Miles de manifestantes exigen la dimisión del presidente yemení
Aden, EP
Miles de manifestantes han salido a las calles de Saná para exigir la dimisión del presidente de Yemen, Alí Abdulá Salé, que el viernes pasado regresó a su país desde Arabia Saudí, donde estuvo tres meses recuperándose tras el intento de asesinato que sufrió en Yemen el pasado mes de junio.
"¡El pueblo quiere reconstruir Yemen!", han gritado los manifestantes, ondeando la bandera nacional y portando fotografías de algunas de las cien personas que murieron en los últimos incidentes violentos en el marco de las protestas que comenzaron hace ocho meses.
El intento de hace diez días de aumentar la fuerza de las protestas realizándolas en territorio controlado por el Gobierno desencadenó intensos enfrentamientos entre fuerzas leales a Salé y fuerzas leales al general Alí Mohsen, que abandonó el Ejército para apoyar y proteger a los manifestantes.
Muchos creían que el regreso de Salé iba a agravar la violencia en Saná, pero ahora hay menos enfrentamientos, aunque en las calles hay muchos soldados y vehículos blindados. Los manifestantes, que han desfilado frente a decenas de hombres de las fuerzas de Mohsen, han coreado este martes que son "pacíficos" y que no quieren "una guerra civil".
Mientras, sigue sin haber avances respecto al plan propuesto por el Consejo de Cooperación del Golfo para que Salé abandone el poder. Algunos negociadores han acusado al partido gobernante de utilizar la noticia de la vuelta del presidente como distracción para retrasar la firma del acuerdo.
Salé afirmó en tres ocasiones que iba a firmarlo y luego se echó atrás, aunque sigue diciendo que considera que es una buena forma de poner fin a la crisis. El partido gobernante ha dicho que quiere seguir negociando para completar el acuerdo, mientras que la oposición cree que el plan no necesita cambios y que no hay nada de qué hablar.
Abduqassim Nassiri, un hombre de 65 años que ha participado en la protesta de este martes, ha advertido de que "estas negociaciones políticas son interminables" y están "destruyendo la revolución". "Tenemos que seguir presionando, tenemos que cambiar el régimen, creo que merece la pena morir por ello", ha señalado.
Miles de manifestantes han salido a las calles de Saná para exigir la dimisión del presidente de Yemen, Alí Abdulá Salé, que el viernes pasado regresó a su país desde Arabia Saudí, donde estuvo tres meses recuperándose tras el intento de asesinato que sufrió en Yemen el pasado mes de junio.
"¡El pueblo quiere reconstruir Yemen!", han gritado los manifestantes, ondeando la bandera nacional y portando fotografías de algunas de las cien personas que murieron en los últimos incidentes violentos en el marco de las protestas que comenzaron hace ocho meses.
El intento de hace diez días de aumentar la fuerza de las protestas realizándolas en territorio controlado por el Gobierno desencadenó intensos enfrentamientos entre fuerzas leales a Salé y fuerzas leales al general Alí Mohsen, que abandonó el Ejército para apoyar y proteger a los manifestantes.
Muchos creían que el regreso de Salé iba a agravar la violencia en Saná, pero ahora hay menos enfrentamientos, aunque en las calles hay muchos soldados y vehículos blindados. Los manifestantes, que han desfilado frente a decenas de hombres de las fuerzas de Mohsen, han coreado este martes que son "pacíficos" y que no quieren "una guerra civil".
Mientras, sigue sin haber avances respecto al plan propuesto por el Consejo de Cooperación del Golfo para que Salé abandone el poder. Algunos negociadores han acusado al partido gobernante de utilizar la noticia de la vuelta del presidente como distracción para retrasar la firma del acuerdo.
Salé afirmó en tres ocasiones que iba a firmarlo y luego se echó atrás, aunque sigue diciendo que considera que es una buena forma de poner fin a la crisis. El partido gobernante ha dicho que quiere seguir negociando para completar el acuerdo, mientras que la oposición cree que el plan no necesita cambios y que no hay nada de qué hablar.
Abduqassim Nassiri, un hombre de 65 años que ha participado en la protesta de este martes, ha advertido de que "estas negociaciones políticas son interminables" y están "destruyendo la revolución". "Tenemos que seguir presionando, tenemos que cambiar el régimen, creo que merece la pena morir por ello", ha señalado.