Misión cumplida para la CIA
Cuando Obama tomó posesión de su cargo se propuso depurar la agencia y encargarle un cometido principal, capturar a Osama bin Laden, misión que acaba de cumplirse
Washington, El País
En los últimos años, la Agencia Central de Inteligencia no ha recibido numerosas alabanzas. La Comisión de Investigación de los atentados de 2001 la responsabilizó de haber ignorado pistas evidentes que podrían haber evitado más de 3.000 muertes. Su imagen quedó luego manchada durante la Administración de George Bush por las capturas de terroristas en países extranjeros y los vuelos secretos para trasladar a los presos a cárceles ocultas donde les sometía a técnicas de interrogación extremas. Cuando tomó posesión de su cargo en 2009, Barack Obama se propuso depurar la agencia, dejar atrás la época de las torturas y encargarle un cometido principal: capturar a Osama Bin Laden, vivo o muerto. Fue una misión que duró 10 años y que el pasado domingo quedó cumplida.
La operación, ejecutada por una brigada contrainsurgente SEAL de la Marina, fue calificada de éxito por el propio presidente de la CIA, agencia fundada en 1947 para el espionaje internacional. Al llegar al Despacho Oval, Obama le confió la dirección de la agencia a Leon Panetta, un político veterano de la Administración de Bill Clinton. "Le encargué que matara o capturara a Bin Laden, la principal prioridad de nuestra guerra contra Al Qaeda, aun cuando mantendríamos nuestros esfuerzos para desarmar, desmantelar y derrotar a su red", dijo el presidente el domingo por la tarde (madrugada del lunes hora española) al realizar el anuncio de la muerte de Bin Laden.
Desde la identificación de Osama Bin Laden como una amenaza, antes de los ataques terroristas de 2001, la CIA había comenzado a recabar información relativa a su círculo más cercano. "Uno de sus mensajeros, en concreto, llamó nuestra atención", dijo el domingo un oficial de la Casa Blanca en conferencia de prensa. "Diversos detenidos nos dieron su nombre de guerra y le identificaron también como protegido de Khalid Sheik Mohammed, el ideólogo de los ataques del 11 de septiembre".
Una minuciosa investigación de la CIA llevó a la identificación de ese mensajero en 2007. Dos años después, la agencia tenía un mapa de las localizaciones de Pakistán y Afganistán donde ese mensajero y su hermano operaban. El pasado mes de agosto se identificó su residencia en Abbottabad, en Pakistán. En aquel mismo complejo vivía una familia, de la que sospechaba que era la de Bin Laden. La CIA diseñó una operación con la ayuda de la Agencia de Inteligencia Geoespacial, que controla el espionaje vía satélite, y la Agencia de Seguridad Nacional, especializada en escuchas.
Panetta dio la orden de ataque, tras haber consultado con Obama, en la tarde del domingo. La cúpula de la agencia siguió la operación en directo con retransmisiones a través de satélite, desde la séptima planta de sus oficinas en Langley, Virginia. La operación ha provocado que la CIA reciba numerosas alabanzas por parte de políticos de ambos signos, demócratas y republicanos. Las loas no han sido algo que la agencia haya recibido de forma muy frecuente en los últimos años.
Dick Cheney agradeció ayer el "trabajo incansable" de la CIA en la muerte de Bin Laden. Fue ese ex vicepresidente quien más empeño puso y más límites excedió para asegurarse de que la agencia podría capturar al líder terrorista. Se saltó los protocolos pertinentes para ordenar la creación secreta de un programa antiterrorista en la CIA para 'cazar' terroristas. Poco se sabe de aquel plan, que Panetta fulminó al enterarse de su existencia en 2009: que permitía la captura y muerte de terroristas por la vía rápida y que brevemente contó con la ayuda de contratistas de la empresa que antes se llamaba Blackwater.
En aquellos ocho años, la CIA torturó a prisioneros en cárceles secretas y con manual: entre 2002 y 2003 se probaron sobre diversos yihadistas una serie de técnicas que el Departamento de Justicia de Bush recomendó en cuatro memorandos. En ellos se detallaba cómo no cruzar la delgada línea que separa interrogatorio de tortura, para evitar problemas legales. Así, se legitimó jurídicamente el ahogamiento fingido, que sobre Khlaed Sheik Mohammed, el ideólogo del 11-S, se probó 183 veces. La información de inteligencia que ha llevado a la muerte de Bin Laden vino precisamente de uno de esos interrogatorios, según anunció la Casa Blanca el domingo.
La orden de matar a Bin Laden es una de las últimas que Panetta habrá dado al mando de la CIA. El 30 de junio abandonará la agencia para ocupar la secretaría de Defensa y liderar el Pentágono. Su cargo lo ocupará el general David Petraeus, que ha sido responsable de las operaciones contrainsurgentes en Irak y Afganistán.
