Los gadafistas resisten hasta la última bala
Las fuerzas leales al dictador libio repelen los ataques de los rebeldes, contraatacan en Bani Walid y fuerzan un repliegue que hunde la moral de los sublevados
Trípoli, El País
Si la guerra es un estado de ánimo, ayer el de los rebeldes libios no parecía vivir su mejor momento. Más de una semana después de que expirase el ultimátum concedido a las tropas de Muamar el Gadafi para que se rindieran, el nuevo Gobierno interino no ha conquistado ni uno solo de los cuatro bastiones en manos del enemigo. Cada día que pasa solo cosecha heridos y algún que otro muerto.
En un gesto poco frecuente en las últimas semanas, el Consejo Nacional de Transición envió al coronel Ahmed Bani para que informase a los periodistas sobre cómo iban las cosas en el frente. Y el oficial dijo lo que se esperaba que dijera: que en unos cuantos días -no horas- caerían Sirte y Bani Walid, y una vez que cayeran estas dos ciudades, los gadafistas de Jufra y Sabha tardarían poco en rendirse.
El militar dijo también que el problema con Bani Walid era la geografía, muy montañosa, y eso había permitido que los "francotiradores mercenarios" de Gadafi disparasen contra las "tropas revolucionarias" desde lo alto de las montañas. Pero el norte de Bani Walid ya estaba bajo control de los rebeldes, según el coronel. Y en cuanto a Sirte, ya se había conquistado el aeropuerto y algunas de las zonas mejor protegidas por Gadafi. Una vez hecho esto, el momento en que los rebeldes tomasen la ciudad natal del dictador solo iba a ser cuestión de días.
Pero lo cierto es que en Bani Walid los gadafistas no solo resistieron los embates del enemigo sino que contraatacaron con artillería pesada y expulsaron a los rebeldes de un puesto de control que habían tomado hace más de una semana. De pronto, los milicianos se vieron huyendo hacia Trípoli perseguidos en medio del desierto. Fueron solo unos kilómetros, los que pueden haber entre tener la moral alta y tener miedo.
A las Urgencias del Hospital Central de Trípoli, a unos 170 kilómetros del frente, llegaron varios milicianos heridos en Bani Walid. En la ofensiva fracasada del viernes fueron 15 los militares que necesitaron tratamiento. Pero más que unas cuantas decenas de hombres, lo que parecía haber quedado herido era el orgullo de unas tropas que tomaron Trípoli hace un mes y apenas han logrado avanzar en sus posiciones desde entonces.
En cuanto a Sirte, el portavoz militar de Gadafi, Musa Ibrahim, declaró a Reuters que la OTAN había disparado el día anterior 30 cohetes dirigidos contra el principal hotel y un complejo residencial de 90 pisos. "El resultado ha sido más de 354 muertos, 89 desaparecidos y 700 heridos en una sola noche", añadió Ibrahim. Un portavoz de la OTAN contestó diciendo que "a menudo" esas informaciones de los gadafistas resultan "inconsistentes o infundadas".
Lo cierto es que los rebeldes libios lo tienen casi todo a favor para conquistar las cuatro ciudades que aún quedan bajo el poder de Muamar el Gadafi. Los bombardeos diarios de la OTAN les despejan el camino día y noche, la ONU reconoce al Consejo Nacional de Transición como legítimo representante del país, la comunidad internacional les desbloquea miles de millones de dólares embargados a Gadafi, la televisión está en manos de ellos, la mayor parte del pueblo, también... Y sin embargo, no consiguen colocar su bandera en ninguna de las ciudades sitiadas. Y cada día que pasa frena un poco más la reconstrucción del país. La mayor parte de los campos de petróleo no se pueden poner en marcha, el aeropuerto de Trípoli no entra en funcionamiento y la capital continúa bajo la sombra de la amenaza.
El coronel Ahmed Bani insistió en que los conocimientos tácticos que tienen ahora los rebeldes no son los mismos que hace seis meses y en unos días Libia sería libre por completo. Llevan todas las de ganar y ganarán. Pero Gadafi está vendiendo cara su derrota.
