Los retos que enfrenta el ejército rebelde libio

Redacción, BBC Mundo
En las últimas semanas, los rebeldes libios han aprendido a sangre y fuego que se necesita mucho más que entusiasmo para crear un ejército.

Los avances de las fuerzas opositoras se han visto supeditados al apoyo aéreo de las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Claramente los rebeldes dependen de la alianza, que con sus ataques aéreos –incluso alguno con final no deseado- les ha dado un espaldarazo vital cuando ya parecía imposible aplastar a las fuerzas de Gadafi.

Como dijo Carter Ham, el general estadounidense que estaba a cargo de la operación en Libia hasta que la OTAN tomó las riendas, "el poder militar aéreo de la coalición es la principal razón para que los rebeldes no hayan sido derrotados".

Ejemplo de ello es Misrata, que lleva varias semanas bajo ataque de las fuerzas del gobierno libio y los insurgentes temen que la ciudad "dejará de existir" en cuestión de días a menos que la OTAN intervenga.

Otro ejemplo de la naturaleza efímera e intermitente de las victorias de la oposición es el pequeño poblado de Bin Jawadm, cercano a Sirte, la ciudad natal de Gadafi, que en un mes fue tomado y perdido tres veces por los sublevados y ahora está prácticamente desierto.

Sin embargo, a pesar de la mano económica y militar que Occidente les ha tendido a los opositores, el Ejército de Gadafi los supera en número y recursos.

Mando

Aunque las fuerzas opositoras cuentan con el valioso asesoramiento de los desertores del Ejército libio, que conocen desde adentro las técnicas de Gadafi, no hay señales de que las tropas rebeldes tengan una cadena de mando bien aceitada.

Khalifa Belqasim Haftar es su comandante en jefe y el ex ministro del Interior de Gadafi, Abdel Fatah Younids, es el jefe de personal.

Pero las capas inferiores parecen ser más que nada grupos de jóvenes tan entusiastas como inexpertos.

Algunos de ellos han volado por los aires sus propios vehículos con artillería antiaérea y otros huyen despavoridos apenas se enfrentan cara a cara con las fuerzas gubernamentales.

También, a medidaque avanzan en el terreno, han tenido serias dificultades para mantener buenas líneas de abastecimiento.

Entrenamiento

Hay versiones de que Estados Unidos y Egipto están entrenando a los rebeldes en el uso de armamento antitanques. Reino Unido también estaría considerando entrenarlos.

Pero como le explica a la BBC el brigadier británico John Deverell, quien tiene experiencia en entrenar a milicias locales de diferentes países, las implicaciones son muchas y peligrosas y el desenlace puede ser "penoso".

Primero, entrenar a civiles inexpertos puede tener consecuencias nefastas. Segundo, hay que ver cuánto consenso hay en el terreno sobre recibir entrenamiento de fuerzas extranjeras. Tercero, no es lo mismo entrenar a un ejército establecido que a una fuerza improvisada y no oficial.

Es que además no se sabe a ciencia cierta en poder de quién terminaría ese adiestramiento. Como explica Nick Childs, corresponsal de temas de Defensa de la BBC, el principal temor es que las armas y el entrenamiento extranjero sirvan para fortalecer a al-Qaeda.

En ese sentido, el general Carter Ham dijo: "No debemos armarles mientras no sepamos mejor quiénes son [los rebeldes y sus dirigentes]".

Según el diario británico Daily Mail, algunos generales le han sugerido al primer ministro David Cameron que se podría reclutar a mercenarios para entrenar y conducir a las fuerzas rebeldes hasta Trípoli.

Según el diario inglés The Guardian, fuentes de defensa le confirmaron que estaban contemplando la posibilidad de contratar compañías de seguridad privada -algunas de las cuales tienen en sus filas a ex integrantes de las fuerzas especiales- para que el ayuden a los rebeldes.

Según The Guardian, este personal podría ser financiado por países árabes.

Dinero

La reciente entrada de divisas provenientes de la producción de petróleo les representa a los rebeldes una importante fuente de financiamiento, aunque el peligro de quedarse con las arcas vacía es constante.

Las exportaciones de crudo –que esperan que llegue a los 300.000 barriles por día- les inyectarían miles de millones de dólares para comprar armas y otros suministros, además de ponerlos en una posición de mayor credibilidad en el plano internacional.

Sin embargo, esa cifra podría tardar semanas en hacerse real. Y los problemas, aún así, son muchos.

Las compañías petroleras internacionales han sacado a su personal de Libia a la vez que conservan los derechos de explotación, la seguridad es inestable y la industria petrolera libia es susceptible de sanciones internacionales. Gadafi, además, ha amenazado con demandar a cualquier compañía que haga negocios con los rebeldes.

Una vez más, los insurgentes necesitan una mano para organizarse. "Deben ordenar su estructura financiera", explica John Hamilton, experto en Libia de la empresa de análisis de riesgos Cross-Border Information.

"Están trabajando en ello, pero necesitan cooperación internacional para conseguirlo".

Algo de esa cooperación ya está llegando: Estados Unidos y la ONU han dicho que no les aplicarán sanciones a los rebeldes y Qatar les ofreció asesoramiento.

Aun así, no sólo de armas y petróleo viven los sublevados: también necesitan combustible, alimentos y otros suministros cuyo acceso les resulta difícil a medida que avanzan hacia el oeste, territorio controlado por Gadafi.

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