Las redes sociales, ¿herramienta u obstáculo para las revoluciones?

¿Crees que internet ayuda, disuade o distrae a los revolucionarios? (AFP).

Agencias
Este ha sido el año de las ofensivas en contra de las redes sociales.
Primero fue Egipto, donde el gobierno bloqueó internet en enero, en medio de protestas que derrocaron al gobierno de 30 años del presidente Hosni Mubarak.
Luego fue Libia, donde pasó algo similar.
Y, más recientemente, el primer ministro del Reino Unido, David Cameron, dijo que estaba considerando el cierre de los canales digitales de comunicación durante los disturbios que amenazaron la seguridad del país. Como Mark Milian informó, Reino Unido ha dado marcha atrás desde esa afirmación, pero la discusión causó mucha controversia en línea.

Detrás de todos estos acontecimientos existe una teoría: que las nuevas tecnologías de comunicación —desde Facebook y Twitter hasta BlackBerry Messenger— ayudan a la gente a movilizarse y rebelarse contra los gobiernos. Los expertos en tecnología tienden a ver internet y a los medios sociales como fuerzas democratizadoras, herramientas digitales que pueden ser utilizadas para derrocar dictadores y desencadenar un cambio.

Tal vez Wael Ghonim, el empleado de Google que ayudó a organizar la revolución 2.0 de Egipto, verbaliza mejor esta teoría: "Si quieres liberar a una sociedad, sólo dale internet".

Pero ¿y si eso no es cierto?

Ése es básicamente el argumento de Navid Hassanpour, un estudiante de ciencias políticas de posgrado en Yale, quien escribe en un artículo reciente y ampliamente discutido en Estados Unidos que las redes sociales, de hecho, lastiman la oportunidad de un grupo en particular de organizar una revolución significativa y exitosa.

"Las redes sociales pueden actuar en contra de la movilización de las bases", escribe. "Desalientan la comunicación cara a cara y la presencia masiva en las calles. Al igual que los medios de comunicación más tradicionales y altamente visibles, crean una mayor conciencia de los riesgos involucrados en las protestas, lo cual a su vez puede desalentar a la gente de participar en manifestaciones".

Hassanpour utiliza modelos matemáticos para mostrar que este fue el caso en Egipto.

Para poner esto en el contexto de la cultura pop, piensa en las fotos de tus amigos en Facebook. Hasta cierto punto, ver lo que están haciendo todo el tiempo podría evitar que realmente te reúnas con ellos en persona para comunicarte. Y la interacción cara a cara es fundamental para la movilización política, dice Hassanpour.

Así es como The New York Times lo explica: "Todos los mensajes en Twitter y publicaciones en los muros de Facebook son ideales para la organización y para difundir un mensaje de protesta, pero también pueden propagar un mensaje de advertencia, retraso, confusión o, 'yo no tengo tiempo para todo esto de la política, ¿ya viste lo que Lady Gaga está usando?'".

En la ausencia de todo este zumbido digital, dice, la gente se organiza.

"Nos volvemos realmente más normales cuando en realidad sabemos lo que está pasando —somos más impredecibles cuando no lo sabemos— en una escala masiva que tiene implicaciones interesantes", dijo el Hassanpour al Times en una entrevista.

Hassanpour no es el primero en argumentar en contra de la creencia popular de que las redes sociales ayudan a iniciar la chispa de la revolución.

Evgeny Morozov, un profesor visitante en la Universidad de Stanford y autor del reciente libro The Net Delusion: The Dark Side of Internet Freedom, dice que los dictadores usan las redes sociales para rastrear y reprimir a los disidentes.

"Las personas que se preocupan por la libertad y la democracia, y por la creación de valores democráticos en el extranjero —aquellos de nosotros en Occidente que estamos preocupados por todo eso— probablemente estemos mucho mejor pensando lo peor", dijo a CNN en febrero. "Estamos mucho mejor suponiendo que internet fortalecerá los dictadores".

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