Trípoli, El País
Si la guerra es un estado de ánimo, ayer el de los rebeldes libios no parecía vivir su mejor momento. Más de una semana después de que expirase el ultimátum concedido a las tropas de Muamar el Gadafi para que se rindieran, el nuevo Gobierno interino no ha conquistado ni uno solo de los cuatro bastiones en manos del enemigo. Cada día que pasa solo cosecha heridos y algún que otro muerto.
En un gesto poco frecuente en las últimas semanas, el Consejo Nacional de Transición envió al coronel Ahmed Bani para que informase a los periodistas sobre cómo iban las cosas en el frente. Y el oficial dijo lo que se esperaba que dijera: que en unos cuantos días -no horas- caerían Sirte y Bani Walid, y una vez que cayeran estas dos ciudades, los gadafistas de Jufra y Sabha tardarían poco en rendirse.
El militar dijo también que el problema con Bani Walid era la geografía, muy montañosa, y eso había permitido que los "francotiradores mercenarios" de Gadafi disparasen contra las "tropas revolucionarias" desde lo alto de las montañas. Pero el norte de Bani Walid ya estaba bajo control de los rebeldes, según el coronel. Y en cuanto a Sirte, ya se había conquistado el aeropuerto y algunas de las zonas mejor protegidas por Gadafi. Una vez hecho esto, el momento en que los rebeldes tomasen la ciudad natal del dictador solo iba a ser cuestión de días.
Pero lo cierto es que en Bani Walid los gadafistas no solo resistieron los embates del enemigo sino que contraatacaron con artillería pesada y expulsaron a los rebeldes de un puesto de control que habían tomado hace más de una semana. De pronto, los milicianos se vieron huyendo hacia Trípoli perseguidos en medio del desierto. Fueron solo unos kilómetros, los que pueden haber entre tener la moral alta y tener miedo.
A las Urgencias del Hospital Central de Trípoli, a unos 170 kilómetros del frente, llegaron varios milicianos heridos en Bani Walid. En la ofensiva fracasada del viernes fueron 15 los militares que necesitaron tratamiento. Pero más que unas cuantas decenas de hombres, lo que parecía haber quedado herido era el orgullo de unas tropas que tomaron Trípoli hace un mes y apenas han logrado avanzar en sus posiciones desde entonces.
En cuanto a Sirte, el portavoz militar de Gadafi, Musa Ibrahim, declaró a Reuters que la OTAN había disparado el día anterior 30 cohetes dirigidos contra el principal hotel y un complejo residencial de 90 pisos. "El resultado ha sido más de 354 muertos, 89 desaparecidos y 700 heridos en una sola noche", añadió Ibrahim. Un portavoz de la OTAN contestó diciendo que "a menudo" esas informaciones de los gadafistas resultan "inconsistentes o infundadas".
Lo cierto es que los rebeldes libios lo tienen casi todo a favor para conquistar las cuatro ciudades que aún quedan bajo el poder de Muamar el Gadafi. Los bombardeos diarios de la OTAN les despejan el camino día y noche, la ONU reconoce al Consejo Nacional de Transición como legítimo representante del país, la comunidad internacional les desbloquea miles de millones de dólares embargados a Gadafi, la televisión está en manos de ellos, la mayor parte del pueblo, también... Y sin embargo, no consiguen colocar su bandera en ninguna de las ciudades sitiadas. Y cada día que pasa frena un poco más la reconstrucción del país. La mayor parte de los campos de petróleo no se pueden poner en marcha, el aeropuerto de Trípoli no entra en funcionamiento y la capital continúa bajo la sombra de la amenaza.
El coronel Ahmed Bani insistió en que los conocimientos tácticos que tienen ahora los rebeldes no son los mismos que hace seis meses y en unos días Libia sería libre por completo. Llevan todas las de ganar y ganarán. Pero Gadafi está vendiendo cara su derrota.