Atacan embajadas en Libia tras salvarse Gadafi de misil
Tripoli, Agencias
Una multitud enfurecida atacó el domingo las embajadas de Italia y Gran Bretaña en la capital libia, horas después de que Moamar Gadafi saliera ileso de un bombardeo de la OTAN que habría matado a uno de sus hijos y a tres de sus nietos.
Rusia acusó a la alianza occidental de exceder con ese ataque el mandato de las Naciones Unidas para proteger a los civiles libios.
Las embajadas estaban vacías y nadie resultó herido, pero los ataques aumentaron la tensión entre el régimen libio y las potencias occidentales, lo que llevó a la ONU a retirar a su personal internacional de Trípoli.
El bombardeo no detuvo los ataques de las fuerzas de Gadafi contra los bastiones insurgentes en el oeste de Libia, que en gran medida ha permanecido bajo el control del régimen. El puerto rebelde de Misrata, que ha estado sitiado por las tropas oficiales desde hace dos meses, fue objeto de intensos bombardeos el domingo y al menos 12 personas murieron, dijo un médico.
Gadafi ha pedido reiteradamente un alto al fuego, incluso el sábado, pero no ha detenido su asalto a Misrata, una ciudad de 300.000 habitantes donde cientos han sido asesinados desde que estalló la rebelión contra el gobernante de Libia a mediados de febrero.
Los rebeldes, que controlan la mayor parte del este de Libia, han sido incapaces de obtener una ventaja en el campo de batalla a pesar de semanas de ataques aéreos de la OTAN. Oficiales de la Alianza Atlántica y líderes occidentales negaron enfáticamente que estuvieran cazando a Gadafi para romper el estancamiento entre las fuerzas del gobierno, mejor entrenadas, y los rebeldes pobremente armados.
El teniente general canadiense Charles Bouchard, quien comanda la operación de la OTAN en Libia, dijo que "no tenemos a individuos como blancos". Sin embargo, los líderes de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia han dicho que Gadafi se tiene que ir, lo que provocó advertencias de Rusia, China y Brasil, países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, contra los intentos de la OTAN por cambiar el régimen.
En un tono fuerte, la cancillería rusa acusó el domingo a la Alianza de un "uso desproporcionado de la fuerza" y puso en duda la afirmación de ésta de que no dirige sus ataques contra Gadafi ni su familia. El ministerio instó a "un alto el fuego inmediato y el inicio de un proceso de negociación política sin condiciones previas".
Gran Bretaña respondió al ataque contra su embajada en Trípoli con la expulsión del embajador libio en Londres.
El ataque de la OTAN a un complejo de la familia Gadafi en una zona residencial de Trípoli la noche del sábado marcó el aumento de la presión sobre el líder de Libia. Funcionarios libios denunciaron el bombardeo como un intento de asesinato y una violación del derecho internacional.
Un avión caza de la OTAN bombardeó el complejo residencial, que ocupa toda una manzana en el barrio Garghour de Trípoli, donde también tienen su sede varias embajadas extranjeras.
La explosión mató al segundo hijo más joven de Gadafi, Seif al-Arab, cuando el líder libio y su esposa, Safiya, estaban en el interior, dijo el portavoz del gobierno libio Musa Ibrahim. Seif al-Arab, de 29 años, y tres de los nietos de Gadafi, todos menores de 12 años, murieron. Ibrahim dijo inicialmente que Seif al-Arab era el hijo más joven del líder libio.
El obispo Giovanni Martinelli, el clérigo católico de más alto rango en Trípoli, afirmó que le mostraron el domingo seis cadáveres en un hospital de la capital.
Dijo que le indicaron que uno de los fallecidos era Seif al-Arab Gadafi, pero afirmó que el cuerpo "estaba completamente desfigurado", por lo que que le fue imposible confirmar esa versión.
Una multitud enfurecida atacó el domingo las embajadas de Italia y Gran Bretaña en la capital libia, horas después de que Moamar Gadafi saliera ileso de un bombardeo de la OTAN que habría matado a uno de sus hijos y a tres de sus nietos.
Rusia acusó a la alianza occidental de exceder con ese ataque el mandato de las Naciones Unidas para proteger a los civiles libios.
Las embajadas estaban vacías y nadie resultó herido, pero los ataques aumentaron la tensión entre el régimen libio y las potencias occidentales, lo que llevó a la ONU a retirar a su personal internacional de Trípoli.
El bombardeo no detuvo los ataques de las fuerzas de Gadafi contra los bastiones insurgentes en el oeste de Libia, que en gran medida ha permanecido bajo el control del régimen. El puerto rebelde de Misrata, que ha estado sitiado por las tropas oficiales desde hace dos meses, fue objeto de intensos bombardeos el domingo y al menos 12 personas murieron, dijo un médico.
Gadafi ha pedido reiteradamente un alto al fuego, incluso el sábado, pero no ha detenido su asalto a Misrata, una ciudad de 300.000 habitantes donde cientos han sido asesinados desde que estalló la rebelión contra el gobernante de Libia a mediados de febrero.
Los rebeldes, que controlan la mayor parte del este de Libia, han sido incapaces de obtener una ventaja en el campo de batalla a pesar de semanas de ataques aéreos de la OTAN. Oficiales de la Alianza Atlántica y líderes occidentales negaron enfáticamente que estuvieran cazando a Gadafi para romper el estancamiento entre las fuerzas del gobierno, mejor entrenadas, y los rebeldes pobremente armados.
El teniente general canadiense Charles Bouchard, quien comanda la operación de la OTAN en Libia, dijo que "no tenemos a individuos como blancos". Sin embargo, los líderes de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia han dicho que Gadafi se tiene que ir, lo que provocó advertencias de Rusia, China y Brasil, países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, contra los intentos de la OTAN por cambiar el régimen.
En un tono fuerte, la cancillería rusa acusó el domingo a la Alianza de un "uso desproporcionado de la fuerza" y puso en duda la afirmación de ésta de que no dirige sus ataques contra Gadafi ni su familia. El ministerio instó a "un alto el fuego inmediato y el inicio de un proceso de negociación política sin condiciones previas".
Gran Bretaña respondió al ataque contra su embajada en Trípoli con la expulsión del embajador libio en Londres.
El ataque de la OTAN a un complejo de la familia Gadafi en una zona residencial de Trípoli la noche del sábado marcó el aumento de la presión sobre el líder de Libia. Funcionarios libios denunciaron el bombardeo como un intento de asesinato y una violación del derecho internacional.
Un avión caza de la OTAN bombardeó el complejo residencial, que ocupa toda una manzana en el barrio Garghour de Trípoli, donde también tienen su sede varias embajadas extranjeras.
La explosión mató al segundo hijo más joven de Gadafi, Seif al-Arab, cuando el líder libio y su esposa, Safiya, estaban en el interior, dijo el portavoz del gobierno libio Musa Ibrahim. Seif al-Arab, de 29 años, y tres de los nietos de Gadafi, todos menores de 12 años, murieron. Ibrahim dijo inicialmente que Seif al-Arab era el hijo más joven del líder libio.
El obispo Giovanni Martinelli, el clérigo católico de más alto rango en Trípoli, afirmó que le mostraron el domingo seis cadáveres en un hospital de la capital.
Dijo que le indicaron que uno de los fallecidos era Seif al-Arab Gadafi, pero afirmó que el cuerpo "estaba completamente desfigurado", por lo que que le fue imposible confirmar esa versión.