Isabel II deja flores en el monumento a caídos por la independencia irlandesa
Dublin, Agencias
La reina Isabel II inició este martes la primera visita de un monarca británico a Irlanda, rodeada de medidas de seguridad sin precedentes después de que el ejército desactivara un artefacto explosivo en Dublín atribuido a disidentes republicanos.
La soberana británica, de 85 años, y su marido Felipe, Duque de Edimburgo, de 89, aterrizaron según el programa previsto minutos antes del mediodía (11H00 GMT) en Dublín, donde se llevó a cabo una breve ceremonia protocolaria.
Isabel II, que vestía abrigo y sombrero verde esmeralda -el color de Irlanda- en honor de sus anfitriones, se trasladó luego a la residencia oficial de la presidenta Mary McAleese, para el acto oficial de bienvenida de esta visita de cuatro días considerada como un paso más en la reconciliación y la normalización de las relaciones entre los dos países.
La llegada de la reina estuvo, sin embargo, precedida por la desactivación pocas horas antes de un artefacto explosivo "en estado de funcionar" en el compartimento de equipajes de un autobús en Maynooth, una pequeña localidad cercana a Dublín.
El dispositivo fue hallado por la policía el lunes en torno a las 23H00 locales (22H00 GMT) tras una llamada anónima atribuida a las facciones disidentes del hoy inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA), opuestas al proceso de paz en Irlanda del Norte.
Un portavoz del ejército precisó por su parte a la AFP que el artefacto era "casero pero viable".
La localidad de Maynooth está situada en el condado de Kildare, donde la reina debe visitar el jueves las caballerizas nacionales irlandesas.
Las autoridades irlandesas también tuvieron que responder en las últimas 24 horas a por lo menos otros ocho avisos de bomba, que se revelaron falsos.
Las amenazas de los grupos disidentes más extremistas, que anunciaron que harían saber a la reina que no era bienvenida en su territorio, obligaron a establecer un dispositivo de seguridad sin precedentes para esta visita, la primera de un monarca británico a la república irlandesa desde que ésta se independizó del Reino Unido en 1922.
Los mismos disidentes republicanos habían amenazado el lunes con colocar una bomba en Londres, en una llamada codificada a Scotland Yard.
Unos 10.000 efectivos de la policía y del ejército fueron movilizadas en Irlanda para esta visita, propiciada por los acuerdos de paz del Viernes Santo que en 1998 pusieron fin a 30 años de violencia entre protestantes unionistas y católicos republicanos en Irlanda del Norte.
El programa de la reina, cuyo viaje es aprobado por un 81% de los irlandeses según un sondeo, no elude los lugares más sensibles en la relación entre los dos países.
Durante esta primera jornada, Isabel II debe depositar una corona de flores en el Jardín del Recuerdo de Dublín, que rinde tributo a los irlandeses que murieron luchando por la libertad de su país.
El miércoles se desplazará al estadio Croke Park, donde las fuerzas británicas mataron a 14 personas en 1920, en uno de los episodios clave de la guerra por la independencia irlandesa, y al memorial de la Primera Guerra Mundial, que homenajea a los caídos irlandeses que lucharon con el Reino Unido.
Ese mismo día, la reina, que viajará con su esposo, el duque de Edimburgo, pronunciará un esperado discurso en el también simbólico castillo de Dublín, antigua sede de las autoridades británicas en Irlanda.
La reina Isabel II inició este martes la primera visita de un monarca británico a Irlanda, rodeada de medidas de seguridad sin precedentes después de que el ejército desactivara un artefacto explosivo en Dublín atribuido a disidentes republicanos.
La soberana británica, de 85 años, y su marido Felipe, Duque de Edimburgo, de 89, aterrizaron según el programa previsto minutos antes del mediodía (11H00 GMT) en Dublín, donde se llevó a cabo una breve ceremonia protocolaria.
Isabel II, que vestía abrigo y sombrero verde esmeralda -el color de Irlanda- en honor de sus anfitriones, se trasladó luego a la residencia oficial de la presidenta Mary McAleese, para el acto oficial de bienvenida de esta visita de cuatro días considerada como un paso más en la reconciliación y la normalización de las relaciones entre los dos países.
La llegada de la reina estuvo, sin embargo, precedida por la desactivación pocas horas antes de un artefacto explosivo "en estado de funcionar" en el compartimento de equipajes de un autobús en Maynooth, una pequeña localidad cercana a Dublín.
El dispositivo fue hallado por la policía el lunes en torno a las 23H00 locales (22H00 GMT) tras una llamada anónima atribuida a las facciones disidentes del hoy inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA), opuestas al proceso de paz en Irlanda del Norte.
Un portavoz del ejército precisó por su parte a la AFP que el artefacto era "casero pero viable".
La localidad de Maynooth está situada en el condado de Kildare, donde la reina debe visitar el jueves las caballerizas nacionales irlandesas.
Las autoridades irlandesas también tuvieron que responder en las últimas 24 horas a por lo menos otros ocho avisos de bomba, que se revelaron falsos.
Las amenazas de los grupos disidentes más extremistas, que anunciaron que harían saber a la reina que no era bienvenida en su territorio, obligaron a establecer un dispositivo de seguridad sin precedentes para esta visita, la primera de un monarca británico a la república irlandesa desde que ésta se independizó del Reino Unido en 1922.
Los mismos disidentes republicanos habían amenazado el lunes con colocar una bomba en Londres, en una llamada codificada a Scotland Yard.
Unos 10.000 efectivos de la policía y del ejército fueron movilizadas en Irlanda para esta visita, propiciada por los acuerdos de paz del Viernes Santo que en 1998 pusieron fin a 30 años de violencia entre protestantes unionistas y católicos republicanos en Irlanda del Norte.
El programa de la reina, cuyo viaje es aprobado por un 81% de los irlandeses según un sondeo, no elude los lugares más sensibles en la relación entre los dos países.
Durante esta primera jornada, Isabel II debe depositar una corona de flores en el Jardín del Recuerdo de Dublín, que rinde tributo a los irlandeses que murieron luchando por la libertad de su país.
El miércoles se desplazará al estadio Croke Park, donde las fuerzas británicas mataron a 14 personas en 1920, en uno de los episodios clave de la guerra por la independencia irlandesa, y al memorial de la Primera Guerra Mundial, que homenajea a los caídos irlandeses que lucharon con el Reino Unido.
Ese mismo día, la reina, que viajará con su esposo, el duque de Edimburgo, pronunciará un esperado discurso en el también simbólico castillo de Dublín, antigua sede de las autoridades británicas en Irlanda.