Jefe policial egipcio niega haber recibido órdenes de disparar
El Cairo, AP
Un alto mando policial dijo el lunes que no hubo orden de disparar contra los manifestantes en la cairota Plaza Tahrir al brindar testimonio durante el juicio del derrocado presidente Hosni Mubarak, donde él es acusado de complicidad en la muerte de manifestantes egipcios durante las protestas callejeras contra el régimen.
El general de la Policía Hussein Moussa hizo la declaración luego de ser citado por la fiscalía, que esperaba que aclarara quién dio la orden para que la fuerza pública disparara contra los manifestantes, pero sorprendió a los asistentes.
Moussa dijo que los agentes recibieron solamente orden de usar gases lacrimógenos y balas de goma, y que recurrieron al fuego real solamente para proteger las comisarías.
Moussa fue el primer testigo llamado a declarar en un juicio dominado por cuestiones de procedimiento desde que comenzó el 3 de agosto.
Frente a la sede policial donde se efectúa el juicio, centenares de familiares de los manifestantes muertos se enfrentaron con la fuerza pública e intentaron invadir el edificio, frustrados por la prohibición de asistir.
Las retransmisiones en directo de televisión del juicio han sido suspendidas por orden del juez, lo que ha enfurecido a muchos egipcios que deseaban ver el procesamiento de un hombre que gobernó el país durante casi 30 años, ampliamente odiado por encabezar un régimen plagado de corrupción, abusos policiales y un gobierno monopartidista.
En la sala del juicio, los abogados partidarios del ex mandatario y los opuestos a Mubarak se enzarzaron a puñetazos después que un incondicional del ex mandatario que se encontraba en la audiencia sacara una foto del presidente depuesto.
Uno de los letrados se sacó los zapatos y golpeó a otro con ellos entre insultos e improperios, lo que obligó al juez a postergar brevemente la sesión, según el abogado Mohammed Damaty, que representa a los familiares de las víctimas.
Como en sesiones anteriores, Mubarak, de 83 años y gravemente enfermo, fue llevado en una cama de hospital a la jaula de los acusados junto con otros procesados, entre ellos sus dos hijos.
Un alto mando policial dijo el lunes que no hubo orden de disparar contra los manifestantes en la cairota Plaza Tahrir al brindar testimonio durante el juicio del derrocado presidente Hosni Mubarak, donde él es acusado de complicidad en la muerte de manifestantes egipcios durante las protestas callejeras contra el régimen.
El general de la Policía Hussein Moussa hizo la declaración luego de ser citado por la fiscalía, que esperaba que aclarara quién dio la orden para que la fuerza pública disparara contra los manifestantes, pero sorprendió a los asistentes.
Moussa dijo que los agentes recibieron solamente orden de usar gases lacrimógenos y balas de goma, y que recurrieron al fuego real solamente para proteger las comisarías.
Moussa fue el primer testigo llamado a declarar en un juicio dominado por cuestiones de procedimiento desde que comenzó el 3 de agosto.
Frente a la sede policial donde se efectúa el juicio, centenares de familiares de los manifestantes muertos se enfrentaron con la fuerza pública e intentaron invadir el edificio, frustrados por la prohibición de asistir.
Las retransmisiones en directo de televisión del juicio han sido suspendidas por orden del juez, lo que ha enfurecido a muchos egipcios que deseaban ver el procesamiento de un hombre que gobernó el país durante casi 30 años, ampliamente odiado por encabezar un régimen plagado de corrupción, abusos policiales y un gobierno monopartidista.
En la sala del juicio, los abogados partidarios del ex mandatario y los opuestos a Mubarak se enzarzaron a puñetazos después que un incondicional del ex mandatario que se encontraba en la audiencia sacara una foto del presidente depuesto.
Uno de los letrados se sacó los zapatos y golpeó a otro con ellos entre insultos e improperios, lo que obligó al juez a postergar brevemente la sesión, según el abogado Mohammed Damaty, que representa a los familiares de las víctimas.
Como en sesiones anteriores, Mubarak, de 83 años y gravemente enfermo, fue llevado en una cama de hospital a la jaula de los acusados junto con otros procesados, entre ellos sus dos hijos.