Estados Unidos conmemora los peores atentados de su historia

Nueva York, AFP
Estados Unidos conmemora el próximo domingo el décimo aniversario de los atentados del 11 de septiembre, el atentado más duro de su historia, que dejó unos 3.000 muertos y se ha convertido en una marca imborrable en el inconsciente colectivo de sus ciudadanos.

Diez años después de los ataques de la organización Al Qaeda contra las Torres Gemelas en Nueva York y el Pentágono en Washington, los estadounidenses se encuentran involucrados aún en dos guerras, en Afganistán e Irak, que les han costado miles de muertos y han afectado seriamente su economía.

Al revisar el domingo el balance de la "guerra contra el terrorismo" lanzada tras el 11 de septiembre de 2001, EEUU podrá así enarbolar la bandera de la eliminación del líder de Al Qaeda y cerebro de los atentados, Osama bin Laden, muerto en una operación realizada en mayo pasado en Pakistán.

Pero, aún así, los estadounidenses siguen luchando contra las huellas que ha dejado el 11 de septiembre, que fue definido por algunos psiquiatras como el día de la "la expulsión de Disneylandia".

El 97% de la población recuerda dónde estaba cuando se enteró de la noticia, según una encuesta difundida la semana pasada que coloca a los ataques a la par del asesinato del presidente John F. Kennedy, en 1963, en términos de impacto en el inconsciente colectivo.

El domingo, el presidente estadounidense, Barack Obama, asistirá en Nueva York a una ceremonia junto con su predecesor, George W. Bush, el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, y quien estuviera al frente de la alcaldía en 2001, Rudolph Giuliani.

Tal como se viene realizado cada año desde 2001, habrá cuatro minutos de silencio a las 08h46 locales, 09h03, 09h59 y 10h28, los dos primeros en recuerdo de los momentos en que los dos aviones de línea secuestrados impactaron en las torres del World Trade Center (WTC), y los restantes en referencia al instante en el que se desplomaron.

En esta ocasión, además, se inaugurará el memorial del 11 de septiembre, un espacio público símbolo de la reconstrucción efectuado en la zona del sur de Manhattan afectada por los ataques.

Simples y deslumbrantes, las dos grandes fuentes y sus paredes de agua que fluye sin cesar, erigidas en el lugar exacto donde se encontraban las Torres Gemelas, se convertirán con seguridad en uno de los monumentos más queridos de los estadounidenses.

Cerca del memorial se está elevando la principal torre del nuevo complejo, One World Trade Center, construida ya en tres cuartas partes y que alcanzará 1.776 pies (541 metros), para convertirse en el edificio más alto de Estados Unidos. Su altura en pies corresponde al año de la independencia estadounidense.

"Nueva York se ha recuperado más rápido de lo que cualquiera hubiera pensado", dijo este martes el alcalde Bloomberg al presentar los trabajos realizados y en curso alrededor del lugar conocido como 'Zona Cero'.

"No hay desafío que este país no pueda enfrentar. Ésa es la lección final de la última década", agregó Bloomberg, recordando el impresionante movimiento de solidaridad que se puso en marcha apenas consumados los atentados.

Obama visitará también el Pentágono en Washington, donde se estrelló un tercer avión secuestrado, y Shanksville (Pennsylvania), lugar en el que cayó un cuarto aparato, después de que los pasajeros se enfrentasen a los secuestradores que habían tomado el control de la nave.

La unidad y emoción que se vivirá el domingo en todo el país ocultará momentáneamente las divisiones cada vez más fuertes entre demócratas y conservadores sobre el camino a tomar para sacar a Estados Unidos de su peor crisis económica desde 1930.

Responsables en gran parte del enorme endeudamiento público del país, que recientemente ha perdido por primera vez la maxima nota crediticia de la agencia de calificación financiera Standard and Poor's, son las guerras lanzadas en Afganistán (2001) e Irak (2003).

Estos dos conflictos han costado la vida de 6.000 soldados estadounidenses, cientos de efectivos de países aliados y decenas de miles de civiles afganos, paquistaníes e iraquíes, afectando seriamente la imagen de Washington en el mundo entero.

En Afganistán en particular, la guerra parece imposible de ganar ante la feroz resistencia talibán en vastas zonas del país.

Los atentados afectaron de tal modo el sentimiento de invulnerabilidad de la primera potencia económica y militar del mundo, que uno de cada tres estadounidenses cree que su país no sufrió un nuevo ataque desde el 11 de septiembre de 2001 por una cuestión de suerte, según un reciente sondeo.

Aún así, un 43% de las personas consultadas cree que el Gobierno de Estados Unidos "ha hecho un buen trabajo para proteger al país".

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