El caos y la falta de coordinación socavan las filas antigadafistas en Libia
Trípoli, AFP
Un revolucionario pierde el control de su arma, que comienza a disparar hacia todos lados; un obús estalla por error y causa un muerto: el caos, pero también la falta de coordinación, son el pan de cada día para las fuerzas del nuevo régimen en el frente libio de Bani Walid.
Casi una semana después del asalto lanzado contra este importante oasis, bastión del derrocado régimen de Muamar Gadafi, las fuerzas del Consejo nacional de transición (CNT), apenas si han avanzado y como todos los días registran bajas en sus filas.
Los combatientes explican esas dificultades por una falta de coordinación y por la ausencia de una comandancia unificada para esta batalla en el desierto, 170 km al sureste de Trípoli.
Incluso algunos acusan de "traición" a sus camaradas oriundos de Bani Walid, que vacilan en lanzarse en la ofensiva porque temen por sus familias aún en la ciudad.
"En los próximos días tendremos una mejor organización", afirma el comandante Yussef al Drubi, instalado a 30 kilómetros de Bani Walid, cuando sus combatientes deben replegarse regularmente, sin poder consolidar las posiciones conquistadas dentro de la ciudad.
"Actuamos para tener una mejor coordinación que nos permita funcionar como un (ejército) regular en guerra", agregó.
Signo del caos y de la desorganización, un combatiente pro CNT dispara al aire junto a sus camaradas pero pierde el control de su arma, que continúa disparando sola, hacia todos lados, obligando a las personas a su alrededor a echarse al suelo para evitar las balas.
A unos metros de allí, otros cuatro combatientes circulan a bordo de un vehículo transportando cohetes. De repente uno de ellos estalla, matando a uno de los combatientes.
Las críticas y las protestas se manifiestan, generando discusiones. Algunos combatientes hablan de la posibilidad de llamar a comandantes "más experimentados y mas competentes" para dirigir los combates.
"La coordinación es lo único que nos hace falta" comenta un combatiente ante sus camaradas cerca, de un hospital de campaña establecido para atender a los heridos y recibir los muertos a unos treinta kilómetros del frente.
Para los periodistas en el terreno, la obtención de informaciones es un desafío. Una conferencia de prensa de comandantes locales sobre la evolución de las operaciones militares anunciada para el martes es postergada hasta el miércoles, por "falta de un local adecuado". Finalmente es anulada.
A pesar del anuncio de la creación de un "centro de operaciones" para organizar los combates, la iniciativa no va más allá.
Frente a este desorden generalizado, los pro-Gadafi consiguieron el miércoles hacer blanco en una posición de los combatientes del CNT, situada a unos 15 kilómetros de la ciudad. Cuatro cohetes del tipo Grad impactaron en el puesto, obligando a los anti-Gadafi a escapar en medio de la confusión.
Algunos combatiente enardecidos acusan a los periodistas, cada vez más numerosos en salir de la zona, de dar "directivas" a los pro-Gadafi.
A pesar de todo, Abdalá Kenchil, un responsable local del CNT, anunció una "batalla decisiva" con el apoyo de tanques en las próximas 48 horas.
Pero una vez más, fue desautorizado por el comandante Drubi. "Necesitamos tiempo para preparar bien (el ataque) y estudiar mejor la topografía de la ciudad, y nos daremos el tiempo necesario", explicó justo después del choque entre una ambulancia y un automóvil civil no lejos del hospital de campaña.
Un revolucionario pierde el control de su arma, que comienza a disparar hacia todos lados; un obús estalla por error y causa un muerto: el caos, pero también la falta de coordinación, son el pan de cada día para las fuerzas del nuevo régimen en el frente libio de Bani Walid.
Casi una semana después del asalto lanzado contra este importante oasis, bastión del derrocado régimen de Muamar Gadafi, las fuerzas del Consejo nacional de transición (CNT), apenas si han avanzado y como todos los días registran bajas en sus filas.
Los combatientes explican esas dificultades por una falta de coordinación y por la ausencia de una comandancia unificada para esta batalla en el desierto, 170 km al sureste de Trípoli.
Incluso algunos acusan de "traición" a sus camaradas oriundos de Bani Walid, que vacilan en lanzarse en la ofensiva porque temen por sus familias aún en la ciudad.
"En los próximos días tendremos una mejor organización", afirma el comandante Yussef al Drubi, instalado a 30 kilómetros de Bani Walid, cuando sus combatientes deben replegarse regularmente, sin poder consolidar las posiciones conquistadas dentro de la ciudad.
"Actuamos para tener una mejor coordinación que nos permita funcionar como un (ejército) regular en guerra", agregó.
Signo del caos y de la desorganización, un combatiente pro CNT dispara al aire junto a sus camaradas pero pierde el control de su arma, que continúa disparando sola, hacia todos lados, obligando a las personas a su alrededor a echarse al suelo para evitar las balas.
A unos metros de allí, otros cuatro combatientes circulan a bordo de un vehículo transportando cohetes. De repente uno de ellos estalla, matando a uno de los combatientes.
Las críticas y las protestas se manifiestan, generando discusiones. Algunos combatientes hablan de la posibilidad de llamar a comandantes "más experimentados y mas competentes" para dirigir los combates.
"La coordinación es lo único que nos hace falta" comenta un combatiente ante sus camaradas cerca, de un hospital de campaña establecido para atender a los heridos y recibir los muertos a unos treinta kilómetros del frente.
Para los periodistas en el terreno, la obtención de informaciones es un desafío. Una conferencia de prensa de comandantes locales sobre la evolución de las operaciones militares anunciada para el martes es postergada hasta el miércoles, por "falta de un local adecuado". Finalmente es anulada.
A pesar del anuncio de la creación de un "centro de operaciones" para organizar los combates, la iniciativa no va más allá.
Frente a este desorden generalizado, los pro-Gadafi consiguieron el miércoles hacer blanco en una posición de los combatientes del CNT, situada a unos 15 kilómetros de la ciudad. Cuatro cohetes del tipo Grad impactaron en el puesto, obligando a los anti-Gadafi a escapar en medio de la confusión.
Algunos combatiente enardecidos acusan a los periodistas, cada vez más numerosos en salir de la zona, de dar "directivas" a los pro-Gadafi.
A pesar de todo, Abdalá Kenchil, un responsable local del CNT, anunció una "batalla decisiva" con el apoyo de tanques en las próximas 48 horas.
Pero una vez más, fue desautorizado por el comandante Drubi. "Necesitamos tiempo para preparar bien (el ataque) y estudiar mejor la topografía de la ciudad, y nos daremos el tiempo necesario", explicó justo después del choque entre una ambulancia y un automóvil civil no lejos del hospital de campaña.