Presidente descarta crisis por renuncia de militares en Turquía
Ankara, Agencias
La dimisión del alto mando militar, en un acto sin precedentes en la historia de Turquía, no causará ninguna crisis en el Gobierno, según el presidente.
Diversos sectores ponen en duda la supuesta conjura y consideran los arrestos parte de la campaña permanente del primer ministro Recep Tayyip Erdogan para reafirmar la primacía de la autoridad civil sobre las otrora poderosas fuerzas militares en Turquía. El gobierno rechaza estas afirmaciones.
"Nadie debe ver esto como una crisis en Turquía", afirmó el sábado el presidente Abdulá Gul a la prensa. "Los acontecimientos del viernes se ubicaron extraordinariamente en sus parámetros. Como se puede ver todo continúa su curso. No hay vacío (de poder)".
Turquía, integrante de la OTAN, aporta efectivos a las fuerzas que encabeza Estados unidos en Afganistán, y las fuerzas militares combaten a menudo a los rebeldes curdos que luchan desde 1984 por su autonomía en el sureste de Turquía, conflicto que ha dejado decenas de miles de muertos.
Erdogan, en el poder desde 2002, ha procurado el establecimiento de la autoridad civil sobre las otrora poderosas fuerzas armadas que han escenificado tres golpes de estado desde 1960 y obligaron la salida de un primer ministro islámico en 1997.
El sábado, el ministro del Trabajo, Farkuk Celik, intentaba convencer al país de que no era motivo de preocupación el súbito cambio en la cúpula militar.
"Creo que lo ocurrido el viernes en la noche abonará a la normalización en Turquía así como al restablecimiento de las relaciones entre los militares y las autoridades civiles", señaló Celik en un discurso en la ciudad de Sanliurfa, en el sureste.
El general Isik Kosaner renunció el viernes como comandante del Estado Mayor junto con los jefes de la armada, el ejército y la fuerza aérea.
El gobierno ascendió de inmediato al general Necdet Ozel, comandante de la policía militar, a nuevo comandante de las fuerzas terrestres y titular interino de las fuerzas armadas.
La dimisión del alto mando militar, en un acto sin precedentes en la historia de Turquía, no causará ninguna crisis en el Gobierno, según el presidente.
Diversos sectores ponen en duda la supuesta conjura y consideran los arrestos parte de la campaña permanente del primer ministro Recep Tayyip Erdogan para reafirmar la primacía de la autoridad civil sobre las otrora poderosas fuerzas militares en Turquía. El gobierno rechaza estas afirmaciones.
"Nadie debe ver esto como una crisis en Turquía", afirmó el sábado el presidente Abdulá Gul a la prensa. "Los acontecimientos del viernes se ubicaron extraordinariamente en sus parámetros. Como se puede ver todo continúa su curso. No hay vacío (de poder)".
Turquía, integrante de la OTAN, aporta efectivos a las fuerzas que encabeza Estados unidos en Afganistán, y las fuerzas militares combaten a menudo a los rebeldes curdos que luchan desde 1984 por su autonomía en el sureste de Turquía, conflicto que ha dejado decenas de miles de muertos.
Erdogan, en el poder desde 2002, ha procurado el establecimiento de la autoridad civil sobre las otrora poderosas fuerzas armadas que han escenificado tres golpes de estado desde 1960 y obligaron la salida de un primer ministro islámico en 1997.
El sábado, el ministro del Trabajo, Farkuk Celik, intentaba convencer al país de que no era motivo de preocupación el súbito cambio en la cúpula militar.
"Creo que lo ocurrido el viernes en la noche abonará a la normalización en Turquía así como al restablecimiento de las relaciones entre los militares y las autoridades civiles", señaló Celik en un discurso en la ciudad de Sanliurfa, en el sureste.
El general Isik Kosaner renunció el viernes como comandante del Estado Mayor junto con los jefes de la armada, el ejército y la fuerza aérea.
El gobierno ascendió de inmediato al general Necdet Ozel, comandante de la policía militar, a nuevo comandante de las fuerzas terrestres y titular interino de las fuerzas armadas.