Dos mensajeros, millonario búnker y basura quemada llevaron hasta Bin Laden
Washington, Agencias
Años de minuciosos análisis de inteligencia de Estados Unidos fueron necesarios para hallar a Osama bin Laden en Pakistán, pero bastó una sola indicación del presidente Barack Obama -"¡Adelante!"- para lanzar el ataque en el que caería abatido el líder de Al Qaeda.
Obama le dijo el viernes a su consejero de seguridad nacional, Tom Donilon, y a otros altos asesores que iba a firmar el audaz plan de ataque, en una dramática reunión en el Salón Diplomático de la Casa Blanca.
La violenta y repentina operación que terminó con la muerte de Bin Laden tras un breve pero intenso tiroteo el domingo en la localidad paquistaní de Abbottabad, contrastó con los meses que analistas de inteligencia dedicaron a reunir las pistas que finalmente permitieron localizarlo.
Desde que Bin Laden se escapó de la montañosa región afgana de Tora Bora en 2001, después de los mortales atentados de Al Qaida del 11 de septiembre, se le había perdido el rastro y los agentes de inteligencia estadounidenses no llegaron a intervenir sus comunicaciones ni a determinar el lugar donde se escondía.
Pero en septiembre pasado se daría un gran paso al identificar a dos mensajeros de Bin Laden, que le servían de nexo con el mundo exterior desde su refugio en un complejo cercano a la capital paquistaní, dijeron funcionarios de alto rango estadounidenses.
The New York Times informó en tanto que dos agentes paquistaníes que trabajan para la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) habían logrado identificar a uno de esos mensajeros en Peshawar, lo cual les permitió llegar al complejo en Abbottabad, ubicado a unos 60 km de Islamabad.
Esa información sobre la identidad del mensajero se obtuvo varios años antes de miembros de alto nivel de Al Qaida durante los duros interrogatorios a los que los sometió la CIA, dijo el diario.
Para diciembre pasado, funcionarios de inteligencia estaban convencidos de que un "objetivo de alto valor" vivía en ese complejo. Sin embargo, nunca tuvieron 100% de certeza de que se tratara del jefe de Al Qaida hasta que fueron informados de que había muerto en la operación.
Un alto funcionario dijo que los indicios de que había algo raro en ese complejo se acumularon durante meses. "Así, pues, nos encontramos con este complejo y le prestamos mucha atención porque quedó en evidencia que cualquiera que viviese allí trataba de mantener un perfil muy bajo y desplegaba grandes medidas de seguridad operativa", dijo el funcionario.
"Creíamos que Osama bin Laden y su familia vivían en el segundo y tercer piso del edificio principal", agregó. Otro funcionario dijo que las sospechas surgieron ante las extraordinarias medidas de seguridad adoptadas en el complejo y el hecho de que los que vivían allí quemaran la basura en vez de sacarla para que fuera recogida.
Además, "tenían una casa de un millón de dólares sin ingresos discernibles", señaló. Para marzo, Obama estuvo lo suficientemente seguro de la información de inteligencia sobre el complejo como para ordenar a los militares desarrollar los planes para atacarlo.
"Sabíamos que existía un complejo, conocíamos a algunas de las personas que estaban allí, sabíamos que estaban asociadas con Bin Laden, que vivían en circunstancias únicas", dijo el funcionario.
"Si se juntan todas las pruebas, queda claro que allí hay alguien que es un terrorista de alto valor, y Bin Laden es la única persona que encaja con el perfil de ese terrorista de alto valor".
En abril, a Obama se le presentaron tres opciones: ingresar un equipo estadounidense para capturar o matar al sospechoso, lanzar algún tipo de ataque de precisión quirúrgica, como un bombardeo, o esperar a conseguir más información de inteligencia.
Bajo intenso secreto, inusual incluso para la Casa Blanca, Obama deliberó sobre qué camino tomar con un pequeño grupo de funcionarios de alto rango. La desventaja de un bombardeo era que, si bien no habría riesgo de vida para los efectivos estadounidenses, podría causar más víctimas civiles y dejaría pocas pruebas sobre la identidad de los muertos, dijo el funcionario.
"No es que no se pudiera demostrar que era (Bin Laden), pero no se sabría a ciencia cierta" si había sido atacado, dijo el alto funcionario. La opción de enviar fuerzas especiales en un helicóptero permitiría obtener pruebas, pero pondría en riesgo a los soldados y había una mayor probabilidad de molestar a Pakistán con vuelos sobre su territorio.
Sin embargo, ésa fue la opción finalmente elegida por Obama. El pasado jueves, 28 de abril, Obama llamó a una reunión final de dos horas en el Salón de Situación de la Casa Blanca para discutir las opciones, pero dijo a sus asesores que no comunicaría su decisión hasta la mañana siguiente.
Antes de partir el viernes en su helicóptero Marine One para visitar Alabama, devastada por tornados, Obama dijo a sus asesores: "Adelante", iniciando así el proceso que culminó en la operación de Abbottabad.
