Rebeldes libios acusados de abusos, régimen lanza contra ofensiva
Trípoli, Agencias
Los rebeldes libios afirmaron el miércoles que hasta ahora había sido "imposible" encontrar una solución política con el régimen de Muamar Gadafi, y por otra parte negaron haber cometido abusos en el Oeste, tal como denunció Human Rights Watch.
Inmóviles desde hace unos días en el frente al sur de Trípoli, esperando "el visto bueno" de la OTAN para avanzar, los rebeldes fueron desbordados el miércoles por una contraofensiva de las tropas gubernamentales que recuperaron el poblado de Gualich, a un centenar de kilómetros al sur de la capital.
Los combates con artillería y cohetes continuaba en esta posición que los rebeldes habían ocupado hace justo una semana.
En tanto, el régimen y la insurrección se mantenían en sus posiciones.
"Hasta ahora es imposible encontrar una solución política: Gadafi quiere quedarse y los rebeldes no quieren", declaró a la AFP el coronel Juma Brahim, jefe del centro militar operacional para el Oeste libio, con sede en Zenten.
Sin embargo, Francia aseguró el martes que una solución política comenzaba a "tomar forma", gracias a contactos diplomáticos cada vez más sostenidos que deberían permitir el abandono del poder por Gadafi.
Sin embargo, aún no se trata de "verdaderas negociaciones", según Francia.
En el frente, los combatientes del Yebel Nefussa se preparaban para ocupar dos puntos de apoyo estratégicos al sur y al oeste de Trípoli, mientras que al este de la capital, los rebeldes avanzaban desde Zliten.
Los insurgentes, que sufren problemas de coordinación y tienen divergencias de estrategia entre los generales en Bengasi (este) y los combatientes en el frente, anunciaron haber creado una estructura de comandancia unificada.
Por otra parte, los rebeldes del Oeste fueron acusados de haber cometido abusos por la organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW).
Según ésta, durante su ofensiva en junio y julio y hasta la semana pasada, los insurgentes incendiaron, saquearon y sometieron a malos tratos a civiles.
Francia llamó a la rebelión a investigar sobre esos eventuales abusos.
El CNT "tiene responsabilidades particulares en cuanto a la promoción y a la protección de los derechos humanos, cuyos principios figuran en su carta constitutiva", recordó el ministerio francés de Relaciones Exteriores.
El número 2 de la rebelión, Mahmuf Jibril, rechazó esas acusaciones en un encuentro en Bruselas con el jefe de los tres países del Benelux (Bélgica, Holanda y Luxemburgo).
El jefe rebelde admitió "algunos incidentes" durante las dos primeras semanas de la insurrección, iniciada a mediados de febrero, y afirmó: "ya no es el caso en las zonas liberadas".
Los países del Benelux, como más de veinte Estados, reconocieron al CNT como "representante legítimo del pueblo libio durante el periodo de transición".
De su lado, las autoridades libias anunciaron haber iniciado una investigación para determinar el destino de 105 niños de un orfanato, que según ellas fueron secuestrados en Misrata (oeste), después de los bombardeos de esta ciudad y de los cuales no se tiene noticias desde hace varias semanas.
Según el ministro libio de Asuntos sociales, Ibrahim Charfi, un médico de la rebelión, detenido por las autoridades libias, confesó que los niños habían sido llevados a Italia y Francia.
Los rebeldes libios afirmaron el miércoles que hasta ahora había sido "imposible" encontrar una solución política con el régimen de Muamar Gadafi, y por otra parte negaron haber cometido abusos en el Oeste, tal como denunció Human Rights Watch.
Inmóviles desde hace unos días en el frente al sur de Trípoli, esperando "el visto bueno" de la OTAN para avanzar, los rebeldes fueron desbordados el miércoles por una contraofensiva de las tropas gubernamentales que recuperaron el poblado de Gualich, a un centenar de kilómetros al sur de la capital.
Los combates con artillería y cohetes continuaba en esta posición que los rebeldes habían ocupado hace justo una semana.
En tanto, el régimen y la insurrección se mantenían en sus posiciones.
"Hasta ahora es imposible encontrar una solución política: Gadafi quiere quedarse y los rebeldes no quieren", declaró a la AFP el coronel Juma Brahim, jefe del centro militar operacional para el Oeste libio, con sede en Zenten.
Sin embargo, Francia aseguró el martes que una solución política comenzaba a "tomar forma", gracias a contactos diplomáticos cada vez más sostenidos que deberían permitir el abandono del poder por Gadafi.
Sin embargo, aún no se trata de "verdaderas negociaciones", según Francia.
En el frente, los combatientes del Yebel Nefussa se preparaban para ocupar dos puntos de apoyo estratégicos al sur y al oeste de Trípoli, mientras que al este de la capital, los rebeldes avanzaban desde Zliten.
Los insurgentes, que sufren problemas de coordinación y tienen divergencias de estrategia entre los generales en Bengasi (este) y los combatientes en el frente, anunciaron haber creado una estructura de comandancia unificada.
Por otra parte, los rebeldes del Oeste fueron acusados de haber cometido abusos por la organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW).
Según ésta, durante su ofensiva en junio y julio y hasta la semana pasada, los insurgentes incendiaron, saquearon y sometieron a malos tratos a civiles.
Francia llamó a la rebelión a investigar sobre esos eventuales abusos.
El CNT "tiene responsabilidades particulares en cuanto a la promoción y a la protección de los derechos humanos, cuyos principios figuran en su carta constitutiva", recordó el ministerio francés de Relaciones Exteriores.
El número 2 de la rebelión, Mahmuf Jibril, rechazó esas acusaciones en un encuentro en Bruselas con el jefe de los tres países del Benelux (Bélgica, Holanda y Luxemburgo).
El jefe rebelde admitió "algunos incidentes" durante las dos primeras semanas de la insurrección, iniciada a mediados de febrero, y afirmó: "ya no es el caso en las zonas liberadas".
Los países del Benelux, como más de veinte Estados, reconocieron al CNT como "representante legítimo del pueblo libio durante el periodo de transición".
De su lado, las autoridades libias anunciaron haber iniciado una investigación para determinar el destino de 105 niños de un orfanato, que según ellas fueron secuestrados en Misrata (oeste), después de los bombardeos de esta ciudad y de los cuales no se tiene noticias desde hace varias semanas.
Según el ministro libio de Asuntos sociales, Ibrahim Charfi, un médico de la rebelión, detenido por las autoridades libias, confesó que los niños habían sido llevados a Italia y Francia.