Yemen: nueve muertos, una ciudad en manos de Al Qaida
Saná, Agencias
La policía de Yemen mató a cuatro manifestantes el domingo en la ciudad de Taez, al sur de Saná, mientras que presuntos combatientes de Al Qaida continuaban controlando una ciudad del sur, Zinjibar, donde perecieron cinco civiles.
Entretanto, la oposición al presidente Alí Abdalá Salah afirmó que los tres trabajadores humanitarios franceses desaparecidos el sábado en el sureste habían sido secuestrados y pidió su liberación, así como lo hizo un grupo de abogados.
Tres manifestantes murieron y decenas de ellos fueron heridos este domingo por los disparos de la policía durante una manifestación en contra del presidente Alí Abdalá Saleh celebrada en la ciudad de Taez, al sur de Saná, informaron fuentes hospitalarias.
Otro manifestante murió en la plaza Tahrir, cercana, según otra fuente médica.
Según el comité local de los "Jóvenes de la Revolución", unos 3.000 manifestantes se concentraron ante la comisaría de Taez para pedir la liberación de un manifestante detenido por las fuerzas de seguridad.
Los policías presentes trataron de dispersar a los manifestantes disparando al aire, pero ante la intensificación de las protestas y las negativa de los concentrados a abandonar el lugar, dispararon contra la multitud.
En Zinjibar, cinco civiles murieron el domingo en los combates entre el ejército y presuntos combatientes de Al Qaida que tomaron el control de esa ciudad del sur del país, dijeron fuentes médicas.
Según un responsable local, elementos armados que estarían vinculados a Al Qaida tomaron el control de Zinjibar, capital de la provincia de Abyan, al término de combates que dejaron 18 muertos el viernes y el sábado.
En ese contexto, generales disidentes acusaron al presidente Alí Abdalá Saleh de haber entregado Zinjibar a los "terroristas".
En Saná, la tensión seguía siendo grande a pesar de la consolidación de una tregua entre fuerzas del orden y las milicias del poderoso jefe tribal de los Hached, el jeque Sadek al Ahmar, que se enfrentaron a comienzos de la semana.
En un comunicado, oficiales disidentes, entre ellos el general Ali Mohsen al Ahmar, que se unió a la revuelta en marzo, acusaron a Saleh de haber "entregado la provincia de Abyan a los grupos terroristas armados" y llamó al ejército a "librarles batalla".
La oposición estimó que Saleh había "entregado la ciudad a grupos armados" para "agitar el espantajo de Al Qaida" y para seguir teniendo un apoyo internacional.
El jefe del Estado, que rechaza dejar el poder a pesar de la presión popular, afirmó recientemente que la inseguridad podría provocar la caída en manos de Al Qaida de varias provincias del Sur y del Este.
Según un responsable local, más de 200 hombres armados invadieron Zinjibar el viernes y se enfrentaron a las fuerzas gubernamentales. "No queda más que una brigada mecanizada rodeada", agregó.
"Los hombres armados ultimaron a los soldados que se habían rendido y nos impidieron enterrar a los militares muertos, por lo que sus cadáveres quedaron al sol", afirmó un habitante que pidió mantener el anonimato.
Decenas de familias huyeron de la ciudad "en manos de hombres armados que dicen pertenecer a Al Qaida".
En la capital, en virtud de un acuerdo, los hombres del jeque Ahmar comenzaron a evacuar los edificios públicos de los que habían tomado el control a comienzos de semana, en combates que dejaron al menos 68 muertos.
La policía de Yemen mató a cuatro manifestantes el domingo en la ciudad de Taez, al sur de Saná, mientras que presuntos combatientes de Al Qaida continuaban controlando una ciudad del sur, Zinjibar, donde perecieron cinco civiles.
Entretanto, la oposición al presidente Alí Abdalá Salah afirmó que los tres trabajadores humanitarios franceses desaparecidos el sábado en el sureste habían sido secuestrados y pidió su liberación, así como lo hizo un grupo de abogados.
Tres manifestantes murieron y decenas de ellos fueron heridos este domingo por los disparos de la policía durante una manifestación en contra del presidente Alí Abdalá Saleh celebrada en la ciudad de Taez, al sur de Saná, informaron fuentes hospitalarias.
Otro manifestante murió en la plaza Tahrir, cercana, según otra fuente médica.
Según el comité local de los "Jóvenes de la Revolución", unos 3.000 manifestantes se concentraron ante la comisaría de Taez para pedir la liberación de un manifestante detenido por las fuerzas de seguridad.
Los policías presentes trataron de dispersar a los manifestantes disparando al aire, pero ante la intensificación de las protestas y las negativa de los concentrados a abandonar el lugar, dispararon contra la multitud.
En Zinjibar, cinco civiles murieron el domingo en los combates entre el ejército y presuntos combatientes de Al Qaida que tomaron el control de esa ciudad del sur del país, dijeron fuentes médicas.
Según un responsable local, elementos armados que estarían vinculados a Al Qaida tomaron el control de Zinjibar, capital de la provincia de Abyan, al término de combates que dejaron 18 muertos el viernes y el sábado.
En ese contexto, generales disidentes acusaron al presidente Alí Abdalá Saleh de haber entregado Zinjibar a los "terroristas".
En Saná, la tensión seguía siendo grande a pesar de la consolidación de una tregua entre fuerzas del orden y las milicias del poderoso jefe tribal de los Hached, el jeque Sadek al Ahmar, que se enfrentaron a comienzos de la semana.
En un comunicado, oficiales disidentes, entre ellos el general Ali Mohsen al Ahmar, que se unió a la revuelta en marzo, acusaron a Saleh de haber "entregado la provincia de Abyan a los grupos terroristas armados" y llamó al ejército a "librarles batalla".
La oposición estimó que Saleh había "entregado la ciudad a grupos armados" para "agitar el espantajo de Al Qaida" y para seguir teniendo un apoyo internacional.
El jefe del Estado, que rechaza dejar el poder a pesar de la presión popular, afirmó recientemente que la inseguridad podría provocar la caída en manos de Al Qaida de varias provincias del Sur y del Este.
Según un responsable local, más de 200 hombres armados invadieron Zinjibar el viernes y se enfrentaron a las fuerzas gubernamentales. "No queda más que una brigada mecanizada rodeada", agregó.
"Los hombres armados ultimaron a los soldados que se habían rendido y nos impidieron enterrar a los militares muertos, por lo que sus cadáveres quedaron al sol", afirmó un habitante que pidió mantener el anonimato.
Decenas de familias huyeron de la ciudad "en manos de hombres armados que dicen pertenecer a Al Qaida".
En la capital, en virtud de un acuerdo, los hombres del jeque Ahmar comenzaron a evacuar los edificios públicos de los que habían tomado el control a comienzos de semana, en combates que dejaron al menos 68 muertos.