La AIEA quiere supervisar la seguridad de las centrales nucleares
Bruselas, Agencias
La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) defendió este lunes un reforzamiento de sus poderes en materia de seguridad nuclear, durante una conferencia destinada a sacar enseñanzas del accidente de Fukushima.
"Necesitamos verificar de forma sistemática y regular la seguridad de todas las centrales nucleares", declaró el director general de esta agencia de la ONU, el japonés Yukiya Amano, en una conferencia ministerial que se desarrollará hasta el viernes en Viena.
Sin poner en tela de juicio la responsabilidad de los Estados respecto a sus centrales, el responsable consideró que hay que ir más lejos y convertir a la agencia en el "gendarme" de la seguridad, como ya es el caso en la prevención de la proliferación de armas atómicas. Yukiya Amano consideró además que esto es posible sin necesidad de cambiar el estatuto de la agencia, una opción que resultaría laboriosa y compleja.
"Las evaluaciones nacionales son el punto de partida" pero deben complementarse con "pruebas de expertos internacionales de la AIEA", insistió Amano. Como la agencia, encargada de promover la energía nuclear civil, no puede examinar cada uno de los 440 reactores nucleares del mundo, las revisiones podrían hacerse de forma selectiva. Así, "la AIEA podría poner a prueba una central nuclear de cada diez de aquí a tres años", propuso su director general.
El hecho de que la agencia pueda seleccionar cualquier central daría según él una "motivación suplementaria" a los explotadores de los reactores, para que apliquen los criterios de seguridad más estrictos. Los detalles sobre la organización de esas pruebas están por definir, según Yukiya Amano. El responsable propuso reforzar pronto los criterios de seguridad de la AIEA, y garantizar su aplicación a nivel mundial.
"Incluso los mejores criterios son inútiles si no son aplicados", destacó, refiriéndose a Japón. En un informe que se entregará a los 151 países miembros de la agencia durante la conferencia, la AIEA critica severamente a Tokio por no haber aplicado la convención de asistencia prevista por la agencia en caso de accidente nuclear.
Esa convención rige la cooperación entre Estados y con la AIEA para organizar la ayuda, la seguridad y la comunicación. Amano abogó también por reforzar los medios técnicos que permiten responder rápidamente a una crisis, y ampliar las competencias de la agencia en materia de comunicación.
En una rueda de prensa, se mostró confiado en el apoyo de los países miembros a sus propuestas. "Vivimos en la era pos Fukushima", y la seguridad de las instalaciones nucleares es más que nunca prioritaria para todos los países, insistió. El 11 de marzo, un sismo y un maremoto devastaron el noroeste de Japón, dañando fuertemente la central Fukushima, y causando la peor catástrofe nuclear desde la de Chernobyl en 1986 en Ucrania.
Algunos países, como Alemania, Italia y Suiza decidieron en reacción renunciar progresivamente a la energía atómica civil. Otros, como Francia, Estados Unidos y otros países de Europa del Este reafirmaron por el contrario el mantenimiento de esta fuente de energía.
La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) defendió este lunes un reforzamiento de sus poderes en materia de seguridad nuclear, durante una conferencia destinada a sacar enseñanzas del accidente de Fukushima.
"Necesitamos verificar de forma sistemática y regular la seguridad de todas las centrales nucleares", declaró el director general de esta agencia de la ONU, el japonés Yukiya Amano, en una conferencia ministerial que se desarrollará hasta el viernes en Viena.
Sin poner en tela de juicio la responsabilidad de los Estados respecto a sus centrales, el responsable consideró que hay que ir más lejos y convertir a la agencia en el "gendarme" de la seguridad, como ya es el caso en la prevención de la proliferación de armas atómicas. Yukiya Amano consideró además que esto es posible sin necesidad de cambiar el estatuto de la agencia, una opción que resultaría laboriosa y compleja.
"Las evaluaciones nacionales son el punto de partida" pero deben complementarse con "pruebas de expertos internacionales de la AIEA", insistió Amano. Como la agencia, encargada de promover la energía nuclear civil, no puede examinar cada uno de los 440 reactores nucleares del mundo, las revisiones podrían hacerse de forma selectiva. Así, "la AIEA podría poner a prueba una central nuclear de cada diez de aquí a tres años", propuso su director general.
El hecho de que la agencia pueda seleccionar cualquier central daría según él una "motivación suplementaria" a los explotadores de los reactores, para que apliquen los criterios de seguridad más estrictos. Los detalles sobre la organización de esas pruebas están por definir, según Yukiya Amano. El responsable propuso reforzar pronto los criterios de seguridad de la AIEA, y garantizar su aplicación a nivel mundial.
"Incluso los mejores criterios son inútiles si no son aplicados", destacó, refiriéndose a Japón. En un informe que se entregará a los 151 países miembros de la agencia durante la conferencia, la AIEA critica severamente a Tokio por no haber aplicado la convención de asistencia prevista por la agencia en caso de accidente nuclear.
Esa convención rige la cooperación entre Estados y con la AIEA para organizar la ayuda, la seguridad y la comunicación. Amano abogó también por reforzar los medios técnicos que permiten responder rápidamente a una crisis, y ampliar las competencias de la agencia en materia de comunicación.
En una rueda de prensa, se mostró confiado en el apoyo de los países miembros a sus propuestas. "Vivimos en la era pos Fukushima", y la seguridad de las instalaciones nucleares es más que nunca prioritaria para todos los países, insistió. El 11 de marzo, un sismo y un maremoto devastaron el noroeste de Japón, dañando fuertemente la central Fukushima, y causando la peor catástrofe nuclear desde la de Chernobyl en 1986 en Ucrania.
Algunos países, como Alemania, Italia y Suiza decidieron en reacción renunciar progresivamente a la energía atómica civil. Otros, como Francia, Estados Unidos y otros países de Europa del Este reafirmaron por el contrario el mantenimiento de esta fuente de energía.