Ira y vergüenza en Pakistán por la operación contra Bin Laden
Islamabad, Agencias
La vergüenza y la ira eran los sentimientos predominantes el jueves en Pakistán, cuatro días después de la operación norteamericana en la que murió Osama Bin Laden, considerada una nueva violación de la soberanía nacional y una afrenta al ejército y los servicios secretos del país.
En ese contexto, la negativa de Washington de publicar las fotos del cadáver del jefe de Al Qaeda alimentaba también la teoría del complot en una opinión pública mayoritariamente norteamericana.
Todo el país se pregunta cómo 79 miembros de los Navy Seals, la unidad de élite de las fuerzas especiales norteamericanas, pudieron llegar en helicópteros sin ser detectados hasta la residencia ocupada por Bin Laden, matarlo e irse con el cadáver, todo ello cerca de una academia militar de élite.
El diario The News estimaba incluso que ese ataque plantea cuestiones sobre la seguridad del arsenal nuclear paquistaní. "Pakistán y su aparato de seguridad han pasado a ser objeto de bromas, los medios de información del mundo entero recalcan el descubrimiento del hombre más buscado del mundo a tiro de piedra de una academia militar de primer plano", escribe un editorialista del periódico. "Entre las cuestiones que se plantean está la de saber cuál es el grado de seguridad de Pakistán y de sus armas nucleares, dado que helicópteros pudieron penetrar en el territorio sin ser detectados", agrega.
Aunque la inmesa mayoría de los paquistaníes admiten que Bin Laden murió realmente, en Karachi, la capital económica, hay quienes evocan la tesis del complot dada la negativa de Estados Unidos de publicar las fotos del cadáver.
Estados Unidos "siempre ha mentido y ha abandonado a sus aliados ¿Cómo entonces otorgarle confianza cuando afirma que mató a Osama? No quiere mostrar las fotos porque eso podría descubrir sus mentiras", declara Mehmud Azim, médico de 55 años de edad.
"No sabemos exactamente lo que pasó esa noche. Y lo que es más grave es que nuestros dirigentes civiles y militares se mantienen unidos en el silencio", señala Ahmed, que prefiere no dar su apellido.
El principal diario del país, Jang, titula en su editorial: "No mantengan la nación en la ignorancia: informen sobre los hechos". El periódico considera que es difícil que los paquistaníes se traguen las versiones oficiales, aunque no pone en duda la muerte de Bin Laden.
Por su parte, el diario Jabrain plantea dudas sobre el momento de la muerte del dirigente islamista. "Algunos expertos piensan que el jefe de Al Qaeda estuvo detenido largo tiempo y que Estados Unidos ha orquestado un guión conforme con sus intereses", escribe.
No obstante, incluso los grupos religiosos más radicales admiten la muerte de Bin Laden. La fundación caritativa Jamaat ud Dawa, considerada el ala pública del grupo islamista prohibido Lashkar e Taiba, exhortó el martes a rezar por "el martir".
El principal partido islamista dle país, Jamaat e Islami (JI), convocó a manifestaciones este viernes, acusando al gobierno y a los servicios secretos de un fracaso "criminal" por haber dejado que el ataque se produjera. "Está claro que Pakistán se ha convertido en el lacayo de Estados Unidos en la medida en que el gobierno no hizo nada para impedir la intrusión norteamericana en nuestro territorio", declaró Mohamad Ibrahim, jefe provincial del JI.
En Peshawar, gran ciudad del noroeste de Pakistán, en las puertas de las zonas tribales que son los bastiones de los insurgentes islamistas, el presidente de la asociación de comerciantes, Halim Said, recalcó que la violación del territorio paquistaní no es cosa nueva. Desde 2008, los ataques de aviones sin piloto de la CIA dirigidos contra Al Qaeda y los talibanes paquistaníes y afganos en las zonas tribales son sumamente frecuentes, casi diarios, y han causado más de 1.500 muertos. "Ya no somos una nación soberana, puesto que cada día los ataques de drones norteamericanos cuestionan nuestra soberanía", considera Said.
