Confesiones de Jacqueline Kennedy
El libro, que en España edita Aguilar el 5 de octubre, recoge las confidencias de Jacqueline Kennedy al exasesor de su marido Arthur Schlesinger. Algunas de la personalidades peor paradas: Charles de Gaulle, Lyndon Johnson, Martin Luther King, Indira Ghandi o el matrimonio Eisenhower.
John F. Kennedy es el primer presidente de la era moderna de Estados Unidos. Antes de él, todos fueron personajes en blanco y negro de los que la mayoría de las generaciones presentes saben por los libros de historia, figuras lejanas en el tiempo y, sobre todo, en el afecto. Kennedy es el primero que ganó unas elecciones gracias a la televisión y el primero que comprendió el poder de su personalidad y su imagen, tanto como de su cargo.
Para ayudarle a lograrlo, fue decisiva la colaboración de su esposa, Jacqueline Kennedy, que complementó magistralmente el papel del presidente, no solo para constituir la más perfecta pareja política de la historia, sino para darle a este aún más brillo, gracia y dimensión universal. Jacqueline iluminó la Casa Blanca y convirtió un hermético centro de poder en un divertido club social y en el hogar de todos los norteamericanos. Jacqueline diseñó el Despacho Oval que hoy conocemos y humanizó hasta tal punto las circunstancias de la presidencia de John Kennedy que consiguió que trascendiera más su vida que su obra.
Este es el propósito del libro que acaba de aparecer en Estados Unidos con ocho horas de entrevistas a Jacqueline Kennedy: tratar de hacer justicia con una mujer que vivió callada la construcción de su leyenda y se fue en silencio a la tumba. "John Kennedy hubiera rápidamente asegurado que los principales hitos culturales de su presidencia probablemente no habrían ocurrido si no se hubiera casado con Jacqueline Bouvier", afirma el historiador Michael Beschloss, que ha coordinado, junto a la única hija viva de aquel matrimonio, Caroline Kennedy, la publicación de esta memoria oral.
John F. Kennedy es el primer presidente de la era moderna de Estados Unidos. Antes de él, todos fueron personajes en blanco y negro de los que la mayoría de las generaciones presentes saben por los libros de historia, figuras lejanas en el tiempo y, sobre todo, en el afecto. Kennedy es el primero que ganó unas elecciones gracias a la televisión y el primero que comprendió el poder de su personalidad y su imagen, tanto como de su cargo.
Para ayudarle a lograrlo, fue decisiva la colaboración de su esposa, Jacqueline Kennedy, que complementó magistralmente el papel del presidente, no solo para constituir la más perfecta pareja política de la historia, sino para darle a este aún más brillo, gracia y dimensión universal. Jacqueline iluminó la Casa Blanca y convirtió un hermético centro de poder en un divertido club social y en el hogar de todos los norteamericanos. Jacqueline diseñó el Despacho Oval que hoy conocemos y humanizó hasta tal punto las circunstancias de la presidencia de John Kennedy que consiguió que trascendiera más su vida que su obra.
Este es el propósito del libro que acaba de aparecer en Estados Unidos con ocho horas de entrevistas a Jacqueline Kennedy: tratar de hacer justicia con una mujer que vivió callada la construcción de su leyenda y se fue en silencio a la tumba. "John Kennedy hubiera rápidamente asegurado que los principales hitos culturales de su presidencia probablemente no habrían ocurrido si no se hubiera casado con Jacqueline Bouvier", afirma el historiador Michael Beschloss, que ha coordinado, junto a la única hija viva de aquel matrimonio, Caroline Kennedy, la publicación de esta memoria oral.