Ni Nadal ni la tierra pueden con un gran Djokovic
Madrid, Agencias
El serbio Novak Djokovic exhibió su condición de mejor jugador del momento al vencer al rey de la tierra batida, el español Rafael Nadal, defensor del título, por 7-5 y 6-4 en la final del Mutua Madrid Open, enviando un serio aviso al actual número uno del mundo.
En la décima edición de este Masters 1.000, Djokovic rompió la racha de 37 victorias seguidas del español sobre tierra, y logró la primera victoria sobre él en esta superficie al décimo encuentro, en dos horas y 17 minutos. Nadal no perdía un partido en tierra desde hace casi dos años cuando fue derrotado por el sueco Robin Soderling en los octavos de final de Roland Garros, y había ganado antes a Djokovic nueve veces en tierra. En la altitud de Madrid, con todo el público apoyando al español, el de Belgrado tuvo la serenidad y el arrojo para sentenciar una victoria que puede significar un antes y un después en el circuito.
El jugador serbio se anotó el título 24 de su carrera y el sexto en lo que va de año: Abierto de Australia, Dubai, Indian Wells y Miami, y continua invicto en lo que va de año, con 32 victorias, 34 si se suman las dos últimas de la final de Copa Davis del 2010. "Es increíble, entré en la pista sabiendo que podía ganar. Las condiciones de esta pista son muy rápidas, y eso también me ha ayudado", dijo Djokovic a pie de pista, ya con una camiseta blanca enfundada en su cuerpo, en la que tenía escrito "campeón" en cirílico.
En el décimo aniversario del torneo, Djokovic ofreció un recital ante el rey de la tierra batida, el que ha ganado este año en Barcelona y Montecarlo, el que llevaba hasta este domingo 13 triunfos seguidos en lenta, y al que ha batido ya tres veces en esta sesión, en las finales de Indian Wells y Miami, sobre dura, y en Madrid, el que se le escapó en las semifinales de hace dos años, cuando dispuso de tres puntos de partido.
El primer punto del encuentro de hoy fue para Nadal cuando una bola tropezó en la cinta y cayó del lado de Djokovic. El último del primer set, más importante, fue todo lo contrario, y Rafa lo sintió en sus carnes. En esos 69 minutos que duró este primer parcial Nadal sufrió más que nunca la inusitada seguridad que Nole ejerció para situarse con un insultante 4-0, ante el rey de la tierra batida.
Fueron momentos de sufrimiento del español, que, falto de servicio, tenía que bregar desde el fondo, luchando contra su rival y su falta de tino con la derecha. Djokovic llevaba el mando con su juego plano, y un revés cruzado espectacular con el que abría la pista.
Nadal tenía que afinar al máximo. Así, necesitó 25 minutos para ganar el primer juego del partido, y 38 para colocar su primer saque directo, y seguir sufriendo porque no podía dominar desde el arranque, como a él le gusta. Pese a todo, Nadal sacó su garra y pudo igualar 5-5 salvando en ese juego tres bolas de set, una con un saque profundo a 195 km/hora, y las otras dos gracias a dos fallos de su rival. Pero en el duodécimo su fragilidad con el servicio, y la fortuna en la cinta en el último punto para Djokovic hicieron el resto.
Escasa inyección de moral
Después de una hora y nueve minutos, Nadal provocó la alegría a los 12.500 espectadores con un golpe para enmarcar, al devolver por debajo de las piernas una bola y hacer un globo perfecto que el propio Djokovic aplaudió. Significó la rotura y un buen comienzo para Nadal, una inyección de moral, aunque escasa, porque de nuevo su irregularidad al servicio le pasó factura, cediendo el suyo a continuación.
Djokovic seguía con su ritmo perfecto, sin inmutarse por el apoyo incondicional del público hacia Nadal y trabajando el punto desde atrás, más certero. Cuando tuvo la ocasión a mano, en el décimo juego, apretó al resto a lo campeón. Nadal salvó el primer punto de partido, pero no el segundo, el 27 error no forzado de su cuenta.
