Londres admite que "no hay ni la más remota posibilidad" de atacar Siria

Damasco reanuda por segundo día la represión con tanques en Hama.- Hillary Clinton se reúne hoy con activistas sirios

Londres, El País
El ministro británico de Exteriores, William Hague, ha admitido en declaraciones a la BBC que "no hay ni la más remota posibilidad" de que haya un ataque militar contra el régimen sirio a pesar del precedente de Libia. O quizás debido precisamente al precedente de Libia. Sus declaraciones se han realizado horas antes de que anoche se reuniera a puerta cerrada el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en Nueva York para discutir la situación en Siria. Quizás el objetivo de Hague ha sido allanar la posibilidad de que se abra paso una resolución contra Damasco, que hasta ahora ha tropezado con la oposición de países como India, Brasil y, sobre todo, Rusia y China, que no quieren de ninguna manera autorizar una intervención armada en Siria. Un proyecto de resolución europea ha sido repartido entre los miembros del Consejo, pero no se prevé ninguna acción al respecto, precisamente por ese veto.

En Washington, la secretaria de Estado de EE UU se reunirá hoy martes con activistas sirios. Se trata de la primera reunión formal que Hillary Clinton mantendrá con detractores de Bachar el Asad desde que en marzo empezaran las revueltas de la población para pedir una mayor apertura democrática en el país. "Hoy, mientras la campaña de violencia continúa, el presidente el Asad está dejando claro que él y su régimen se quedarán en el pasado, y que será el propio pueblo sirio el que determine su futuro", ha afirmado Clinton en un comunicado, en el que también ha asegurado que el mandatario "ha perdido toda legitimidad".

El régimen de Bachar el Asad, por su parte, no parece dispuesto a ceder ni un milímetro ante los manifestantes que piden democracia. Según la agencia Reuters, tropas del ejército, con el apoyo de tanques, han lanzado nuevos ataques en la ciudad de Hama, provocando la muerte de cuatro civiles en el barrio de Hamidiyah. Con estos cuatro son ya 59 los manifestantes muertos en Hama desde el domingo y 84 en el conjunto del país.

En el terreno diplomático, quizás el hecho más significativo han sido las duras declaraciones del presidente turco, Abdullah Gül, uno de los aliados de Siria. "No podemos mantenernos callados y aceptar esta sangrienta atmósfera justo cuando empieza el Ramadán", ha declarado. "Es imposible mantenerse en silencio ante estos acontecimientos que todos hemos podido ver. Urjo a la administración siria a detener la violencia contra el pueblo y a poner en marcha las reformas necesarias para construir el futuro del país a partir de la paz y la estabilidad", ha añadido.

Presión internacional

La Unión Europea se ha unido a la presión internacional al típico estilo de la burocracia comunitaria: Bruselas ha ampliado con cuatro nuevos nombres la lista de 35 personas del régimen sirio, incluido el presidente El Asad, que tienen sus bienes congelados y a los que no se les permite entrar en territorio comunitario. Los nombres de esas cuatro personas aún no han sido revelados. La representante de la política exterior de la UE, lady Ashton, ha advertido que se darán nuevos pasos "si el liderazgo sirio sigue por este camino".

El jefe del Foreign Office ha apostado también por incrementar la presión sobre Damasco por vía diplomática. Hague se ha inclinado por hacerlo a través del Consejo de Seguridad, como ya han pedido la víspera países como Alemania e Italia, a los que se ha unido Francia. El Consejo de Seguridad está convocado esta noche para discutir la situación a puerta cerrada pero lo máximo que se espera es que el baño de sangre de estos días permita reavivar el proyecto de resolución de condena a Damasco que los vetos seguros de China y Rusia han dejado durante semanas en el limbo.

"En una situación muy frustrante. Nuestro margen de maniobra es muy escaso", ha admitido el jefe de la diplomacia británica. Ha defendido la imposición de "sanciones adicionales" para presionar al régimen de El Asad pero ha advertido que para que estas tengan algún efecto "no puede haber solo presión de las naciones occidentales: tiene que incluir países árabes, tiene que estar Turquía, que hasta ahora ha estado muy activa intentando persuadir al presidente Asad de que acepte reformas en lugar de embarcarse en estas acciones espantosas".

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