Estados Unidos empieza a retirar a sus soldados de Afganistán
Washington, Agencias
Estados Unidos empezó a retirar a sus primeras tropas de Afganistán, menos de un millar de los 100.000 soldados que tiene en el país, iniciando un movimiento anunciado en junio por el presidente Barack Obama pese a la creciente violencia en esta nación asiática.
Un primer grupo de 650 soldados desplegados al noreste de Kabul partió de Afganistán y no será reemplazado, precisó el mayor Michael Wunn, portavoz del ejército estadounidense.
A finales de junio, el presidente estadounidense, Barack Obama, había anunciado la retirada de un tercio del contingente de su país de aquí al verano de 2012, es decir, unos 33.000 efectivos.
Unos 800 soldados deben partir de Afganistán antes de fin de mes y 10.000 al terminar este año, según las autoridades estadounidenses.
Las fuerzas de Washington representan más de dos tercios de las tropas de la coalición internacional desplegada en Afganistán, que cuenta con un total de 140.000 militares.
La coalición liderada por Estados Unidos invadió Afganistán a finales de 2001 para expulsar a los talibanes del poder.
"La salida de estos efectivos estaba prevista desde hace tiempo. Pero solamente a finales del mes pasado supieron que no serían reemplazados", explicó el portavoz militar Wunn.
Unos oficiales estadounidenses aseguraron que no habría retirada masiva antes de los últimos meses del año, por lo que el ejército podrá contar con la casi totalidad de sus tropas actuales para seguir combatiendo a los talibanes durante el verano, tradicionalmente el período de combates más intenso.
El ritmo de retirada anunciado por Obama fue sin embargo criticado en Washington, tanto por algunos demócratas -que deseaban que hubiera sido más rápido- como por los republicanos o algunos responsables del Pentágono, que lo consideran en cambio demasiado apresurado.
Los occidentales prevén retirar progresivamente el conjunto de sus tropas de combate antes de finales de 2014 y transferir paralelamente las responsabilidad de la seguridad del país a las fuerzas afganas.
Pero esta retirada suscita temores debido a la debilidad de las fuerzas locales, minadas por la corrupción y a menudo infiltradas por la rebelión armada que llevan a cabo los talibanes.
Durante una visita la semana pasada a Afganistán, el nuevo secretario de Defensa estaodunidense, Leon Panetta, admitió que "aún quedaba mucho por hacer para estar en medida de transferir la responsabilidad de la seguridad a los afganos".
El jueves, la ONU había anunciado que cerca de 1.500 civiles afganos resultaron muertos en el primer semestre de este año y dio la voz de alarma ante esta "creciente ola de violencia y sangre" que elevó "el número de víctimas a niveles inéditos en este conflicto", que dura ya casi diez años.
Estados Unidos empezó a retirar a sus primeras tropas de Afganistán, menos de un millar de los 100.000 soldados que tiene en el país, iniciando un movimiento anunciado en junio por el presidente Barack Obama pese a la creciente violencia en esta nación asiática.
Un primer grupo de 650 soldados desplegados al noreste de Kabul partió de Afganistán y no será reemplazado, precisó el mayor Michael Wunn, portavoz del ejército estadounidense.
A finales de junio, el presidente estadounidense, Barack Obama, había anunciado la retirada de un tercio del contingente de su país de aquí al verano de 2012, es decir, unos 33.000 efectivos.
Unos 800 soldados deben partir de Afganistán antes de fin de mes y 10.000 al terminar este año, según las autoridades estadounidenses.
Las fuerzas de Washington representan más de dos tercios de las tropas de la coalición internacional desplegada en Afganistán, que cuenta con un total de 140.000 militares.
La coalición liderada por Estados Unidos invadió Afganistán a finales de 2001 para expulsar a los talibanes del poder.
"La salida de estos efectivos estaba prevista desde hace tiempo. Pero solamente a finales del mes pasado supieron que no serían reemplazados", explicó el portavoz militar Wunn.
Unos oficiales estadounidenses aseguraron que no habría retirada masiva antes de los últimos meses del año, por lo que el ejército podrá contar con la casi totalidad de sus tropas actuales para seguir combatiendo a los talibanes durante el verano, tradicionalmente el período de combates más intenso.
El ritmo de retirada anunciado por Obama fue sin embargo criticado en Washington, tanto por algunos demócratas -que deseaban que hubiera sido más rápido- como por los republicanos o algunos responsables del Pentágono, que lo consideran en cambio demasiado apresurado.
Los occidentales prevén retirar progresivamente el conjunto de sus tropas de combate antes de finales de 2014 y transferir paralelamente las responsabilidad de la seguridad del país a las fuerzas afganas.
Pero esta retirada suscita temores debido a la debilidad de las fuerzas locales, minadas por la corrupción y a menudo infiltradas por la rebelión armada que llevan a cabo los talibanes.
Durante una visita la semana pasada a Afganistán, el nuevo secretario de Defensa estaodunidense, Leon Panetta, admitió que "aún quedaba mucho por hacer para estar en medida de transferir la responsabilidad de la seguridad a los afganos".
El jueves, la ONU había anunciado que cerca de 1.500 civiles afganos resultaron muertos en el primer semestre de este año y dio la voz de alarma ante esta "creciente ola de violencia y sangre" que elevó "el número de víctimas a niveles inéditos en este conflicto", que dura ya casi diez años.