El primer ministro de Portugal promete acabar con la "borrachera de la deuda"
Lisboa, Agencias
El nuevo primer ministro de Portugal, Pedro Passos Coelho, que este martes asumió su cargo, prometió acabar con la "borrachera de la deuda" imponiéndose como "objetivo urgente" reequilibrar las cuentas públicas para que el país encuentre su "autonomía política".
"Portugal sabe por experiencia que la borrachera de la deuda se limita a un bienestar artificial y breve hasta que llega la factura y el hundimiento. También sabe ahora el precio que hay que pagar en términos de autonomía política", declaró Passos Coelho antes de prometer que el país honrará sus compromisos en el marco del plan de ayuda acordado en mayo con la UE y el FMI.
"Reduciremos la deuda para recobrar nuestra capacidad para decidir más libremente y hacer nuestras propias elecciones", afirmó, antes de prometer que no va a "esconder nada de la amplitud y de la urgencia de los desafíos que se imponen".
"Nuestras prioridades son claras: estabilizar las finanzas, socorrer a los más necesitados, hacer crecer la economía y el empleo", indicó el nuevo primer ministro, que deberá dirigir durante cuatro años un gobierno de coalición entre su Partido Socialdemócrata (centro-derecha) y el CDS-PP (derecha).
"La recuperación de las cuentas públicas es un imperativo urgente para hacer frente a problemas a corto plazo. Pero es sobre todo una condición necesaria para tener una economía próspera y generadora de empleo a medio plazo", dijo.
Antes de él, el presidente, Anibal Cavaco Silva, instó al nuevo gobierno a "actuar inmediatamente" para "asegurar en primer lugar el respeto riguroso del programa" negociado con la UE y el FMI, que le otorgaron un préstamo de 78.000 millones de euros en mayo por un periodo de tres años.
"Los compromisos internacionales asumidos por Portugal constituyen sin duda alguna una hoja de ruta de gran responsabilidad, sobre todo porque los plazos para llevar a cabo las diferentes medidas son demasiado cortos y que el respeto de los diferentes objetivos será objeto de estricto control, tanto por parte de las instituciones internacionales como por los mercados", subrayó.
"El respeto del programa exige muchos sacrificios pero es inevitable", agregó, antes de advertir de que los costos de un "fracaso serían absolutamente catastróficos y durarían muchos años", hipotecando el futuro de las nuevas generaciones.
Muy endeudado -160.000 millones de euros a finales de 2010-, Portugal terminó el pasado año con recesión y un déficit público del 9,1% del PIB y un desempleo de más del 11%, que obligó al gobierno socialista saliente a negociar en mayo un plan de ayuda de la UE y el FMI, similar al de Grecia e Irlanda.
El nuevo primer ministro de Portugal, Pedro Passos Coelho, que este martes asumió su cargo, prometió acabar con la "borrachera de la deuda" imponiéndose como "objetivo urgente" reequilibrar las cuentas públicas para que el país encuentre su "autonomía política".
"Portugal sabe por experiencia que la borrachera de la deuda se limita a un bienestar artificial y breve hasta que llega la factura y el hundimiento. También sabe ahora el precio que hay que pagar en términos de autonomía política", declaró Passos Coelho antes de prometer que el país honrará sus compromisos en el marco del plan de ayuda acordado en mayo con la UE y el FMI.
"Reduciremos la deuda para recobrar nuestra capacidad para decidir más libremente y hacer nuestras propias elecciones", afirmó, antes de prometer que no va a "esconder nada de la amplitud y de la urgencia de los desafíos que se imponen".
"Nuestras prioridades son claras: estabilizar las finanzas, socorrer a los más necesitados, hacer crecer la economía y el empleo", indicó el nuevo primer ministro, que deberá dirigir durante cuatro años un gobierno de coalición entre su Partido Socialdemócrata (centro-derecha) y el CDS-PP (derecha).
"La recuperación de las cuentas públicas es un imperativo urgente para hacer frente a problemas a corto plazo. Pero es sobre todo una condición necesaria para tener una economía próspera y generadora de empleo a medio plazo", dijo.
Antes de él, el presidente, Anibal Cavaco Silva, instó al nuevo gobierno a "actuar inmediatamente" para "asegurar en primer lugar el respeto riguroso del programa" negociado con la UE y el FMI, que le otorgaron un préstamo de 78.000 millones de euros en mayo por un periodo de tres años.
"Los compromisos internacionales asumidos por Portugal constituyen sin duda alguna una hoja de ruta de gran responsabilidad, sobre todo porque los plazos para llevar a cabo las diferentes medidas son demasiado cortos y que el respeto de los diferentes objetivos será objeto de estricto control, tanto por parte de las instituciones internacionales como por los mercados", subrayó.
"El respeto del programa exige muchos sacrificios pero es inevitable", agregó, antes de advertir de que los costos de un "fracaso serían absolutamente catastróficos y durarían muchos años", hipotecando el futuro de las nuevas generaciones.
Muy endeudado -160.000 millones de euros a finales de 2010-, Portugal terminó el pasado año con recesión y un déficit público del 9,1% del PIB y un desempleo de más del 11%, que obligó al gobierno socialista saliente a negociar en mayo un plan de ayuda de la UE y el FMI, similar al de Grecia e Irlanda.