La rebelión libia cumple cien días exigiendo la renuncia de Gadafi
Bengasi, Agencias
La insurgencia libia, que celebra sus 100 días, repite que la renuncia de Muamar Gadafi es la condición a una solución de la crisis, mientras se espera la llegada a Trípoli del presidente sudafricano, quien presentará al coronel una "estrategia de salida".
"Hace cien días del comienzo de esta revolución bendita; vemos victorias a nivel nacional e internacional", se felicitó en un comunicado el sábado en la noche el presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT, organismo dirigente de la rebelión) Mustafá Abdeljalil.
"Tenemos que celebrar lo que nuestros hijos heroicos han hecho en Misrata y en las montañas de Nefusa", comentó en relación a los dos enclaves de la oposición situados al este y el suroeste de Trípoli y que desde semanas resisten a las tropas del régimen.
"Asimismo, agregó, tenemos que aplaudir el amplio apoyo internacional para nuestra revolución", que partió a mediados de febrero de Bengasi y Al Baida, al este, tras la caída de los presidentes de los vecinos Egipto y Túnez, Hosni Mubarak y Zine el Abidine Ben Ali.
Un mes más tarde, una coalición internacional, actuando por mandato de la ONU, lanzaba una campaña de ataques aéreos, que siguen hasta ahora, contra el régimen de Gadafi.
Pero la rebelión pidió el domingo ayuda financiera a la comunidad internacional.
"Estamos en una situación crítica, nuestros amigos deben recordar que estamos en guerra", declaró el "ministro" de Petróleo y Finanzas de la rebelión, Ali Tarhouni. "Todo el dinero será utilizado para combustible (para electricidad), comida y medicamentos. Nuestros combatientes son valientes, pero es duro pelear con el estómago vacío", dijo.
Dado que la operación militar se prolonga y que el coronel Gadafi está decidido a aferrarse al poder que mantiene desde hace 42 años, la solución parece encontrarse en el terreno diplomático.
Rusia, tradicional aliado de Trípoli, dio el viernes un giro durante la cumbre del G8 en Deauville (Francia), al unirse a las potencias occidentales como Estados Unidos y Francia, que piden abiertamente la renuncia de Gadafi.
"Quiero saludar la posición adoptada por el G8", dijo Abdeljalil, insistiendo en que "ninguna negociación es posible antes de la renuncia (de Gadafi) y de su régimen".
El presidente sudafricano Jacob Zuma prevé reunirse el lunes con Gadafi para discutir con él una estrategia que le permitiría dejar el poder.
Sin embargo, para Trípoli, ninguna mediación es posible salvo la de la Unión Africana, que ya presentó una "hoja de ruta" aceptada por el régimen pero rechazada rotundamente por el CNT.
Asimismo, la eventual conciliación propuesta el viernes por Moscú fue rechazada por Trípoli, que afirmó que el régimen no aceptará mediación alguna que deje al margen el plan de paz de la Unión Africana.
Mientras tanto, los combates continúan.
El barrio de Bab Al Aziziya, donde está la residencia de Gadafi, fue blanco el sábado, como desde comienzos de semana, de bombardeos de la coalición, que según la OTAN, fueron dirigidos contra un centro de comandancia y control.
La OTAN también indicó haber destruido tres tanques, depósitos de municiones, garajes militares y un cañón en los suburbios de la ciudad asediada de Misrata.
Según un testigo, en esta ciudad la situación comenzaba a a volver a la "normalidad".
Numerosos retenes fueron levantados, se está limpiando la ciudad y muchos negocios volvieron a abrir sus puertas.
Pero según fuentes sanitarias, las tropas gubernamentales siguen bombardeando Misrata y provocando víctimas civiles.
Por otra parte, la OTAN acusó a las fuerzas de Gadafi de minar los alrededores de esta ciudad portuaria situada a 200 kilómetros al este de Trípoli.
Desde ya, los rebeldes planean la etapa post Gadafi y trabajan en un proyecto de Constitución. Las elecciones tendrán lugar seis meses después que caiga Gadafi, según el presidente del CNT.