Washington, El País
En los últimos años, la Agencia Central de Inteligencia no ha recibido numerosas alabanzas. La Comisión de Investigación de los atentados de 2001 la responsabilizó de haber ignorado pistas evidentes que podrían haber evitado más de 3.000 muertes. Su imagen quedó luego manchada durante la Administración de George Bush por las capturas de terroristas en países extranjeros y los vuelos secretos para trasladar a los presos a cárceles ocultas donde les sometía a técnicas de interrogación extremas. Cuando tomó posesión de su cargo en 2009, Barack Obama se propuso depurar la agencia, dejar atrás la época de las torturas y encargarle un cometido principal: capturar a Osama Bin Laden, vivo o muerto. Fue una misión que duró 10 años y que el pasado domingo quedó cumplida.
La operación, ejecutada por una brigada contrainsurgente SEAL de la Marina, fue calificada de éxito por el propio presidente de la CIA, agencia fundada en 1947 para el espionaje internacional. Al llegar al Despacho Oval, Obama le confió la dirección de la agencia a Leon Panetta, un político veterano de la Administración de Bill Clinton. "Le encargué que matara o capturara a Bin Laden, la principal prioridad de nuestra guerra contra Al Qaeda, aun cuando mantendríamos nuestros esfuerzos para desarmar, desmantelar y derrotar a su red", dijo el presidente el domingo por la tarde (madrugada del lunes hora española) al realizar el anuncio de la muerte de Bin Laden.
Desde la identificación de Osama Bin Laden como una amenaza, antes de los ataques terroristas de 2001, la CIA había comenzado a recabar información relativa a su círculo más cercano. "Uno de sus mensajeros, en concreto, llamó nuestra atención", dijo el domingo un oficial de la Casa Blanca en conferencia de prensa. "Diversos detenidos nos dieron su nombre de guerra y le identificaron también como protegido de Khalid Sheik Mohammed, el ideólogo de los ataques del 11 de septiembre".
Una minuciosa investigación de la CIA llevó a la identificación de ese mensajero en 2007. Dos años después, la agencia tenía un mapa de las localizaciones de Pakistán y Afganistán donde ese mensajero y su hermano operaban. El pasado mes de agosto se identificó su residencia en Abbottabad, en Pakistán. En aquel mismo complejo vivía una familia, de la que sospechaba que era la de Bin Laden. La CIA diseñó una operación con la ayuda de la Agencia de Inteligencia Geoespacial, que controla el espionaje vía satélite, y la Agencia de Seguridad Nacional, especializada en escuchas.
Panetta dio la orden de ataque, tras haber consultado con Obama, en la tarde del domingo. La cúpula de la agencia siguió la operación en directo con retransmisiones a través de satélite, desde la séptima planta de sus oficinas en Langley, Virginia. La operación ha provocado que la CIA reciba numerosas alabanzas por parte de políticos de ambos signos, demócratas y republicanos. Las loas no han sido algo que la agencia haya recibido de forma muy frecuente en los últimos años.
Dick Cheney agradeció ayer el "trabajo incansable" de la CIA en la muerte de Bin Laden. Fue ese ex vicepresidente quien más empeño puso y más límites excedió para asegurarse de que la agencia podría capturar al líder terrorista. Se saltó los protocolos pertinentes para ordenar la creación secreta de un programa antiterrorista en la CIA para 'cazar' terroristas. Poco se sabe de aquel plan, que Panetta fulminó al enterarse de su existencia en 2009: que permitía la captura y muerte de terroristas por la vía rápida y que brevemente contó con la ayuda de contratistas de la empresa que antes se llamaba Blackwater.
En aquellos ocho años, la CIA torturó a prisioneros en cárceles secretas y con manual: entre 2002 y 2003 se probaron sobre diversos yihadistas una serie de técnicas que el Departamento de Justicia de Bush recomendó en cuatro memorandos. En ellos se detallaba cómo no cruzar la delgada línea que separa interrogatorio de tortura, para evitar problemas legales. Así, se legitimó jurídicamente el ahogamiento fingido, que sobre Khlaed Sheik Mohammed, el ideólogo del 11-S, se probó 183 veces. La información de inteligencia que ha llevado a la muerte de Bin Laden vino precisamente de uno de esos interrogatorios, según anunció la Casa Blanca el domingo.
La orden de matar a Bin Laden es una de las últimas que Panetta habrá dado al mando de la CIA. El 30 de junio abandonará la agencia para ocupar la secretaría de Defensa y liderar el Pentágono. Su cargo lo ocupará el general David Petraeus, que ha sido responsable de las operaciones contrainsurgentes en Irak y Afganistán.