así que, en cierta manera, su muerte es más catártica".
El canciller británico reconoció en varias entrevistas que había inquietud por la muerte de Gadafi.
"No aprobamos las muertes extrajudiciales", dijo William Hague a la televisora Sky News, "pero no vamos a guardarle luto".
Líderes europeos la calificaron como una victoria, los exiliados libios celebraron en las calles y la madre de una de las muchas víctimas de Moamar Gadafi dijo que compraría una botella de champán.
Pero el júbilo por la caída del añejo gobernante de Libia es atenuado por las circunstancias que rodearon su muerte, y la incertidumbre sobre el futuro del país.
Hubo cantos y lágrimas de alegría afuera de la embajada libia en Londres, donde un manifestante pisoteo un cartel con la imagen del difunto líder.
"Lloré, grité, sonreí", dijo Najwa Creui, una profesora de 40 años de edad que vivió los últimos 16 en Gran Bretaña. "Es el día que los libios han estado esperando por el tiempo que yo tengo de vida".
Pero Amani Deghayes, de 37 años, dijo que aunque comparte la celebración, el anárquico derramamiento de sangre que siguió al derrocamiento del dictador iraquí Saddam Hussein le causa temor por lo que podría pasar.
"Espero que haya democracia verdadera, no otro loco régimen", dijo.
En Europa, los mandatarios hicieron una evaluación optimista.
"Finalmente está libre el camino para un renacimiento político por la paz", manifestó el jueves la canciller alemana Angela Merkel, quien se dijo "aliviada y muy feliz" por la noticia.
Gran Bretaña y Francia, las potencias que asumieron el liderazgo en la campaña militar que selló el destino de Gadafi, dijeron que esperaban que su muerte abriera un nuevo capítulo —más democrático— en la historia de Libia.
El presidente francés Nicolás Sarkozy calificó la muerte de Gadafi como un logro en la lucha del pueblo libio para "liberarse a sí mismos de un régimen dictatorial y violento que les fue impuesto por más de 40 años", un mensaje que fue repetido por el líder británico David Cameron y otros aliados de la OTAN.
El Vaticano, que dijo que ahora considera a los dirigentes interinos de Libia como el gobierno legítimo del país, describió la muerte de Gadafi como el fin de una lucha "larga y trágica" para aplastar a un régimen opresivo. Y el secretario general de la ONU Ban Ki-moon habló por muchos cuando dijo que "este es apenas el fin del comienzo".
"El camino por recorrer será difícil y plagado de retos para Libia y su pueblo", dijo. "Este es un momento para sanar las heridas y reconstruirse, para generosidad del espíritu, no para vengarse".
El presidente venezolano Hugo Chávez consideró como lamentable la muerte de Gadafi, y dijo que es "un atropello más a la vida", según reseñó la cadena regional de noticias Telesur en una nota de prensa.
Chávez, quien calificó al líder libio como su amigo, afirmó que recodaría a Gadafi como "un gran luchador, un revolucionario y un mártir".
"Esa historia en Libia está apenas comenzando ahora... El imperio yanqui...no podrá dominar este mundo", agregó.
En Nicaragua, un diputado oficialista consideró que los nuevos hechos en Libia reflejaban un "retroceso" contra la razón y la justicia.
"Lo que está pasando en Libia no es ninguna fortaleza a la democracia ni al estado de derecho mundial; es por el contrario un retroceso a la barbarie, un retroceso a la imposición de la fuerza, por encima de la razón y por encima de la justicia", dijo el diputado Edwin Castro, jefe de los legisladores del partido Frente Sandinista de Liberación Nacional.
En declaraciones al Canal 12 de la televisión nicaragüense, Castro dijo que en Libia se impuso "la fuerza de las armas en vez de la fuerza de la razón" y se preguntó: ¿Por qué hay algunos que se alegran con este tipo de noticias?"
En tanto, la presidenta brasileña Dilma Rousseff dijo que la prioridad ahora debe ser la reconstrucción de Libia.
"Brasil viene diciendo que la gran cuestión es, justamente, la reconstrucción. Brasil ha hecho todos los esfuerzos para que haya una reconstrucción dentro de un clima de paz", expresó Rousseff en Luanda, Angola, donde concluyó una gira por Africa.
Afirmó que "Libia está pasando por un proceso de transformación democrática" y aclaró: "Eso no significa que conmemoremos la muerte de un líder, cualquiera que sea. El hecho de estar en un proceso democrático es algo que todo el mundo debe apoyar".
Las víctimas de Gadafi —de las cuales acumuló muchas en sus cuatro décadas de gobierno— tuvieron reacciones mixtas.
"Simplemente voy a comprar una cara botella de champán para celebrar", dijo Susan Cohen, cuya hija de 20 años murió en el ataque explosivo contra un avión comercial en Lockerbie en 1988, una atrocidad presuntamente realizada por órdenes de Gadafi.
Zdravko Georgiev, uno de varios médicos detenidos por autoridades libias y torturado para confesar un improbable complot para infectar a cientos de niños con VIH, dijo que la muerte del dictador no lo hace feliz.
"¿Por qué debería estar satisfecho?", dijo. "Nadie me devolverá los años que pasé en prisión o deshará las torturas a las que fui sometido".
También había preocupación sobre la manera como murió Gadafi. Los revolucionarios libios habían prometido llevar a Gadafi a juicio por las atrocidades cometidas, y las estaciones de televisión árabes han transmitido imágenes de un video que muestra que el ex hombre fuerte de Libia fue capturado con vida por sus oponentes.
El ministro sueco de Relaciones Exteriores, Carl Bildt, dijo que su país hubiera preferido que Gadafi fuera "capturado vivo para que se le pudiera llevar ante la justicia".
El sentimiento fue compartido por el grupo defensor de los derechos humanos Amnistía Internacional, el cual ha dicho que es indispensable realizar "una investigación plena e imparcial para establecer las circunstancias de la muerte del coronel Gadafi".
Pero algunos insinuaron que, a fin de cuentas, la muerte de Gadafi podría haber tenido un efecto más grande que su captura.
Shashank Joshi, becario del centro de estudios Royal United Services Institute de Londres, dijo que aunque los revolucionarios quizá lo querían vivo, "un juicio le hubiera dado la oportunidad de encumbrarse. Así que, en cierta manera, su muerte es más catártica".
El canciller británico reconoció en varias entrevistas que había inquietud por la muerte de Gadafi.
"No aprobamos las muertes extrajudiciales", dijo William Hague a la televisora Sky News, "pero no vamos a guardarle luto".