¿Qué tan violentos han sido los combates en Costa de Marfil?
El peligro de un baño de sangre en Abiyán, una ciudad de cinco millones de habitantes, es real.
Incluso si Laurent Gbagbo decide huir, algunos de sus simpatizantes más radicales -como los del grupo conocido como los Jóvenes Patriotas- podrían decidir luchar hasta el final.
También hay alguno grupos pro Ouattara poco disciplinados que operan en la ciudad.
Y aunque soldados franceses y tropas de los cuerpos de paz de la ONU han sido desplegadas en varios puntos estratégicos para intentar proteger a los civiles, si los grupos radicales atacan no les será fácil cumplir con su misión.
Por el momento es difícil establecerlo con precisión, pues la mayoría de los enfrentamientos se han producido en zonas alejadas.
Pero el rápido avance de las fuerzas de Ouattara sugiere que, durante los últimos días, estas han encontrado poca resistencia en su camino hacia Abiyán.
El miércoles se hicieron fácilmente con el control de la capital, Yamusukro, y con el importante puerto de San Pedro, que es clave para la exportación de cacao.
La ofensiva, sin embargo, se produce luego de meses de conflicto, período durante el que se han registrado varios episodios de violencia y asesinatos políticos.
Naciones Unidas acusó a las tropas de Gbabgo de disparar en contra de las zonas residenciales de Abiyán supuestamente habitadas por una mayoría de simpatizantes de Ouattara.
En esa ciudad también opera un grupo de simpatizantes de Ouattara que ha sido acusado de asesinar a partidarios de Gbagbo.
Según Naciones Unidas, al menos 500 personas han muerto como resultado del conflicto y cerca de un millón ha tenido que abandonar sus hogares.
Muchos de esos desplazados tienen acceso limitado a comida y abrigo, y viven en una situación que ha sido descrita por varias agencias humanitarias como “desesperada”.
¿Qué puede pasar?
Por el momento, todo parece indicar que los días en el poder de Laurent Gbagbo ya están contados.
La única pregunta es si el expresidente luchará hasta el final en Abiyán -lo que podría traducirse en un elevado número de muertos- o si optará por el exilio.
La Corte Penal Internacional se ha declarado dispuesta a investigar a Gbagbo por posibles crímenes contra la humanidad, por lo que de optar por la segunda opción Europa y el resto de Occidente no parecen ser un destino probable.
Pero algún país africano podría ofrecerle asilo al mandatario que se niega a dejar su cargo.
Por ejemplo, el presidente de Angola, José Eduardo dos Santos, siempre ha sido un aliado cercano.
Y aunque este viernes, se reportan combates cerca de la residencia de Gbagbo, el mandatario en funciones no ha aparecido en público desde hace semanas y no se sabe si se encuentra en el complejo fortificado.
Uno de sus portavoces, Abdon Georges Bayeto, le dijo sin embargo a la BBC que la rendición y el exilio no estaban entre las opciones consideradas por Gbagbo.
"El presidente no va a renunciar. Fue electo para un período de cinco años y está dispuesto a luchar", declaró.
Pero según el corresponsal de la BBC, John James, el pánico parece estarse apoderando de los partidarios de Gbagbo, especialmente luego de la decisión del jefe de su ejército, General Phillippe Mangou, de buscar asilo en la embajada sudafricana.
¿Cuál es la raíz del conflicto?
Hace una década, Costa de Marfil era vista como un oasis de paz y prosperidad en el oeste de África.
Pero debajo de la superficie, siempre existieron profundas divisiones étnicas, religiosas y económicas.
La prospera industria del cacao, que le permitió a Costa de Marfil tener un nivel de vida mucho mejor que el de sus vecinos, también atrajo numerosos inmigrantes de países más pobres como Malí y Burkina Faso.
Y la mayoría de esos inmigrantes comparte lazos étnicos con los pobladores de la región norte de Costa de Marfil, y casi todos son de religión musulmana.
Esto causó resentimiento entre algunos pobladores del sur del país, el que se vio alimentados por el discurso de políticos populistas -como Gbagbo- quienes empezaron a acusar a los habitantes de la región norte de nos ser "verdaderos marfileños".
Los pobladores del norte de Costa de Marfil, por su parte, empezaron a quejarse de discriminación.
Por ejemplo, a Ouattara -un musulmán que ya había ejercido el cargo de primer ministro- no se le permitió participar como candidato en otras elecciones presidenciales, porque sus padres son originarios de Burkina Faso.
Y muchos habitantes del norte del país denunciaron no haber recibido las cédulas de identidad necesarias para ejercer el sufragio.
En 2002, varios soldados del norte se sublevaron y marcharon sobre Abiyán, pero fueron detenidos por tropas francesas cuando estaban a punto de hacerse con el control del país.
Más de 9.000 soldados de los cuerpos de paz de la ONU fueron movilizados y el país quedó virtualmente partido en dos.
Se esperaba que las elecciones de noviembre pasado acabaran con esa división pero, por el contrario, terminaron exacerbándola, aunque eso podría terminar, por lo menos formalmente, en caso de victoria de las tropas leales a Ouattara.