Años de minuciosos análisis de inteligencia de Estados Unidos fueron necesarios para hallar a Osama bin Laden en Pakistán, pero bastó una sola indicación del presidente Barack Obama -"¡Adelante!"- para lanzar el ataque en el que caería abatido el líder de Al Qaeda.
Obama le dijo el viernes a su consejero de seguridad nacional, Tom Donilon, y a otros altos asesores que iba a firmar el audaz plan de ataque, en una dramática reunión en el Salón Diplomático de la Casa Blanca.
La violenta y repentina operación que terminó con la muerte de Bin Laden tras un breve pero intenso tiroteo el domingo en la localidad paquistaní de Abbottabad, contrastó con los meses que analistas de inteligencia dedicaron a reunir las pistas que finalmente permitieron localizarlo.
Desde que Bin Laden se escapó de la montañosa región afgana de Tora Bora en 2001, después de los mortales atentados de Al Qaida del 11 de septiembre, se le había perdido el rastro y los agentes de inteligencia estadounidenses no llegaron a intervenir sus comunicaciones ni a determinar el lugar donde se escondía.
Pero en septiembre pasado se daría un gran paso al identificar a dos mensajeros de Bin Laden, que le servían de nexo con el mundo exterior desde su refugio en un complejo cercano a la capital paquistaní, dijeron funcionarios de alto rango estadounidenses.
The New York Times informó en tanto que dos agentes paquistaníes que trabajan para la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) habían logrado identificar a uno de esos mensajeros en Peshawar, lo cual les permitió llegar al complejo en Abbottabad, ubicado a unos 60 km de Islamabad.
Esa información sobre la identidad del mensajero se obtuvo varios años antes de miembros de alto nivel de Al Qaida durante los duros interrogatorios a los que los sometió la CIA, dijo el diario.
Para diciembre pasado, funcionarios de inteligencia estaban convencidos de que un "objetivo de alto valor" vivía en ese complejo. Sin embargo, nunca tuvieron 100% de certeza de que se tratara del jefe de Al Qaida hasta que fueron informados de que había muerto en la operación.
Un alto funcionario dijo que los indicios de que había algo raro en ese complejo se acumularon durante meses. "Así, pues, nos encontramos con este complejo y le prestamos mucha atención porque quedó en evidencia que cualquiera que viviese allí trataba de mantener un perfil muy bajo y desplegaba grandes medidas de seguridad operativa", dijo el funcionario.
"Creíamos que Osama bin Laden y su familia vivían en el segundo y tercer piso del edificio principal", agregó. Otro funcionario dijo que las sospechas surgieron ante las extraordinarias medidas de seguridad adoptadas en el complejo y el hecho de que los que vivían allí quemaran la basura en vez de sacarla para que fuera recogida.
Además, "tenían una casa de un millón de dólares sin ingresos discernibles", señaló. Para marzo, Obama estuvo lo suficientemente seguro de la información de inteligencia sobre el complejo como para ordenar a los militares desarrollar los planes para atacarlo.
"Sabíamos que existía un complejo, conocíamos a algunas de las personas que estaban allí, sabíamos que estaban asociadas con Bin Laden, que vivían en circunstancias únicas", dijo el funcionario.
"Si se juntan todas las pruebas, queda claro que allí hay alguien que es un terrorista de alto valor, y Bin Laden es la única persona que encaja con el perfil de ese terrorista de alto valor".
En abril, a Obama se le presentaron tres opciones: ingresar un equipo estadounidense para capturar o matar al sospechoso, lanzar algún tipo de ataque de precisión quirúrgica, como un bombardeo, o esperar a conseguir más información de inteligencia.
Bajo intenso secreto, inusual incluso para la Casa Blanca, Obama deliberó sobre qué camino tomar con un pequeño grupo de funcionarios de alto rango. La desventaja de un bombardeo era que, si bien no habría riesgo de vida para los efectivos estadounidenses, podría causar más víctimas civiles y dejaría pocas pruebas sobre la identidad de los muertos, dijo el funcionario.
"No es que no se pudiera demostrar que era (Bin Laden), pero no se sabría a ciencia cierta" si había sido atacado, dijo el alto funcionario. La opción de enviar fuerzas especiales en un helicóptero permitiría obtener pruebas, pero pondría en riesgo a los soldados y había una mayor probabilidad de molestar a Pakistán con vuelos sobre su territorio.
Sin embargo, ésa fue la opción finalmente elegida por Obama. El pasado jueves, 28 de abril, Obama llamó a una reunión final de dos horas en el Salón de Situación de la Casa Blanca para discutir las opciones, pero dijo a sus asesores que no comunicaría su decisión hasta la mañana siguiente.
Antes de partir el viernes en su helicóptero Marine One para visitar Alabama, devastada por tornados, Obama dijo a sus asesores: "Adelante", iniciando así el proceso que culminó en la operación de Abbottabad.