Triunfo electoral de la oposición en Tailandia, aceptado por el ejército
El ejército tailandés, siempre bajo sospecha de querer inmiscuirse en la vida política del país, aceptó este lunes la amplia victoria de la oposición, que formó una coalición de cinco partidos para consolidar su holgada mayoría.
La líder opositora Yingluck Shinawatra, de 44 años, aparecía en primer plana de todos los diarios como la futura primera mujer tailandesa al frente de un gobierno. Un destino increíble para la hermana menor de Thaksin Shinawatra, derrocado en 2006 por el ejército y líder hoy de la oposición desde su exilio en Dubái.
Estos comicios se consideraban esenciales para que el país salga por fin de una espiral de violencia política y reduzca el abismo que separa a las élites capitalinas de las masas urbanas y rurales desfavorecidas.
Por de pronto, la votación transcurrió en calma y nadie hasta ahora ha discutido la victoria del Puea Thai ('Para los tailandeses'), que ha conseguido 265 de los 500 escaños en juego.
El Partido Demócrata del primer ministro saliente, Abhisit Vejjajiva, consiguió 159 escaños. Una derrota que condujo a Abhisit, de 46 años, ha anunciar su dimisión como presidente de su partido.
"El resultado es claro: el Puea Thai ganó las elecciones y los Demócratas fueron derrotados", declaró, y abogó por "la unidad y la reconciliación".
El mensaje del ejército no ha llegado por boca de su poderoso jefe, Prayut Chan-O-Cha, sino por el ministro de Defensa, general Prawit Wongsuwon.
"He discutido con los altos mandos militares. Dejaremos trabajar a los políticos, el ejército no se entrometerá", declaró a AFP.
"El pueblo se expresó con claridad y los militares no pueden hacer nada. Aceptamos (el resultado), ¿qué podemos hacer?", añadió.
Tailandia ha vivido 18 golpes de Estado o intentonas fallidas desde 1932, el último en 2006 contra el campo ganador el domingo.
La magnitud del triunfo de esta novicia en política, desconocida del público hace dos meses, que Thaksin presentó como su 'clon', hace difícil una intervención militar.
A media jornada, Yingluck dio su primera conferencia de prensa como futura primera ministra, en la que esbozó un gobierno de coalición que dispondrá de 299 escaños sobre 500.
"Cinco partidos se pusieron de acuerdo para trabajar juntos a fin de dirigir el país y resolver los problemas del pueblo", declaró.
"El problema más urgente es alcanzar la reconciliación. Hablaremos con todas las partes", insistió.
Desde Dubái, donde vive exiliado, Thaksin se mostró conciliador, afirmando que su vuelta "no era una prioridad".
"Estuve en el partido demasiado tiempo y ahora quiero realmente jubilarme", afirmó a los periodistas. "Volver no significa retomar la política".
La votación transcurrió en calma, con muy contados incidentes, a pesar de los temores de un nuevo estallido de violencia un año después de las manifestaciones de los 'camisas rojas', durante la primavera de 2010.
Hasta 100.000 manifestantes, la mayoría seguidores de Thaksin, ocuparon entonces el centro de Bangkok durante dos meses para reclamar la dimisión de Abhisit, antes de ser desalojados por el ejército al cabo de varios días de guerrilla urbana.
Esa crisis, la más grave vivida por la Tailandia moderna, dejó más de 90 muertos y 1.900 heridos.
La líder opositora Yingluck Shinawatra, de 44 años, aparecía en primer plana de todos los diarios como la futura primera mujer tailandesa al frente de un gobierno. Un destino increíble para la hermana menor de Thaksin Shinawatra, derrocado en 2006 por el ejército y líder hoy de la oposición desde su exilio en Dubái.
Estos comicios se consideraban esenciales para que el país salga por fin de una espiral de violencia política y reduzca el abismo que separa a las élites capitalinas de las masas urbanas y rurales desfavorecidas.
Por de pronto, la votación transcurrió en calma y nadie hasta ahora ha discutido la victoria del Puea Thai ('Para los tailandeses'), que ha conseguido 265 de los 500 escaños en juego.
El Partido Demócrata del primer ministro saliente, Abhisit Vejjajiva, consiguió 159 escaños. Una derrota que condujo a Abhisit, de 46 años, ha anunciar su dimisión como presidente de su partido.
"El resultado es claro: el Puea Thai ganó las elecciones y los Demócratas fueron derrotados", declaró, y abogó por "la unidad y la reconciliación".
El mensaje del ejército no ha llegado por boca de su poderoso jefe, Prayut Chan-O-Cha, sino por el ministro de Defensa, general Prawit Wongsuwon.
"He discutido con los altos mandos militares. Dejaremos trabajar a los políticos, el ejército no se entrometerá", declaró a AFP.
"El pueblo se expresó con claridad y los militares no pueden hacer nada. Aceptamos (el resultado), ¿qué podemos hacer?", añadió.
Tailandia ha vivido 18 golpes de Estado o intentonas fallidas desde 1932, el último en 2006 contra el campo ganador el domingo.
La magnitud del triunfo de esta novicia en política, desconocida del público hace dos meses, que Thaksin presentó como su 'clon', hace difícil una intervención militar.
A media jornada, Yingluck dio su primera conferencia de prensa como futura primera ministra, en la que esbozó un gobierno de coalición que dispondrá de 299 escaños sobre 500.
"Cinco partidos se pusieron de acuerdo para trabajar juntos a fin de dirigir el país y resolver los problemas del pueblo", declaró.
"El problema más urgente es alcanzar la reconciliación. Hablaremos con todas las partes", insistió.
Desde Dubái, donde vive exiliado, Thaksin se mostró conciliador, afirmando que su vuelta "no era una prioridad".
"Estuve en el partido demasiado tiempo y ahora quiero realmente jubilarme", afirmó a los periodistas. "Volver no significa retomar la política".
La votación transcurrió en calma, con muy contados incidentes, a pesar de los temores de un nuevo estallido de violencia un año después de las manifestaciones de los 'camisas rojas', durante la primavera de 2010.
Hasta 100.000 manifestantes, la mayoría seguidores de Thaksin, ocuparon entonces el centro de Bangkok durante dos meses para reclamar la dimisión de Abhisit, antes de ser desalojados por el ejército al cabo de varios días de guerrilla urbana.
Esa crisis, la más grave vivida por la Tailandia moderna, dejó más de 90 muertos y 1.900 heridos.