459 muertos por el terremoto en Turquía, donde buscan a supervivientes
Van, AFP
Los socorristas proseguían este martes una carrera contrarreloj en Turquía para encontrar a supervivientes entre los escombros dos días después del seísmo que sacudió la provincia oriental turca de Van dejando al menos 459 muertos y decenas de desaparecidos.
No obstante, varias personas, entre las que se encontraba un bebé de unos quince días, pudieron ser rescatadas con vida de los escombros.
Así, los socorristas rescataron primero a la pequeña Azra, de sólo quince días, y poco después a su madre y a su abuela en Ercis, la ciudad más devastada por el violento terremoto.
Posteriormente, un niño de 10 años fue rescatado de entre los escombros de su casa en la provincia de Van, más de 54 horas después del seísmo, informaron los canales de televisión. Los equipos de rescate trabajaron durante toda la tarde para salvar a Serhat Gul, atrapado desde el domingo bajo los escombros de su casa en el centro de la ciudad de Van, anunció el canal NTV.
El terremoto del domingo, de magnitud 7,2, dejó 459 muertos y 1.350 heridos, según el último balance provisional difundido este martes por la Dirección Oficial de Situaciones de Emergencia.
Cientos de socorristas seguían trabajando por la noche para intentar encontrar a más supervivientes. Durante la noche del lunes y la madrugada de este martes, centenares de socorristas habían trabajado sin respiro bajo una temperatura glacial en busca de supervivientes. Treinta y cinco horas después de que temblara la tierra, una mujer embarazada y sus dos hijos habían sido rescatados de entre los escombros de un edificio público en Ercis, informó el diario Hürriyet.
Unas horas antes un policía y su mujer fueron hallados vivos en esta ciudad, según los canales de televisión.
Pero a pesar de estos rescates, son sobre todo cuerpos los que fueron retirados de las construcciones derrumbadas.
"Cientos o tal vez miles de personas siguen atrapadas bajo los escombros", declaró a la prensa una portavoz de la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR) en Ginebra, Jessica Sallabank.
El organismo de situaciones de emergencia registró más de 2.250 construcciones derrumbadas en la zona afectada, principalmente en las ciudades de Ercis, de unos 75.000 habitantes, y en Van, la capital regional, con un rico patrimonio histórico, situada a orillas de un lago rodeado de montañas nevadas y que cuenta con unos 380.000 habitantes.
Muchos supervivientes intentaban calentarse con fogatas a la espera de la distribución de ayuda por parte de la Media Luna Roja y otras organizaciones caritativas.
Dos pueblos de carpas fueron montados y se organizó la distribución de alimentos para sus habitantes, cuya gran mayoría no se anima a regresar a sus hogares dañados por el temblor o por el temor a las réplicas.
Pero no todos están satisfechos. "Aquí sólo nos dan pan y agua", afirma Nebahat Gezici, que encontró refugio para sus tres hijos, su madre y su cuñada en una de las carpas instaladas por la Media Luna Roja en un terreno de fútbol.
"No tenemos calefacción, no recibimos mantas, ni siquiera aspirinas", continuó la madre de Gezici.
Y las críticas y sospechas se abaten sobre el ayuntamiento, en manos del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, moderado islamista), en el poder, al que se le reprocha favorecer a sus electores, las tribus conservadoras de los pueblos de alrededor, kurdas pero sin reivindicaciones comunitarias.
Los socorristas proseguían este martes una carrera contrarreloj en Turquía para encontrar a supervivientes entre los escombros dos días después del seísmo que sacudió la provincia oriental turca de Van dejando al menos 459 muertos y decenas de desaparecidos.
No obstante, varias personas, entre las que se encontraba un bebé de unos quince días, pudieron ser rescatadas con vida de los escombros.
Así, los socorristas rescataron primero a la pequeña Azra, de sólo quince días, y poco después a su madre y a su abuela en Ercis, la ciudad más devastada por el violento terremoto.
Posteriormente, un niño de 10 años fue rescatado de entre los escombros de su casa en la provincia de Van, más de 54 horas después del seísmo, informaron los canales de televisión. Los equipos de rescate trabajaron durante toda la tarde para salvar a Serhat Gul, atrapado desde el domingo bajo los escombros de su casa en el centro de la ciudad de Van, anunció el canal NTV.
El terremoto del domingo, de magnitud 7,2, dejó 459 muertos y 1.350 heridos, según el último balance provisional difundido este martes por la Dirección Oficial de Situaciones de Emergencia.
Cientos de socorristas seguían trabajando por la noche para intentar encontrar a más supervivientes. Durante la noche del lunes y la madrugada de este martes, centenares de socorristas habían trabajado sin respiro bajo una temperatura glacial en busca de supervivientes. Treinta y cinco horas después de que temblara la tierra, una mujer embarazada y sus dos hijos habían sido rescatados de entre los escombros de un edificio público en Ercis, informó el diario Hürriyet.
Unas horas antes un policía y su mujer fueron hallados vivos en esta ciudad, según los canales de televisión.
Pero a pesar de estos rescates, son sobre todo cuerpos los que fueron retirados de las construcciones derrumbadas.
"Cientos o tal vez miles de personas siguen atrapadas bajo los escombros", declaró a la prensa una portavoz de la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR) en Ginebra, Jessica Sallabank.
El organismo de situaciones de emergencia registró más de 2.250 construcciones derrumbadas en la zona afectada, principalmente en las ciudades de Ercis, de unos 75.000 habitantes, y en Van, la capital regional, con un rico patrimonio histórico, situada a orillas de un lago rodeado de montañas nevadas y que cuenta con unos 380.000 habitantes.
Muchos supervivientes intentaban calentarse con fogatas a la espera de la distribución de ayuda por parte de la Media Luna Roja y otras organizaciones caritativas.
Dos pueblos de carpas fueron montados y se organizó la distribución de alimentos para sus habitantes, cuya gran mayoría no se anima a regresar a sus hogares dañados por el temblor o por el temor a las réplicas.
Pero no todos están satisfechos. "Aquí sólo nos dan pan y agua", afirma Nebahat Gezici, que encontró refugio para sus tres hijos, su madre y su cuñada en una de las carpas instaladas por la Media Luna Roja en un terreno de fútbol.
"No tenemos calefacción, no recibimos mantas, ni siquiera aspirinas", continuó la madre de Gezici.
Y las críticas y sospechas se abaten sobre el ayuntamiento, en manos del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, moderado islamista), en el poder, al que se le reprocha favorecer a sus electores, las tribus conservadoras de los pueblos de alrededor, kurdas pero sin reivindicaciones comunitarias.