Pakistán desaprovecha oportunidad para reducir poder del ejército
Islamabad, Agencias
El ataque estadounidense que mató a Osama bin Laden dio al gobierno de Pakistán una rara oportunidad de despojar a los militares de parte de su poder, aprovechando la indignación causada por su aparente fallo en detectar la presencia del líder de al-Qaida y evitar una invasión extranjera.
En lugar de ello, el partido gobernante defendió al ejército y le permitió investigar sus fallos de inteligencia, minando la noción de que los líderes paquistaníes puedan ejercer algún día su plena autoridad en un país propenso a golpes militares.
La timidez de las autoridades civiles no es un buen augurio para las esperanzas de Estados Unidos y Pakistán de que el país, poseedor de un arsenal nuclear, evolucione hacia una democracia estable.
"El desequilibrio civil-militar es la mayor amenaza para la democracia paquistaní. Es además el tema más espinoso para los políticos civiles", dijo el comentarista paquistaní Cyril Almeida.
No es fácil que el gobernante Partido Popular de Pakistán se enfrente al ejército, pese a haber sido humillado por el ataque estadounidense.
La incursión de los comandos SEAL de la armada perpetrada el dos de mayo en Abotabad mató a bin Laden y por lo menos a otras cuatro personas, una gran victoria estadounidense contra al-Qaida. Los militares paquistaníes dijeron que no fueron avisados de antemano, lo que decepcionó a muchos ciudadanos hasta el punto de pedir la renuncia de los mandos del ejército y el espionaje.
La indignación popular fue inusitada en un país donde mucha gente teme a las fuerzas de seguridad y donde el gobierno civil es muy impopular.
De momento, el gobierno está centrado en completar sus cinco años de mandato. Ello sería un logro histórico para un gobierno salido de las urnas en los 63 años de independencia. Empero, al parecer el gobierno no se atreve a desafiar a los generales.
"(El primer ministro Yousuf Raza) Gilani no usó esta oportunidad para crear una comisión o lograr la transformación que este país necesita desesperadamente", dijo el columnista paquistaní Mosharraf Zaidi. "Por ello creo que los paquistaníes, en general, siguen confusos y siguen pidiendo respuestas en lugar de retórica", agregó.
Lo más frustrante para muchos paquistaníes ver la situación de un cuerpo que parecía poderoso en medio de tanta carencia, avasallado por Estados Unidos. Empero, esa conmiseración es prorrogable a los políticos salidos de las urnas.
"El hombre común está realmente enfadado. Han perdido la fe", dijo Khawaja Asif, un dirigente de la oposición. "No se puede imaginar lo triste que están".
El ataque estadounidense que mató a Osama bin Laden dio al gobierno de Pakistán una rara oportunidad de despojar a los militares de parte de su poder, aprovechando la indignación causada por su aparente fallo en detectar la presencia del líder de al-Qaida y evitar una invasión extranjera.
En lugar de ello, el partido gobernante defendió al ejército y le permitió investigar sus fallos de inteligencia, minando la noción de que los líderes paquistaníes puedan ejercer algún día su plena autoridad en un país propenso a golpes militares.
La timidez de las autoridades civiles no es un buen augurio para las esperanzas de Estados Unidos y Pakistán de que el país, poseedor de un arsenal nuclear, evolucione hacia una democracia estable.
"El desequilibrio civil-militar es la mayor amenaza para la democracia paquistaní. Es además el tema más espinoso para los políticos civiles", dijo el comentarista paquistaní Cyril Almeida.
No es fácil que el gobernante Partido Popular de Pakistán se enfrente al ejército, pese a haber sido humillado por el ataque estadounidense.
La incursión de los comandos SEAL de la armada perpetrada el dos de mayo en Abotabad mató a bin Laden y por lo menos a otras cuatro personas, una gran victoria estadounidense contra al-Qaida. Los militares paquistaníes dijeron que no fueron avisados de antemano, lo que decepcionó a muchos ciudadanos hasta el punto de pedir la renuncia de los mandos del ejército y el espionaje.
La indignación popular fue inusitada en un país donde mucha gente teme a las fuerzas de seguridad y donde el gobierno civil es muy impopular.
De momento, el gobierno está centrado en completar sus cinco años de mandato. Ello sería un logro histórico para un gobierno salido de las urnas en los 63 años de independencia. Empero, al parecer el gobierno no se atreve a desafiar a los generales.
"(El primer ministro Yousuf Raza) Gilani no usó esta oportunidad para crear una comisión o lograr la transformación que este país necesita desesperadamente", dijo el columnista paquistaní Mosharraf Zaidi. "Por ello creo que los paquistaníes, en general, siguen confusos y siguen pidiendo respuestas en lugar de retórica", agregó.
Lo más frustrante para muchos paquistaníes ver la situación de un cuerpo que parecía poderoso en medio de tanta carencia, avasallado por Estados Unidos. Empero, esa conmiseración es prorrogable a los políticos salidos de las urnas.
"El hombre común está realmente enfadado. Han perdido la fe", dijo Khawaja Asif, un dirigente de la oposición. "No se puede imaginar lo triste que están".