Dos altos policías de Londres renuncian por escándalo

Londres, Agencias
A medida que se complica el escándalo por espionaje telefónico y sobornos en Gran Bretaña, los dos principales jefes de la policía londinense renunciaron en menos de 24 horas y el primer ministro David Cameron convocó el lunes a una sesión de emergencia del Parlamento.

El jefe de Scotland Yard, Paul Stephenson, dimitió el domingo en la noche y el vicecomisionado John Yates hizo lo propio el lunes. Bajo el argumento de que no creía que hubiera pruebas nuevas, Yates decidió hace dos años que no se reabriera la investigación sobre escuchas telefónicas y sobornos a policías en los que estaban implicados periodistas de la prensa sensacionalista.

Los detectives reabrieron la investigación a principios de año y ahora afirman que tienen los nombres de 3.700 víctimas potenciales.

La secretaria del Interior, Theresa May, anunció el lunes ante legisladores que un cuerpo de policía examinará la posible corrupción policial.

La funcionaria dijo que en momentos como el actual es lógico que la gente se esté preguntando "¿quién vigila la policía?", y anunció que el Cuerpo de Inspectores de la Policía examinará los vínculos entre la corporación y la prensa ante el escándalo.

Ambas renuncias complican los intentos de Cameron para contener la ebullición de un escándalo que lo ha puesto en un predicamento y ha causado pérdidas millonarias al imperio global de medios de difusión del magnate Rupert Murdoch.

El Parlamento saldría de receso el martes una vez que los legisladores interrogaran sobre el asunto a Murdoch, al hijo de éste, James, y a Rebekah Brooks, la ex directora de la prensa británica del empresario, lo cual —se prevé— contribuirá a atizar el escándalo.

Cameron, sin embargo, desea que los legisladores se reúnan el miércoles "a fin de que yo pueda emitir una nueva declaración". El primer ministro hizo sus comentarios en Pretoria, Sudáfrica, en la primera jornada de una gira de dos días por el continente.

Cameron tenía previsto efectuar una gira más extensa, pero la abrevió debido a la intensificación de los cuestionamientos hacia los vínculos amistosos de su gobierno con el imperio de medios de Murdoch.

El líder de la oposición, Ed Miliband, dijo que Cameron necesita responder "muchísimas preguntas" sobre su relación con Brooks, James Murdoch y Andy Coulson, el ex director del extinto tabloide News of the World, de Murdoch. Coulson fue jefe de prensa de Cameron.

Coulson renunció al cargo en enero y es una de las 10 personas que fueron arrestadas dentro del escándalo.

"En este momento, Cameron parece incapaz de proveer la dirección que el país necesita", expresó Miliband.

Cameron insistió en que su gobierno "había adoptado una medida muy decisiva" cuando dispuso que un juez encabezara una pesquisa a las irregularidades del News of the World, así como a las relaciones entre políticos, los medios de difusión y la policía.

"Hemos contribuido a garantizar una investigación policial amplia y con recursos adecuados para que pueda llegar al fondo de lo ocurrido, de las irregularidades, y hemos mostrado una transparencia total en lo que se refiere a los contactos con los medios de difusión", dijo el primer ministro.

Sin embargo, Cameron está bajo presión tras las renuncias de Stephenson y Yates, y el arresto efectuado el domingo de su amiga Brooks por supuesto espionaje telefónico y soborno a la policía.

Brooks fue detenida e interrogada durante nueve horas el domingo antes de que se le concediera la libertad bajo fianza. Stephen Parkinson, abogado de Brooks, aseveró el lunes en tono desafiante en un comunicado que su clienta es inocente.

Parkinson dijo que la policía tendrá que "rendir cuentas de sus acciones" porque el arresto causó "enorme daño a la reputación" de Brooks, especialista en asuntos sociales y políticos.

Brooks fue la directora ejecutiva de News International, la división de diarios británicos de Murdoch y a la que pertenecía el News of the World, al que se acusa de espiar los teléfonos de celebridades, políticos y otros periodistas.

Las revelaciones de que los periodistas accedieron al teléfono de la adolescente asesinada Milly Dowler suscitaron la ira generalizada en Gran Bretaña. Los periodistas escudriñaban el teléfono de la víctima, de 13 años, en busca de alguna primicia mientras la policía intentaba localizar a la joven.

La policía está en un predicamento ante las exigencias de que explique por qué no recabó las pruebas suficientes para procesar a varios de los implicados durante la pesquisa original sobre escuchas telefónicas emprendida hace años.

Los únicos sentenciados entonces fueron el reportero para asuntos de la realeza Clive Goodman, de News of the World, y el investigador privado Glenn Mulcaire.

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