La vergüenza y la ira eran los sentimientos predominantes el jueves en Pakistán, cuatro días después de la operación norteamericana en la que murió Osama Bin Laden, considerada una nueva violación de la soberanía nacional y una afrenta al ejército y los servicios secretos del país.
En ese contexto, la negativa de Washington de publicar las fotos del cadáver del jefe de Al Qaeda alimentaba también la teoría del complot en una opinión pública mayoritariamente norteamericana.
Todo el país se pregunta cómo 79 miembros de los Navy Seals, la unidad de élite de las fuerzas especiales norteamericanas, pudieron llegar en helicópteros sin ser detectados hasta la residencia ocupada por Bin Laden, matarlo e irse con el cadáver, todo ello cerca de una academia militar de élite.
El diario The News estimaba incluso que ese ataque plantea cuestiones sobre la seguridad del arsenal nuclear paquistaní. "Pakistán y su aparato de seguridad han pasado a ser objeto de bromas, los medios de información del mundo entero recalcan el descubrimiento del hombre más buscado del mundo a tiro de piedra de una academia militar de primer plano", escribe un editorialista del periódico. "Entre las cuestiones que se plantean está la de saber cuál es el grado de seguridad de Pakistán y de sus armas nucleares, dado que helicópteros pudieron penetrar en el territorio sin ser detectados", agrega.
Aunque la inmesa mayoría de los paquistaníes admiten que Bin Laden murió realmente, en Karachi, la capital económica, hay quienes evocan la tesis del complot dada la negativa de Estados Unidos de publicar las fotos del cadáver.
Estados Unidos "siempre ha mentido y ha abandonado a sus aliados ¿Cómo entonces otorgarle confianza cuando afirma que mató a Osama? No quiere mostrar las fotos porque eso podría descubrir sus mentiras", declara Mehmud Azim, médico de 55 años de edad.
"No sabemos exactamente lo que pasó esa noche. Y lo que es más grave es que nuestros dirigentes civiles y militares se mantienen unidos en el silencio", señala Ahmed, que prefiere no dar su apellido.
El principal diario del país, Jang, titula en su editorial: "No mantengan la nación en la ignorancia: informen sobre los hechos". El periódico considera que es difícil que los paquistaníes se traguen las versiones oficiales, aunque no pone en duda la muerte de Bin Laden.
Por su parte, el diario Jabrain plantea dudas sobre el momento de la muerte del dirigente islamista. "Algunos expertos piensan que el jefe de Al Qaeda estuvo detenido largo tiempo y que Estados Unidos ha orquestado un guión conforme con sus intereses", escribe.
No obstante, incluso los grupos religiosos más radicales admiten la muerte de Bin Laden. La fundación caritativa Jamaat ud Dawa, considerada el ala pública del grupo islamista prohibido Lashkar e Taiba, exhortó el martes a rezar por "el martir".
El principal partido islamista dle país, Jamaat e Islami (JI), convocó a manifestaciones este viernes, acusando al gobierno y a los servicios secretos de un fracaso "criminal" por haber dejado que el ataque se produjera. "Está claro que Pakistán se ha convertido en el lacayo de Estados Unidos en la medida en que el gobierno no hizo nada para impedir la intrusión norteamericana en nuestro territorio", declaró Mohamad Ibrahim, jefe provincial del JI.
En Peshawar, gran ciudad del noroeste de Pakistán, en las puertas de las zonas tribales que son los bastiones de los insurgentes islamistas, el presidente de la asociación de comerciantes, Halim Said, recalcó que la violación del territorio paquistaní no es cosa nueva. Desde 2008, los ataques de aviones sin piloto de la CIA dirigidos contra Al Qaeda y los talibanes paquistaníes y afganos en las zonas tribales son sumamente frecuentes, casi diarios, y han causado más de 1.500 muertos. "Ya no somos una nación soberana, puesto que cada día los ataques de drones norteamericanos cuestionan nuestra soberanía", considera Said.