Análisis: El nuevo Obama, un líder fuerte

WASHINGTON, Agencias
Fue una charla informal con el personal del departamento de bomberos Engine 54 en el Bajo Manhattan. Pero le sirvió a Barack Obama para transmitir un mensaje que espera llegue a todos los estadounidenses: "Siempre tendrán un presidente y una administración que los protegerá".

La arriesgada operación en que fue muerto Osama Bin Laden le ha presentado al país una nueva versión del mandatario.

Usando el tono justo al hablar de la operación --resaltando el éxito de la incursión sin vanagloriarse demasiado--, Obama se está presentando como un líder firme, dispuesto a correr riesgos.

Su popularidad aumentó tras la operación, pero se espera que eso no dure demasiado. Lo que sí podría perdurar, sin embargo, es el cambio en la percepción que tiene la gente de un líder que era visto más que nada como un gran comunicador.

"Surgen nuevas aristas", comentó el encuestador Andrew Kohut, presidente del Centro de Investigaciones Pew. "Lo que sucedió puede promover la impresión de que es un líder fuerte y enérgico, y ese puede ser un beneficio duradero".

Obama ha dicho que el mérito es de las fuerzas armadas y del aparato de inteligencia y antiterrorismo, y que en este momento hay que dejar de lado las banderas políticas y recuperar la unidad que se gestó tras los ataques del 11 de septiembre del 2001.

De todos modos, hay un hecho que es ineludible: Además de ser el presidente, Obama es candidato a la reelección. Y el éxito de la operación seguramente lo beneficiará en el terreno político.

Compare las imágenes de Obama el jueves en la zona que ocupaban las Torres Gemelas, cuando se reunió con socorristas y familiares de las víctimas del ataque, con las del primer debate entre aspirantes republicanos en Greensville, Carolina del Sur, ese mismo día. En el debate participaron figuras poco conocidas, sin experiencia en política exterior.

Hasta los rivales políticos de Obama se ven obligados a elogiarlo.

Mitt Romney, uno de los aspirantes republicanos más fuertes, que no participó en el debate, alabó sin reparos al presidente y a las fuerzas de seguridad, y dijo que la operación había sido "una gran victoria para los amantes de la libertad y la justicia de todas partes".

El ex vicepresidente Dick Cheney, habitual crítico del gobierno de Obama, también reconoció su mérito, aunque al mismo tiempo dijo que el éxito de la operación se había basado en parte en el trabajo de su predecesor, George W. Bush hijo.

"Tomamos los elementos recopilados durante la administración de Bill Clinton y trabajamos activamente durante ocho años en ellos", declaró Cheney en una entrevista televisiva. "Luego le pasamos todo a la administración de Obama y ellos trabajaron sobre eso".

Sea justo o no, el crédito por la eliminación de Bin Laden se lo llevará la persona que ocupaba la presidencia en este momento, Obama.

El mandatario hubiera cargado también con la culpa si fallaba una operación que conllevó enormes riesgos.

Jimmy Carter sabe bastante de eso.

En 1980, Carter aprobó un plan para rescatar a rehenes estadounidenses en Irán. La operación fracasó y ocho soldados estadounidenses fallecieron. Ese fiasco es seguramente una de las razones por las que Carter no fue reelegido.

"Espero que esto refuerce sustancialmente su estatura política, su reputación entre la gente, especialmente entre aquellos que no lo consideraban una persona fuerte, competente, capaz de cumplir con una misión" de este tipo, declaró el ex presidente en CNN.

Sus comentarios reflejan la impresión predominante en algunos sectores de que Obama era vulnerable en el terreno del liderazgo.

En enero, un estudio del Pew indicó que Obama era considerado un gran comunicador (75, una persona cálida y amistosa (70%), que "se juega por las cosas en las que cree" (77%). Pero solo un 54% de los consultados opinó que "consigue lo que se propone" y apenas un 53% dijo que era un "líder fuerte".

Las encuestas señalan asimismo que su popularidad descendió por la impaciencia en torno al rumbo de las guerras en que está enfrascado Estados Unidos y al estado de la economía.

A poco de asumir la presidencia, Bush hijo transformó su imagen entre los escombros de las Torres Gemelas, cuando tomó un altoparlante de mano y le dijo a la gente: "¡Los escucho! ¡El resto del mundo los escucha! ¡Y la gente que derribó estos edificios nos va a escuchar pronto!".

Los índices de popularidad de Bush aumentaron notablemente luego del 11 de septiembre. Con el tiempo fueron descendiendo, como consecuencia de la falta de resultados palpables en las intervenciones de Irak y Afganistán.

Obama también está siendo reevaluado a la luz de la operación en que murió bin Laden y por la forma mesurada en que manejó lo que su vocero describió como "este momento tan importante y catártico" para el país.

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