La Unión Europea está en crisis; ¿sobrevivirá?
Bruselas, AP
Hasta recientemente, la idea de que la Unión Europea de 27 naciones pudiera desintegrarse hubiera sido impensable, ya que unir a un continente desgarrado por dos guerras mundiales fue considerado un éxito diplomático vigorizante.
Pero los dos logros más preciados de la UE —una divisa común y el libre traslado de personas a través de sus fronteras— están bajo amenaza. Y la posibilidad de que el experimento de décadas de duración que es la UE pudiera no sobrevivir en su forma actual ha entrado ahora en debate.
Jacek Rostowski, ministro polaco de Finanzas, ha planteado la perspectiva de que la UE pudiera dividirse. La canciller alemana Angela Merkel dijo que si fracasa su divisa común, el euro, entonces Europa también lo haría. Y expertos señalan que la estabilidad del euro de ninguna manera está asegurada. George Osborne, canciller de Gran Bretaña, ha dicho que sólo quedan unas semanas para salvarlo.
El miércoles, José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea, brazo ejecutivo de la UE, describió el estado de la unión en términos inusualmente sombríos. La UE, dijo, estaba enfrentando el mayor reto desde su creación.
"Estamos en un momento crucial en la historia", señaló. "Si no avanzamos con más unificación, sufriremos más fragmentación", agregó.
Ninguno de estos funcionarios está pronosticando la defunción de la UE, pero que estén discutiendo sobre esa posibilidad es un indicio de la gravedad de la situación.
Desde la década de 1950, el fortalecimiento de la integración europea ha sido lento y esporádico, pero también inexorable. En 1951, seis países formaron la Comunidad Europea del Carbón y Acero. En 1957, éstos establecieron la Comunidad Económica Europea.
En 1985, se firmó el Acuerdo de Schengen con la finalidad de abolir revisiones en las fronteras entre países miembros. En el 2002, se realizó sin dificultad el cambio de divisas nacionales al euro; y ahora 17 naciones comparten la divisa.
Con el tiempo, la UE ha crecido de seis naciones a 27, y actualmente alberga a más de 500 millones de personas.
El reto ahora es cómo manejar una divisa que cubre 17 países, y un área para viajar sin fronteras de 25 naciones —incluidas algunas fuera de la UE— sin una autoridad central fuerte. De la forma como se está manejando actualmente la UE, las decisiones deben ser aprobadas de manera unánime, lo que significa que un solo país puede bloquear medidas.
Es por eso que Holanda ha podido bloquear el ingreso de Serbia al grupo.
Sin reglas más claras, la UE tendrá que moderar dramáticamente sus ambiciones, dijo Karel Lannoo, director del Centro para el Estudio de Política Europea, con sede en Bruselas.
"Tiene que ser mucho más consistente en la forma en que trabaja como una estructura federal", señaló el miércoles, citando el modelo de Estados Unidos, donde la jerarquía entre los estados y el gobierno federal está bien definida.
Tal como está, señaló, algunos países de la UE simplemente no aceptan reglas que no les gustan.
Ese mismo punto fue abordado el miércoles por Barroso en su informe del estado de la unión ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo, Francia, cuando pidió una autoridad central más fuerte y condenó abiertamente "la restricción de la unanimidad".
"El paso de nuestra misión conjunta no puede ser dictado por los más lentos", enfatizó.
Hasta recientemente, la idea de que la Unión Europea de 27 naciones pudiera desintegrarse hubiera sido impensable, ya que unir a un continente desgarrado por dos guerras mundiales fue considerado un éxito diplomático vigorizante.
Pero los dos logros más preciados de la UE —una divisa común y el libre traslado de personas a través de sus fronteras— están bajo amenaza. Y la posibilidad de que el experimento de décadas de duración que es la UE pudiera no sobrevivir en su forma actual ha entrado ahora en debate.
Jacek Rostowski, ministro polaco de Finanzas, ha planteado la perspectiva de que la UE pudiera dividirse. La canciller alemana Angela Merkel dijo que si fracasa su divisa común, el euro, entonces Europa también lo haría. Y expertos señalan que la estabilidad del euro de ninguna manera está asegurada. George Osborne, canciller de Gran Bretaña, ha dicho que sólo quedan unas semanas para salvarlo.
El miércoles, José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea, brazo ejecutivo de la UE, describió el estado de la unión en términos inusualmente sombríos. La UE, dijo, estaba enfrentando el mayor reto desde su creación.
"Estamos en un momento crucial en la historia", señaló. "Si no avanzamos con más unificación, sufriremos más fragmentación", agregó.
Ninguno de estos funcionarios está pronosticando la defunción de la UE, pero que estén discutiendo sobre esa posibilidad es un indicio de la gravedad de la situación.
Desde la década de 1950, el fortalecimiento de la integración europea ha sido lento y esporádico, pero también inexorable. En 1951, seis países formaron la Comunidad Europea del Carbón y Acero. En 1957, éstos establecieron la Comunidad Económica Europea.
En 1985, se firmó el Acuerdo de Schengen con la finalidad de abolir revisiones en las fronteras entre países miembros. En el 2002, se realizó sin dificultad el cambio de divisas nacionales al euro; y ahora 17 naciones comparten la divisa.
Con el tiempo, la UE ha crecido de seis naciones a 27, y actualmente alberga a más de 500 millones de personas.
El reto ahora es cómo manejar una divisa que cubre 17 países, y un área para viajar sin fronteras de 25 naciones —incluidas algunas fuera de la UE— sin una autoridad central fuerte. De la forma como se está manejando actualmente la UE, las decisiones deben ser aprobadas de manera unánime, lo que significa que un solo país puede bloquear medidas.
Es por eso que Holanda ha podido bloquear el ingreso de Serbia al grupo.
Sin reglas más claras, la UE tendrá que moderar dramáticamente sus ambiciones, dijo Karel Lannoo, director del Centro para el Estudio de Política Europea, con sede en Bruselas.
"Tiene que ser mucho más consistente en la forma en que trabaja como una estructura federal", señaló el miércoles, citando el modelo de Estados Unidos, donde la jerarquía entre los estados y el gobierno federal está bien definida.
Tal como está, señaló, algunos países de la UE simplemente no aceptan reglas que no les gustan.
Ese mismo punto fue abordado el miércoles por Barroso en su informe del estado de la unión ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo, Francia, cuando pidió una autoridad central más fuerte y condenó abiertamente "la restricción de la unanimidad".
"El paso de nuestra misión conjunta no puede ser dictado por los más lentos", enfatizó.