La transición en Egipto se prolonga más y más
EL CAIRO, AFP
Bastaron 18 días de manifestaciones para poner fin a 30 años de reino del ex presidente egipcio Hosni Mubarak, pero quizás se necesitarán 18 meses después de su derrocamiento para ver a los generales que lo remplazaron dejar el poder.
El ejército, que dirige el país desde la renuncia del 'rais', presionado por las manifestaciones el 11 de febrero, se comprometió a entregar el poder a los civiles después de la celebración de una elección presidencial. Según un calendario anunciado esta semana, ésto podría durar hasta agosto de 2012.
El presidente de la comisión electoral indicó que los comicios para la cámara baja del Parlamento tendrían lugar a tres vueltas, del 21 de noviembre al 3 de enero.
En cuanto a las elecciones senatoriales, éstas comenzarán el 22 de enero para terminar el 4 de marzo.
El ejército había dicho que después de estas elecciones, una comisión iba a elaborar una Constitución para reemplazar la vigente, bajo Mubarak y suspendida después de su derrocamiento. La comisión tendrá seis meses para trabajar, después de lo cual Egipto votará por un presidente.
En febrero, pocos entre los cientos de miles de personas que desafiaron a la policía y a los esbirros del régimen para exigir la democracia podrían imaginar que el fin del régimen Mubarak llevaría a un poder militar prolongado.
El propio ejército había evocado la posibilidad, justo después de la salida de Mubarak, de culminar en seis meses la transición hacia un poder civil, para luego dar entender que ésto sería antes de que terminara 2011.
Actualmente, un responsable militar que mantuvo el anonimato, afirma que el ejército no es responsable de esos atrasos.
El país sigue siendo teatro de violencias esporádicas y la policía vuelve a las calles sólo ocasionalmente para mantener el orden .
El responsable militar declaró que la decisión de celebrar elecciones de diputados y senadores separadamente, lo que prolongará el periodo de transición, fue adoptada a petición de los jueces, que dijeron no ser lo bastante numerosos para vigilar ambas al mismo tiempo.
Hasta ahora, la transición ha estado marcada por una multitud de demandas a veces confusas de otros tantos grupos y partidos políticos, con respuestas igualmente confusas de los militares y del gobierno de transición.
Los manifestantes que derrocaron a Mubarak prostestan ahora contra el poder militar que lo reemplazó, personificado por el jefe del Consejo militar, el mariscal Hussein Tantaui.
Sin embargo, varios grupos laicos piden al mismo tiempo que se posterguen las legislativas, pues temen que sus rivales islamistas, mejor organizados y sin problema de financiamiento, obtengan la mayoría de los escaños.
Según el analista Nabil Abdel Fattah, las demandas contradictorias son el resultado de las debilidades del gobierno del primer ministro Essam Charaf bajo tutela de los militares.
Los Hermanos Musulmanes, la fuerza que tiene la reputación de ser la más estructurada, reclaman legislativas lo antes posible, pues sospechan que los militares quieren quedarse lo máximo posible en el poder. En un reciente comunicado, la cofradía criticó "una lentitud inaceptable e injustificada del gobierno y del Consejo militar" en la transferencia del poder a los civiles, agregando que "el verdadero problema es que no hay convicción de que el pueblo es la fuente de la legitimidad".
A estos problema de agenda se agrega el del modo de votación -que sigue en debate- y una polémica no dirimida sobre la adopción o no, a falta de una Constitución, de una declaración de principios fundamentales antes de las legislativas.
Bastaron 18 días de manifestaciones para poner fin a 30 años de reino del ex presidente egipcio Hosni Mubarak, pero quizás se necesitarán 18 meses después de su derrocamiento para ver a los generales que lo remplazaron dejar el poder.
El ejército, que dirige el país desde la renuncia del 'rais', presionado por las manifestaciones el 11 de febrero, se comprometió a entregar el poder a los civiles después de la celebración de una elección presidencial. Según un calendario anunciado esta semana, ésto podría durar hasta agosto de 2012.
El presidente de la comisión electoral indicó que los comicios para la cámara baja del Parlamento tendrían lugar a tres vueltas, del 21 de noviembre al 3 de enero.
En cuanto a las elecciones senatoriales, éstas comenzarán el 22 de enero para terminar el 4 de marzo.
El ejército había dicho que después de estas elecciones, una comisión iba a elaborar una Constitución para reemplazar la vigente, bajo Mubarak y suspendida después de su derrocamiento. La comisión tendrá seis meses para trabajar, después de lo cual Egipto votará por un presidente.
En febrero, pocos entre los cientos de miles de personas que desafiaron a la policía y a los esbirros del régimen para exigir la democracia podrían imaginar que el fin del régimen Mubarak llevaría a un poder militar prolongado.
El propio ejército había evocado la posibilidad, justo después de la salida de Mubarak, de culminar en seis meses la transición hacia un poder civil, para luego dar entender que ésto sería antes de que terminara 2011.
Actualmente, un responsable militar que mantuvo el anonimato, afirma que el ejército no es responsable de esos atrasos.
El país sigue siendo teatro de violencias esporádicas y la policía vuelve a las calles sólo ocasionalmente para mantener el orden .
El responsable militar declaró que la decisión de celebrar elecciones de diputados y senadores separadamente, lo que prolongará el periodo de transición, fue adoptada a petición de los jueces, que dijeron no ser lo bastante numerosos para vigilar ambas al mismo tiempo.
Hasta ahora, la transición ha estado marcada por una multitud de demandas a veces confusas de otros tantos grupos y partidos políticos, con respuestas igualmente confusas de los militares y del gobierno de transición.
Los manifestantes que derrocaron a Mubarak prostestan ahora contra el poder militar que lo reemplazó, personificado por el jefe del Consejo militar, el mariscal Hussein Tantaui.
Sin embargo, varios grupos laicos piden al mismo tiempo que se posterguen las legislativas, pues temen que sus rivales islamistas, mejor organizados y sin problema de financiamiento, obtengan la mayoría de los escaños.
Según el analista Nabil Abdel Fattah, las demandas contradictorias son el resultado de las debilidades del gobierno del primer ministro Essam Charaf bajo tutela de los militares.
Los Hermanos Musulmanes, la fuerza que tiene la reputación de ser la más estructurada, reclaman legislativas lo antes posible, pues sospechan que los militares quieren quedarse lo máximo posible en el poder. En un reciente comunicado, la cofradía criticó "una lentitud inaceptable e injustificada del gobierno y del Consejo militar" en la transferencia del poder a los civiles, agregando que "el verdadero problema es que no hay convicción de que el pueblo es la fuente de la legitimidad".
A estos problema de agenda se agrega el del modo de votación -que sigue en debate- y una polémica no dirimida sobre la adopción o no, a falta de una Constitución, de una declaración de principios fundamentales antes de las legislativas.