La insurgencia libia, que celebra sus 100 días, repite que la renuncia de Muamar Gadafi es la condición a una solución de la crisis, mientras se espera la llegada a Trípoli del presidente sudafricano, quien presentará al coronel una "estrategia de salida".
"Hace cien días del comienzo de esta revolución bendita; vemos victorias a nivel nacional e internacional", se felicitó en un comunicado el sábado en la noche el presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT, organismo dirigente de la rebelión) Mustafá Abdeljalil.
"Tenemos que celebrar lo que nuestros hijos heroicos han hecho en Misrata y en las montañas de Nefusa", comentó en relación a los dos enclaves de la oposición situados al este y el suroeste de Trípoli y que desde semanas resisten a las tropas del régimen.
"Asimismo, agregó, tenemos que aplaudir el amplio apoyo internacional para nuestra revolución", que partió a mediados de febrero de Bengasi y Al Baida, al este, tras la caída de los presidentes de los vecinos Egipto y Túnez, Hosni Mubarak y Zine el Abidine Ben Ali.
Un mes más tarde, una coalición internacional, actuando por mandato de la ONU, lanzaba una campaña de ataques aéreos, que siguen hasta ahora, contra el régimen de Gadafi.
Pero la rebelión pidió el domingo ayuda financiera a la comunidad internacional.
"Estamos en una situación crítica, nuestros amigos deben recordar que estamos en guerra", declaró el "ministro" de Petróleo y Finanzas de la rebelión, Ali Tarhouni. "Todo el dinero será utilizado para combustible (para electricidad), comida y medicamentos. Nuestros combatientes son valientes, pero es duro pelear con el estómago vacío", dijo.
Dado que la operación militar se prolonga y que el coronel Gadafi está decidido a aferrarse al poder que mantiene desde hace 42 años, la solución parece encontrarse en el terreno diplomático.
Rusia, tradicional aliado de Trípoli, dio el viernes un giro durante la cumbre del G8 en Deauville (Francia), al unirse a las potencias occidentales como Estados Unidos y Francia, que piden abiertamente la renuncia de Gadafi.
"Quiero saludar la posición adoptada por el G8", dijo Abdeljalil, insistiendo en que "ninguna negociación es posible antes de la renuncia (de Gadafi) y de su régimen".
El presidente sudafricano Jacob Zuma prevé reunirse el lunes con Gadafi para discutir con él una estrategia que le permitiría dejar el poder.
Sin embargo, para Trípoli, ninguna mediación es posible salvo la de la Unión Africana, que ya presentó una "hoja de ruta" aceptada por el régimen pero rechazada rotundamente por el CNT.
Asimismo, la eventual conciliación propuesta el viernes por Moscú fue rechazada por Trípoli, que afirmó que el régimen no aceptará mediación alguna que deje al margen el plan de paz de la Unión Africana.
Mientras tanto, los combates continúan.
El barrio de Bab Al Aziziya, donde está la residencia de Gadafi, fue blanco el sábado, como desde comienzos de semana, de bombardeos de la coalición, que según la OTAN, fueron dirigidos contra un centro de comandancia y control.
La OTAN también indicó haber destruido tres tanques, depósitos de municiones, garajes militares y un cañón en los suburbios de la ciudad asediada de Misrata.
Según un testigo, en esta ciudad la situación comenzaba a a volver a la "normalidad".
Numerosos retenes fueron levantados, se está limpiando la ciudad y muchos negocios volvieron a abrir sus puertas.
Pero según fuentes sanitarias, las tropas gubernamentales siguen bombardeando Misrata y provocando víctimas civiles.
Por otra parte, la OTAN acusó a las fuerzas de Gadafi de minar los alrededores de esta ciudad portuaria situada a 200 kilómetros al este de Trípoli.
Desde ya, los rebeldes planean la etapa post Gadafi y trabajan en un proyecto de Constitución. Las elecciones tendrán lugar seis meses después que caiga Gadafi, según el presidente del CNT.