El serbio Novak Djokovic exhibió su condición de mejor jugador del momento al vencer al rey de la tierra batida, el español Rafael Nadal, defensor del título, por 7-5 y 6-4 en la final del Mutua Madrid Open, enviando un serio aviso al actual número uno del mundo.
En la décima edición de este Masters 1.000, Djokovic rompió la racha de 37 victorias seguidas del español sobre tierra, y logró la primera victoria sobre él en esta superficie al décimo encuentro, en dos horas y 17 minutos. Nadal no perdía un partido en tierra desde hace casi dos años cuando fue derrotado por el sueco Robin Soderling en los octavos de final de Roland Garros, y había ganado antes a Djokovic nueve veces en tierra. En la altitud de Madrid, con todo el público apoyando al español, el de Belgrado tuvo la serenidad y el arrojo para sentenciar una victoria que puede significar un antes y un después en el circuito.
El jugador serbio se anotó el título 24 de su carrera y el sexto en lo que va de año: Abierto de Australia, Dubai, Indian Wells y Miami, y continua invicto en lo que va de año, con 32 victorias, 34 si se suman las dos últimas de la final de Copa Davis del 2010. "Es increíble, entré en la pista sabiendo que podía ganar. Las condiciones de esta pista son muy rápidas, y eso también me ha ayudado", dijo Djokovic a pie de pista, ya con una camiseta blanca enfundada en su cuerpo, en la que tenía escrito "campeón" en cirílico.
En el décimo aniversario del torneo, Djokovic ofreció un recital ante el rey de la tierra batida, el que ha ganado este año en Barcelona y Montecarlo, el que llevaba hasta este domingo 13 triunfos seguidos en lenta, y al que ha batido ya tres veces en esta sesión, en las finales de Indian Wells y Miami, sobre dura, y en Madrid, el que se le escapó en las semifinales de hace dos años, cuando dispuso de tres puntos de partido.
El primer punto del encuentro de hoy fue para Nadal cuando una bola tropezó en la cinta y cayó del lado de Djokovic. El último del primer set, más importante, fue todo lo contrario, y Rafa lo sintió en sus carnes. En esos 69 minutos que duró este primer parcial Nadal sufrió más que nunca la inusitada seguridad que Nole ejerció para situarse con un insultante 4-0, ante el rey de la tierra batida.
Fueron momentos de sufrimiento del español, que, falto de servicio, tenía que bregar desde el fondo, luchando contra su rival y su falta de tino con la derecha. Djokovic llevaba el mando con su juego plano, y un revés cruzado espectacular con el que abría la pista.
Nadal tenía que afinar al máximo. Así, necesitó 25 minutos para ganar el primer juego del partido, y 38 para colocar su primer saque directo, y seguir sufriendo porque no podía dominar desde el arranque, como a él le gusta. Pese a todo, Nadal sacó su garra y pudo igualar 5-5 salvando en ese juego tres bolas de set, una con un saque profundo a 195 km/hora, y las otras dos gracias a dos fallos de su rival. Pero en el duodécimo su fragilidad con el servicio, y la fortuna en la cinta en el último punto para Djokovic hicieron el resto.
Escasa inyección de moral
Después de una hora y nueve minutos, Nadal provocó la alegría a los 12.500 espectadores con un golpe para enmarcar, al devolver por debajo de las piernas una bola y hacer un globo perfecto que el propio Djokovic aplaudió. Significó la rotura y un buen comienzo para Nadal, una inyección de moral, aunque escasa, porque de nuevo su irregularidad al servicio le pasó factura, cediendo el suyo a continuación.
Djokovic seguía con su ritmo perfecto, sin inmutarse por el apoyo incondicional del público hacia Nadal y trabajando el punto desde atrás, más certero. Cuando tuvo la ocasión a mano, en el décimo juego, apretó al resto a lo campeón. Nadal salvó el primer punto de partido, pero no el segundo, el 27 error no forzado de su cuenta.