La Reserva Federal teme que la crisis de la deuda contagie a EE UU
El regulador vigila la liquidez de las filiales de los bancos europeos
Nueva York, El País
La Reserva Federal norteamericana está controlando de cerca a las filiales en Estados Unidos de los grandes bancos europeos, por temor a que la crisis de la deuda llegue a afectar a Norteamérica. En concreto, una filial suya, la Reserva Federal neoyorquina, encargada de supervisar las actividades financieras de los bancos europeos en EE UU, se ha reunido recientemente con representantes de esas instituciones de crédito, para pedir pruebas de su liquidez.
El diario The Wall Street Journal fue el primero en informar, ayer, de estas reuniones. La preocupación principal de la Reserva Federal es que la crisis de la deuda en la zona euro imponga una carga sobre esos bancos, algo que podría provocar futuras dificultades para financiar préstamos y cumplir con las obligaciones que contraen con sus clientes en Norteamérica. Esos temores contribuyeron al hundimiento de ayer en las bolsas.
El presidente de la Reserva Federal de Nueva York, William Dudley, dijo ayer en una conferencia ante empresarios en Nueva Jersey que trata a los bancos de EE UU y de Europa "exactamente del mismo modo". "Siempre estamos investigando bancos europeos, bancos norteamericanos, bancos extranjeros y de EE UU, para comprobar cómo funcionan en términos de liquidez de capital y calidad de su crédito. Se trata de operaciones normales, algo que hacemos habitualmente", explicó.
Los reguladores de la banca norteamericana quieren evitar, con esas consultas con bancos europeos, que se vuelva a producir una debacle financiera como la de otoño de 2008, cuando el sistema financiero global quedó al borde del colapso. La Reserva Federal ha detectado diversos síntomas de debilidad en ese sistema, sobre todo en la parte europea, pero según asegura el Journal, citando fuentes anónimas, "esos problemas aun no se acercan a la severidad de crisis pasadas".
Los grandes bancos europeos han incrementado de forma considerable sus reservas de liquidez en Estados Unidos desde el año pasado. En el segundo cuatrimestre de 2011, por ejemplo, el alemán Deutsche Bank ha pasado de tener 40.000 a tener 60.000 millones de dólares en sus sucursales norteamericanas. Otros bancos, como el francés Société Générale, el holandés Rabobank o el italiano UniCredit, han aumentado también sus activos corrientes en EE UU, aunque en menor medida.
En total, hace sólo un año, los bancos extranjeros contaban con 418.700 millones de dólares disponibles en sus filiales norteamericanas. En julio de este año, esa cifra se duplicó, ascendiendo a 900.000 millones. Aun así, esa tendencia general se ha revertido en los pasados días. El Wall Street Journal asegura que hace dos semanas esa liquidez descendió hasta 758.000 millones. La pronta retirada de fondos preocupa gravemente a la Reserva Federal.
Los reguladores norteamericanos han exigido, en diversas reuniones, que los bancos europeos conviertan sus filiales estadounidenses en empresas independientes, y que las financien de forma autónoma, para evitar que se conviertan en una puerta de entrada de la crisis crediticia europea en el mercado financiero norteamericano.
Los inversores norteamericanos han expresado recientemente su preocupación por las dificultades que pueden tener los bancos europeos para refinanciar su deuda en los próximos años.
"Pedir informaciones sobre la situación de liquidez es una tarea rutinaria de la Reserva Federal y no hemos notado ningún tipo de aumento. Además, estamos cómodos con nuestra posición de liquidez actual", aseguró ayer Hendrik Jan Eijpe, portavoz de Rabobank. Desde Barclays, otra de las entidades europeas con presencia en EE UU, señalaban también que no tienen problemas de liquidez y que la situación no puede compararse con la de 2007.
Nueva York, El País
La Reserva Federal norteamericana está controlando de cerca a las filiales en Estados Unidos de los grandes bancos europeos, por temor a que la crisis de la deuda llegue a afectar a Norteamérica. En concreto, una filial suya, la Reserva Federal neoyorquina, encargada de supervisar las actividades financieras de los bancos europeos en EE UU, se ha reunido recientemente con representantes de esas instituciones de crédito, para pedir pruebas de su liquidez.
El diario The Wall Street Journal fue el primero en informar, ayer, de estas reuniones. La preocupación principal de la Reserva Federal es que la crisis de la deuda en la zona euro imponga una carga sobre esos bancos, algo que podría provocar futuras dificultades para financiar préstamos y cumplir con las obligaciones que contraen con sus clientes en Norteamérica. Esos temores contribuyeron al hundimiento de ayer en las bolsas.
El presidente de la Reserva Federal de Nueva York, William Dudley, dijo ayer en una conferencia ante empresarios en Nueva Jersey que trata a los bancos de EE UU y de Europa "exactamente del mismo modo". "Siempre estamos investigando bancos europeos, bancos norteamericanos, bancos extranjeros y de EE UU, para comprobar cómo funcionan en términos de liquidez de capital y calidad de su crédito. Se trata de operaciones normales, algo que hacemos habitualmente", explicó.
Los reguladores de la banca norteamericana quieren evitar, con esas consultas con bancos europeos, que se vuelva a producir una debacle financiera como la de otoño de 2008, cuando el sistema financiero global quedó al borde del colapso. La Reserva Federal ha detectado diversos síntomas de debilidad en ese sistema, sobre todo en la parte europea, pero según asegura el Journal, citando fuentes anónimas, "esos problemas aun no se acercan a la severidad de crisis pasadas".
Los grandes bancos europeos han incrementado de forma considerable sus reservas de liquidez en Estados Unidos desde el año pasado. En el segundo cuatrimestre de 2011, por ejemplo, el alemán Deutsche Bank ha pasado de tener 40.000 a tener 60.000 millones de dólares en sus sucursales norteamericanas. Otros bancos, como el francés Société Générale, el holandés Rabobank o el italiano UniCredit, han aumentado también sus activos corrientes en EE UU, aunque en menor medida.
En total, hace sólo un año, los bancos extranjeros contaban con 418.700 millones de dólares disponibles en sus filiales norteamericanas. En julio de este año, esa cifra se duplicó, ascendiendo a 900.000 millones. Aun así, esa tendencia general se ha revertido en los pasados días. El Wall Street Journal asegura que hace dos semanas esa liquidez descendió hasta 758.000 millones. La pronta retirada de fondos preocupa gravemente a la Reserva Federal.
Los reguladores norteamericanos han exigido, en diversas reuniones, que los bancos europeos conviertan sus filiales estadounidenses en empresas independientes, y que las financien de forma autónoma, para evitar que se conviertan en una puerta de entrada de la crisis crediticia europea en el mercado financiero norteamericano.
Los inversores norteamericanos han expresado recientemente su preocupación por las dificultades que pueden tener los bancos europeos para refinanciar su deuda en los próximos años.
"Pedir informaciones sobre la situación de liquidez es una tarea rutinaria de la Reserva Federal y no hemos notado ningún tipo de aumento. Además, estamos cómodos con nuestra posición de liquidez actual", aseguró ayer Hendrik Jan Eijpe, portavoz de Rabobank. Desde Barclays, otra de las entidades europeas con presencia en EE UU, señalaban también que no tienen problemas de liquidez y que la situación no puede compararse con la de 2007.