Bin Laden quería atacar aviones, trenes y barcos

WASHINGTON, Agencias
Los archivos recuperados de computadoras de Osama Bin Laden decomisados en su escondite en Pakistán muestran que el líder de al-Qaeda continuaba ateniéndose a planes terroristas de lo que él creía conocer y que funcionaba mejor: atentados contra aviones, trenes y barcos.
Los archivos recuperados han permitido a las autoridades del espionaje estadounidense tener un vistazo sin paralelo a los planes que tenía en mente el fundador de al-Qaeda, quien había vivido varios años aislado, sin más que hacer que diseñar nuevos métodos para asesinar estadounidenses.

Esos planes revelan que él pretendía un regreso a la escena mundial con nuevas acciones espectaculares. Sin embargo, quizá lo más sorprendente sobre los dos primeros escenarios de atentados que surgieron de esos documentos es lo predecible que eran.

En síntesis, bin Laden deseaba pegar exactamente donde Estados Unidos suponía que lo haría.

Bin Laden pretendía la comisión de atentados contra trenes, tal como los que realizaron células terroristas en Mumbai, India, y Madrid. Conservaba su fascinación por los ataques con aviones de pasajeros.

Según autoridades estadounidenses y un documento policial difundido el viernes, Bin Laden consideraba secuestrar barcos cisterna para después destruirlos con explosivos en el mar.

Que fueran meros planes no los hacía menos peligrosos en cuanto al número de posibles víctimas mortales que causarían.

Sin embargo, sin un plan específico en marcha y después de numerosas alertas sobre conjuras similares en la última década, las revelaciones no causaron mayor sorpresa entre muchos implicados en seguridad.

Los precios del petróleo no variaron y el sector del transporte naviero dijo que sus actividades prosiguieron con normalidad.

"Esto no es nada nuevo", dijo Christopher Davidson, profesor de política del Medio Oriente en la Universidad de Durham, en el norte de Inglaterra. "Esto es sólo la confirmación de lo que habían alertado antes la mayoría de los analistas de seguridad y terrorismo".

Que muchos posibles atentados se quedaran sólo en planes se debe a los miles de millones de dólares que Estados unidos ha gastado en espionaje y seguridad desde los ataques del 11 de septiembre de 2001.

Estados Unidos ha canalizado tantos recursos a espionaje electrónico y vigilancia satelital así como en nuevos espías y analistas que nada le cayó de sorpresa. Cualquier cosa menor a prever e impedir un atentado equivaldría al fracaso.

Sin embargo, la predictibilidad de Bin Laden y sus comandantes es una de las razones del por qué el grupo principal de al-Qaida dejó de ser la amenaza más grave para Estados Unidos.

Esta categoría corresponde ahora a la célula de al-Qaeda en Yemen, donde sus integrantes han mostrado mayor astucia y destreza que los fundadores de la organización terrorista, que ahora se esconden lo más que pueden debido a los ataques de la CIA con aviones robot.

El grupo en Yemen ha estado peligrosamente cerca de perpetrar dos atentados importantes contra objetivos estadounidenses.

En el primero, el grupo colocó una bomba en la ropa interior de un terrorista en Navidad de 2009 y eludió las mejoras de seguridad emprendidas durante años por las aerolíneas.

Los pasajeros de un vuelo que se dirigía a Detroit sometieron al supuesto atacante. Las autoridades creen que el sudor del detenido anuló la reacción química que haría estallar la bomba.

El segundo caso ocurrió en 2010. El grupo intentó ataques con bomba contra aviones de carga con destino a Estados Unidos.

Las bombas estuvieron a punto de estallar antes de que autoridades de espionaje las descubrieran y las desactivaran gracias a avisos.

"La organización tiene una curva de aprendizaje muy veloz, realiza ajustes rápidamente e improvisa, es muy hábil en el aprovechamiento de las oportunidades", dijo en marzo ante el Congreso Christopher Boucek, experto de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional.

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