Vladímir Putin invita a las empresas a unirse al Frente Popular de Rusia
Moscú, El País
Oligarcas, empresarios y proletarios, uníos al Frente Popular de Rusia (FPR) para ayudar a su líder, Vladímir Putin, a triunfar en las urnas. Este es en esencia el último mensaje del conglomerado virtual (sin personalidad jurídica) creado por el primer ministro y hombre fuerte del país para encarar las elecciones legislativas de diciembre y las presidenciales de marzo.
En mayo, en vísperas del aniversario del fin de la II Guerra Mundial, Putin propuso crear un Frente Popular para unir a los ciudadanos en torno a la tarea común de desarrollar el país. Este proyecto supone un intento de infundir nueva vida a la burocratizada Rusia Unida (RU), el partido de los seguidores de Putin que es mayoritario en la Duma estatal (la Cámara baja del Parlamento), pero que experimenta un declive continuado en su popularidad. La idea ha sido apoyada por entidades afines al Gobierno, entre ellos algunos partidos y sindicatos, organizaciones empresariales y personas físicas. Sin embargo, Putin no se ha contentado con esto y la semana pasada autorizó a las empresas a adherirse al FPR, supuestamente porque los colectivos laborales querían tener el mismo derecho de apoyar la iniciativa que otras organizaciones.
Se da la circunstancia de que están a punto de cumplirse 20 años desde que, el 20 de julio de 1991, Borís Yeltsin, recién elegido presidente de Rusia, prohibiera los comités del Partido Comunista de la URSS que se ubicaban en las empresas, los denominados partkom, que vertebraban y ramificaban la organización comunista en la economía. La legislación rusa prohíbe hasta hoy las organizaciones de partidos en las empresas y no contempla el Frente como figura jurídica. Según la politóloga Elena Lukiánova, la iniciativa de adherir empresas al FPR supone de hecho crear células de RU en una mítica entidad denominada Frente Popular.
Desde que los bloques electorales fueron suprimidos en 2003, los partidos son las únicas entidades jurídicas que pueden participar en los comicios. Así pues, de querer competir en las elecciones, los miembros del FPR tendrán que hacerlo en las listas de un partido como RU, y eso es precisamente lo que promete el nuevo proyecto de Putin. El portavoz del primer ministro, Dmitri Peskov, asegura que no se va a obligar a nadie a incorporarse al FPR. Sin embargo, el jefe del comité de política económica de la Duma estatal, Yevgueni Fedórov, manifestó que en el Frente ingresarán las compañías que desean "vivir, desarrollarse, vivir mejor y no morir". "Si algún negocio quiere morir y suicidarse, no debe esforzarse por apoyar al país y por consolidarse en torno a la idea del Frente". La oposición comunista ha expresado el temor a que muchas pequeñas empresas sean forzadas a ingresar en el Frente. Tras albergarse inicialmente en la página de web oficial del primer ministro, el FPR ha abierto su propia página con estética de los años veinte y evocaciones de la unidad popular en la II Guerra Mundial.
Entre quienes han solicitado ingresar en el FPR está la Unión de Jubilados de Rusia y la Unión Empresarial de Siberia, un holding industrial que cuenta con cerca de 40.000 trabajadores. En teoría, los trabajadores deben votar en asamblea si se adhieren a la nueva entidad simbólica y comunicarlo por correo electrónico. El diario Védomosti interrogó a empresarios sobre sus intenciones. Un fabricante de embutidos expresó su confianza en que el ingreso en el Frente no llegue a ser obligatorio y una compañía de móviles que cotiza en la Bolsa de Nueva York alegó no tener derecho a apoyar ningún movimiento político. Empresas como Gazprom evadieron la respuesta.
Oligarcas, empresarios y proletarios, uníos al Frente Popular de Rusia (FPR) para ayudar a su líder, Vladímir Putin, a triunfar en las urnas. Este es en esencia el último mensaje del conglomerado virtual (sin personalidad jurídica) creado por el primer ministro y hombre fuerte del país para encarar las elecciones legislativas de diciembre y las presidenciales de marzo.
En mayo, en vísperas del aniversario del fin de la II Guerra Mundial, Putin propuso crear un Frente Popular para unir a los ciudadanos en torno a la tarea común de desarrollar el país. Este proyecto supone un intento de infundir nueva vida a la burocratizada Rusia Unida (RU), el partido de los seguidores de Putin que es mayoritario en la Duma estatal (la Cámara baja del Parlamento), pero que experimenta un declive continuado en su popularidad. La idea ha sido apoyada por entidades afines al Gobierno, entre ellos algunos partidos y sindicatos, organizaciones empresariales y personas físicas. Sin embargo, Putin no se ha contentado con esto y la semana pasada autorizó a las empresas a adherirse al FPR, supuestamente porque los colectivos laborales querían tener el mismo derecho de apoyar la iniciativa que otras organizaciones.
Se da la circunstancia de que están a punto de cumplirse 20 años desde que, el 20 de julio de 1991, Borís Yeltsin, recién elegido presidente de Rusia, prohibiera los comités del Partido Comunista de la URSS que se ubicaban en las empresas, los denominados partkom, que vertebraban y ramificaban la organización comunista en la economía. La legislación rusa prohíbe hasta hoy las organizaciones de partidos en las empresas y no contempla el Frente como figura jurídica. Según la politóloga Elena Lukiánova, la iniciativa de adherir empresas al FPR supone de hecho crear células de RU en una mítica entidad denominada Frente Popular.
Desde que los bloques electorales fueron suprimidos en 2003, los partidos son las únicas entidades jurídicas que pueden participar en los comicios. Así pues, de querer competir en las elecciones, los miembros del FPR tendrán que hacerlo en las listas de un partido como RU, y eso es precisamente lo que promete el nuevo proyecto de Putin. El portavoz del primer ministro, Dmitri Peskov, asegura que no se va a obligar a nadie a incorporarse al FPR. Sin embargo, el jefe del comité de política económica de la Duma estatal, Yevgueni Fedórov, manifestó que en el Frente ingresarán las compañías que desean "vivir, desarrollarse, vivir mejor y no morir". "Si algún negocio quiere morir y suicidarse, no debe esforzarse por apoyar al país y por consolidarse en torno a la idea del Frente". La oposición comunista ha expresado el temor a que muchas pequeñas empresas sean forzadas a ingresar en el Frente. Tras albergarse inicialmente en la página de web oficial del primer ministro, el FPR ha abierto su propia página con estética de los años veinte y evocaciones de la unidad popular en la II Guerra Mundial.
Entre quienes han solicitado ingresar en el FPR está la Unión de Jubilados de Rusia y la Unión Empresarial de Siberia, un holding industrial que cuenta con cerca de 40.000 trabajadores. En teoría, los trabajadores deben votar en asamblea si se adhieren a la nueva entidad simbólica y comunicarlo por correo electrónico. El diario Védomosti interrogó a empresarios sobre sus intenciones. Un fabricante de embutidos expresó su confianza en que el ingreso en el Frente no llegue a ser obligatorio y una compañía de móviles que cotiza en la Bolsa de Nueva York alegó no tener derecho a apoyar ningún movimiento político. Empresas como Gazprom evadieron la respuesta.