EEUU mata a 42 con cohetes en Pakistán, tras recortarle ayuda

Dera Ismail Khan, Agencias
Cuatro presuntos ataques estadounidenses con cohetes en el noroeste de Pakistán en menos de 24 horas mataron al menos a 42 presuntos extremistas, dijeron el martes funcionarios paquistaníes de inteligencia, en una ofensiva inusualmente fuerte luego que Washington suspendió más de un tercio de la ayuda militar norteamericana.

Las relaciones entre los dos países están severamente dañadas. Los ataques con aviones no tripulados siguen al anuncio del gobierno de Barack Obama de que había suspendido más de una tercera parte de la ayuda militar estadounidense a Pakistán hasta que resuelvan varios desacuerdos.

Las acciones indican que la Casa Blanca no tiene intenciones de suspender el programa de aviones robot, pese a que esos ataques han causando un aumento de las tensiones bilaterales.

El aluvión comenzó el unes por la noche, cuando presuntos misiles estadounidenses alcanzaron una casa en la aldea de Gorvak, en Waziristán del Norte, donde mataron al menos a 20 presuntos milicianos, dijeron dos funcionarios paquistaníes de los servicios de espionaje.

Otros dos funcionarios dijeron que el saldo era de 23 muertos. La aldea está cerca de la frontera con Afganistán y es usada a menudo como ruta por extremistas que cruzan al vecino país.

Otros misiles hicieron blanco en una casa en la aldea de Dremala, en el área de Waziristán del Sur, matando al menos a ocho presuntos extremistas, dijeron dos funcionarios paquistaníes de inteligencia. Otros dos funcionarios dijeron que la cifra de muertos era 13.

También el martes, presuntos misiles estadounidenses alcanzaron una casa en el área de Shawal, en Waziristán del Norte, matando a 10 milicianos.

Un cohete hizo blanco horas más tarde en un automóvil en Datta Kel, en la misma región tribal. Ese ataque mató a cuatro, dijeron fuentes de la inteligencia paquistaní.

Los funcionarios hablaron a condición de preservar el anonimato, porque no estaban autorizados a dar información a la prensa.

Las áreas donde ocurrieron los ataques son muy peligrosas y de acceso casi imposible para los periodistas, por lo que es muy difícil verificar independientemente los reportes de funcionarios de los servicios de espionaje.

La negativa de Pakistán de atacar a los milicianos afganos que viven en Waziristán del Norte, quienes lanzan ataques contra las fuerzas de la OTAN en Afganistán, ha sido una de las principales razones de la tensión con Estados Unidos.

Pakistán afirma que sus tropas no están bien equipadas debido a las operaciones en otras partes del país, pero muchos analistas creen que el gobierno no desea contrariar a los milicianos con quienes tiene vínculos históricos y los cuales pueden ser aliados útiles en Afganistán una vez que las fuerzas extranjeras hayan partido.

En respuesta, el gobierno de Obama ha acrecentado considerablemente los ataques no tripulados en Waziristán del Norte en los últimos dos años y también ha atacado en Waziristán del Sur.

Estados Unidos se niega a admitir públicamente el programa de ataques no tripulados de la CIA en Pakistán, pero algunos funcionarios han dicho en privado que los ataques han eliminado a importantes dirigentes talibanes y de al-Qaida.

Se cree que Pakistán ha respaldado los ataques anteriormente, aunque los funcionarios los criticaban a menudo públicamente como una violación de la soberanía de su territorio, pero ese respaldo ha sido menos evidente en meses recientes, especialmente después de la controversial operación para eliminar a líder de al-Qaida, Osama bin Laden, el 2 de mayo en una bastión militar paquistaní no muy alejado de Islamabad.

La redada humilló a los militares paquistaníes, que no recibieron advertencia previa. Funcionarios estadounidense dijeron que mantuvieron la operación en secreto porque les preocupaba que alguien le avisara a bin Laden.

Las relaciones bilaterales han empeorado desde entonces y el secretario de la presidencia estadounidense, William Daley, dijo el domingo que Estados Unidos iba a suspender más de un tercio de su ayuda militar —equivalente a 800 millones de dólares_, hasta que las dos naciones puedan reparar su vínculo.

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