La oposición siria busca en Londres esbozar un frente unido
Damasco, Agencias
En congresos en Antalya, Bruselas y pronto en Estados Unidos, en grupo reducido en Londres esta semana y en delegación próximamente en Moscú, los opositores de la diáspora siria buscan un frente unido con los del interior con la esperanza de precipitar la caída de Bashar al Asad.
"Nos complementamos", estimó Najib Ghadbian, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Arkansas en Estados Unidos respecto a los opositores en el exterior y a los que siguen manifestándose en el país, pese a un balance estimado en 1.200 muertos en tres meses.
No tienen de momento estructuras, o un líder identificado o un programa en común. Pero tras largos años de un régimen de partido único "es injusto esperar que tengamos una oposición unida", alegó Ghabdian.
"La revolución la llevan a cabo los jóvenes" en Siria, cuya acción será determinante, agregó este universitario. "No hay marcha atrás. Lo que está ocurriendo en Siria es un levantamiento popular", subrayó por su parte Ausama Monajed, de 31 años, uno de los responsables del 'Movimiento por la Justicia y el Desarrollo en Siria', establecido en Londres.
Sonriente, explica a la AFP que aplicó lo que aprendió en un máster dedicado "al papel de internet y de las nuevas tecnologías en las revoluciones no violentas". Con otra gente, introdujo clandestinamente en Siria teléfonos multiusos y módems, dos herramientas indispensables para luchar contra la censura "de un régimen que razona todavía con la mentalidad de la Guerra Fría".
Contrariamente al ejército egipcio, las fuerzas armadas sirias prohíben toda concentración "del tipo de la plaza Tahrir" del Cairo, epicentro de la revuelta que derribó al presidente Hosni Mubarak en febrero, explicó por su parte Radwan Ziadeh. Este profesor de Harvard fue uno de los animadores de la primera 'primavera de Damasco' en 2000, antes de verse forzado al exilio.
Ghadbian, Monajed y Ziadeh, tres influyentes "activistas", hablaron esta semana en el prestigioso Instituto Real de Relaciones Internacionales de Londres, más conocido como Chatham House.
Todos reconocen la naturaleza heterogénea de la oposición, pero insisten también en el avance que se registró a principios de junio en la localidad turística turca de Antalya.
Allí, unos 300 delegados entre los que había jefes de tribus, kurdos y Hermanos Musulmanes exigieron la dimisión inmediata de Asad, expresaron su oposición a una intervención extranjera como en Libia, instaron a la celebración de elecciones libres y designaron un comité consultivo de 31 miembros.
"Después de Antalya, la oposición tiene muchas más posibilidades de unirse", comentó Ziadeh.
Poco después, 200 opositores crearon en Bruselas "una comisión jurídica encargada de evaluar las violaciones de los derechos humanos por parte del régimen sirio".
"Las presiones internacionales son insuficientes", reconoce sin embargo Monajed, quien lamentó el estancamiento en la ONU del proyecto de resolución de condena a Siria.
Pero la oposición tiene muchas esperanzas puestas en el próximo envío de una delegación a Moscú, aliado tradicional del régimen de Damasco. "No tiene precedentes en la historia de las relaciones ruso-sirias", dijo Monajed, quien anunció por otra parte "la próxima celebración de una gran conferencia en Estados Unidos".
Los opositores se esfuerzan pero sus contactos son todavía preliminares. "Tenemos conversaciones con varios gobiernos", entre ellos el británico, declaró Monajed. Pero están lejos del reconocimiento que ha obtenido la oposición libia.
"La última palabra la tendrá el ejército", concluyó Ziadeh. Hoy, los reclutas "sólo tienen dos opciones: matar o que los maten".
"Nos encantaría pensar que tomarán una decisión estratégica, e histórica alineándose con la gente y no con el régimen", afirmó Monajed.
En congresos en Antalya, Bruselas y pronto en Estados Unidos, en grupo reducido en Londres esta semana y en delegación próximamente en Moscú, los opositores de la diáspora siria buscan un frente unido con los del interior con la esperanza de precipitar la caída de Bashar al Asad.
"Nos complementamos", estimó Najib Ghadbian, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Arkansas en Estados Unidos respecto a los opositores en el exterior y a los que siguen manifestándose en el país, pese a un balance estimado en 1.200 muertos en tres meses.
No tienen de momento estructuras, o un líder identificado o un programa en común. Pero tras largos años de un régimen de partido único "es injusto esperar que tengamos una oposición unida", alegó Ghabdian.
"La revolución la llevan a cabo los jóvenes" en Siria, cuya acción será determinante, agregó este universitario. "No hay marcha atrás. Lo que está ocurriendo en Siria es un levantamiento popular", subrayó por su parte Ausama Monajed, de 31 años, uno de los responsables del 'Movimiento por la Justicia y el Desarrollo en Siria', establecido en Londres.
Sonriente, explica a la AFP que aplicó lo que aprendió en un máster dedicado "al papel de internet y de las nuevas tecnologías en las revoluciones no violentas". Con otra gente, introdujo clandestinamente en Siria teléfonos multiusos y módems, dos herramientas indispensables para luchar contra la censura "de un régimen que razona todavía con la mentalidad de la Guerra Fría".
Contrariamente al ejército egipcio, las fuerzas armadas sirias prohíben toda concentración "del tipo de la plaza Tahrir" del Cairo, epicentro de la revuelta que derribó al presidente Hosni Mubarak en febrero, explicó por su parte Radwan Ziadeh. Este profesor de Harvard fue uno de los animadores de la primera 'primavera de Damasco' en 2000, antes de verse forzado al exilio.
Ghadbian, Monajed y Ziadeh, tres influyentes "activistas", hablaron esta semana en el prestigioso Instituto Real de Relaciones Internacionales de Londres, más conocido como Chatham House.
Todos reconocen la naturaleza heterogénea de la oposición, pero insisten también en el avance que se registró a principios de junio en la localidad turística turca de Antalya.
Allí, unos 300 delegados entre los que había jefes de tribus, kurdos y Hermanos Musulmanes exigieron la dimisión inmediata de Asad, expresaron su oposición a una intervención extranjera como en Libia, instaron a la celebración de elecciones libres y designaron un comité consultivo de 31 miembros.
"Después de Antalya, la oposición tiene muchas más posibilidades de unirse", comentó Ziadeh.
Poco después, 200 opositores crearon en Bruselas "una comisión jurídica encargada de evaluar las violaciones de los derechos humanos por parte del régimen sirio".
"Las presiones internacionales son insuficientes", reconoce sin embargo Monajed, quien lamentó el estancamiento en la ONU del proyecto de resolución de condena a Siria.
Pero la oposición tiene muchas esperanzas puestas en el próximo envío de una delegación a Moscú, aliado tradicional del régimen de Damasco. "No tiene precedentes en la historia de las relaciones ruso-sirias", dijo Monajed, quien anunció por otra parte "la próxima celebración de una gran conferencia en Estados Unidos".
Los opositores se esfuerzan pero sus contactos son todavía preliminares. "Tenemos conversaciones con varios gobiernos", entre ellos el británico, declaró Monajed. Pero están lejos del reconocimiento que ha obtenido la oposición libia.
"La última palabra la tendrá el ejército", concluyó Ziadeh. Hoy, los reclutas "sólo tienen dos opciones: matar o que los maten".
"Nos encantaría pensar que tomarán una decisión estratégica, e histórica alineándose con la gente y no con el régimen", afirmó Monajed.