El presidente de Yemen dice que se defenderá tras los llamamientos a que dimita

El presidente yemení, Alí Abdalá Saleh, dijo este viernes ante miles de partidarios que está dispuesto a "defenderse por todos los medios" contra la oposición que pide su renuncia, un día después del llamamiento de Estados Unidos a una transición inmediata en su país.

La oposición calificó los dichos del presidente como una "declaración de guerra", y a través de manifestaciones masivas en todo el país exigió su partida inmediata. Ningún incidente fue registrado en Saná, debido a un fuerte despliegue de las fuerzas de seguridad.

Sin embargo, al sur de la capital, en Ibb, los militares dispararon contra manifestantes y mataron a tres, mientras que cinco resultaron heridos. En Taez, también al sur de la capital, un manifestante resultó herido.

"No permaneceremos con los brazos cruzados frente a los que están fuera de la ley", declaró el presidente, que trató a la oposición parlamentaria de "saboteadores y bandidos" y le pidió que dejara de "jugar con el fuego".

"El pueblo yemení y sus fuerzas armadas tendrán que defender sus instituciones, sus barrios y sus pueblos. Nos defenderemos con todas nuestras fuerzas y con todos los medios", advirtió Saleh ante sus partidarios, que fueron llevados como todos los viernes desde diversas provincias para contrabalancear a los opositores que acampan desde el 21 de febrero en una plaza de Saná.

En una primera reacción, el portavoz de la oposición parlamentaria, Mohammad Qahtan, afirmó al canal de televisión Al Arabiya que se trataba de una "verdadera declaración de guerra".

El discurso del presidente interviene en un clima de extrema tensión en el país. Diecinueve manifestantes hostiles al presidente Saleh murieron desde el miércoles por la noche, en su mayoría en Saná cuando una columna de manifestantes intentó marchar hacia la sede del Gobierno.

El viernes, los opositores se contentaron con reagruparse en las inmediaciones de la Plaza del 'Cambio', en donde acampan desde el 21 de febrero, y se dirigieron hacia un cementerio cercano para enterrar a varias de sus víctimas de los enfrentamientos del miércoles.

Permanecieron en la parte de la capital controlada por las tropas del general Alí Mohsen al Ahmar, comandante de la región noreste que se unió desde marzo a las protestas.

Las fuerzas del general Al Ahmar controlan el norte y el oeste de la capital, mientras que las fuerzas fieles al presidente Saleh controlan el resto. Blindados y soldados estaban desplegados a lo largo de la calle Zubeiri, que divide los dos sectores.

"Vete", "el pueblo quiere la caída del régimen", repetían los manifestantes, que esgrimían eslóganes de rechazo al plan de salida de crisis propuesto por las monarquías del Golfo, ya que acuerda la inmunidad al presidente y a sus allegados a cambio de su dimisión.

El jefe de Estado rehusó firmar este plan, y Qatar anunció el jueves su retiro de esta mediación por la posición del presidente.

El plan prevé la formación por la oposición de un gobierno de reconciliación y la dimisión un mes después de Saleh a cambio de su inmunidad, y luego una elección presidencial en un plazo de 60 días.

Estados Unidos condenó el jueves la violencia del régimen yemení y llamó a "todas las partes" a firmar el plan "inmediatamente".

Por su parte la organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch pidió a los mediadores que no acuerden la inmunidad al presidente, ante los "ataques repetidos y mortíferos de sus fuerzas de seguridad contra manifestantes pacíficos".

Diecinueve manifestantes murieron desde el miércoles en Saná, Taez y otras ciudades del país. Al menos 179 personas murieron desde finales de enero, según un balance establecido por la AFP.

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