Economía: Standard & Poors priva a EE UU de la triple A

La deuda de Washington deja de ser considerada por primera vez el valor más seguro . -Moody's no descarta un posible recorte de la nota

Nueva York, El País

Estados Unidos, la mayor potencia económica del planeta, acaba de poner un pie fuera del selecto club de países con la AAA, la máxima calificación que otorgan las agencias de calificación de riesgo a la deuda soberana. La primera en hacerlo ha sido Standard & Poor's, que rebaja la nota a AA+ para la deuda a largo plazo. Moody's dijo a principios de la semana que la mantendría, pero dejaba la puerta abierta a un recorte.

Es la primera vez que EE UU se queda si la corona. Wall Street llevaba toda la mañana especulando con esta posibilidad, que se hizo evidente cuando desde la Casa Blanca se filtró entrada la tarde que estaban preparándose para un anuncio en este sentido.

Si sirve de consuelo para Washington, S&P retira a la deuda de EE UU la perspectiva negativa en la deuda a corto plazo, con lo que descarta un recorte de la nota mayor en los próximos seis o nueve meses. A partir de ahí, explica que esta acción refleja la opinión de que el plan de consolidación fiscal acordado por el Congreso y la Administración de Barack Obama "se queda corto".

Es decir, no lo ven suficiente para atajar a medio plazo el incremento de la deuda. Una degradación que la propia Reserva Federal había calificado de "insostenible". Es más, sus analistas piensan que la efectividad de Washington a la hora de tratar estas cuestiones se "ha debilitado" mucho más de lo que esperaban. Es una sería crítica al circo vivido estas semanas, con una encarnizada y estéril lucha política entre republicanos y demócratas.

El debate sobre el techo de la deuda puso en evidencia las vulnerabilidad fiscal del país. La agencia considera que los recortes aprobados por Washington para subir el techo de su deuda reduciendo sus perspectivas de endeudamiento no fueron lo suficientemente severos.

El Tesoro de Estados Unidos ha discutido hasta el último momento con los empleados de Standard, intentando convencerles de que las perspectivas de su deuda eran mejores de lo que parecía a primera vista, pero no consiguió ablandar las exigencias de la agencia.

Con las cifras sobre la mesa, es de extrañar que esta rebaja no hubiera llegado antes. El Tesoro de EE UU ya anticipó que la deuda nacional bruta alcanzará el 102% del PIB este año, algo que no pasaba desde la Segunda Guerra Mundial. La causa es doble: un crecimiento menor de lo esperado y la extensión de las rebajas fiscales.

La acción sin precedentes de S&P es además un toque de atención indirecto a otros países como Reino Unido que atraviesan por problemas. Canadá ya vivió una situación similar en 1994, y recuperó la triple A. Pero la agencia de calificación advierte que puede rebajar el rating a AA entre los 12 y 18 meses venideros si no ve una reducción del gasto público que le convenza.

Pero para que EE UU abandone oficialmente el club de las grandes economías y tenga llamar a la puerta del que integran países como Japón, Chile, Bélgica o España, es necesario que otra de las dos grandes agencias le rebaje también la nota. Eso no quita que se esté entrado en un territorio peligroso, nunca explorado, en un momento delicado a escala global.

Temor a los mercados

La cuestión está en saber ahora cómo se tomarán la decisión los mercados financieros, que están ya bajo un intenso estrés. De hecho, la volatilidad de hoy se achaca a la rebaja. El gran temor es que el recorte eleve el coste de los préstamos a empresas, ponga en duda la calificación de algunos bancos y eleve las hipotecas, lo que supondrá un lastre para el crecimiento y el empleo.

Una rebaja en uno o dos peldaños no es la calamidad que se vaticinaba ante un escenario de impago de la deuda. Y la pérdida de la triple A no afectará a EE UU como destino de inversión, porque tampoco hay alternativas muchos mejores. Pero sí puede hacer que sus principales acreedores se replanten sus carteras en dólares a largo plazo, y afectará del dólar.

La atención se dirige inevitablemente a la Reserva Federal, que se reúne el próximo martes con un menú ya sobrado. Pero la capacidad de maniobra está legalmente limitada en este tipo de escenarios y la no afectará a las operaciones corrientes de la institución. La Reserva debe ser cuidadosa a la hora de proteger su independencia, pero si hay fuga de inversores, tendrá que subir tipos o comprar bonos para meter liquidez en el sistema.

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