El primer ministro japonés visitará la zona del desastre
Tokio, Agencias
El primer ministro de Japón se dirigía el viernes a la zona del desastre nuclear donde los trabajadores están enfrentándose a la radiación de la dañada planta de Fukushima Daiichi para luchar contra la peor crisis atómica mundial desde Chernóbil.
Naoto Kan iba a visitar un polideportivo convertido en una base para el ejército, bomberos e ingenieros que trabajan en el interior de la zona de evacuación para enfriar el complejo de seis reactores y contener la contaminación antes de que Japón busque una solución permanente.
Kan ha advertido de una "batalla a largo plazo" en Fukushima, donde la crisis nuclear que está entrando en su cuarta semana ha intensificado la angustia nacional después de que un terremoto y un tsunami dejaran a 28.000 muertos o desaparecidos.
"Nos estamos centrando en estabilizar las condiciones allí usando cada cantidad de experiencia disponible", dijo antes de marcharse. "Estoy convencido de que podremos conseguirlo. No sé cuánto tiempo llevará esto".
La popularidad de Kan, de 64 años, ya era baja antes del desastre del 11 de marzo. Los críticos le han acusado de una mala gestión durante la crisis y de complicar los trabajos de emergencia volando sobre Fukushima Daiichi el día después del terremoto.
Además de ver el operativo de primera mano el sábado, Kan quería dar un impulso a la moral de los operarios que trabajan en condiciones espantosas cuando entran en el interior del complejo oscuro y deteriorado para tratar de reiniciar el bombeo que se necesita para detener el sobrecalentamiento de las barras de combustible.
También iba a visitar la ciudad costera de Rikuzentakata, convertida en un páramo de barro y escombros por la ola que arrasó la costa noreste del Pacífico el 11 de marzo.
Kan está al frente de Japón durante su momento más difícil desde la Segunda Guerra Mundial. Además de la crisis nuclear, la nación asiática tiene 172.400 personas en refugios temporales y una factura de daños que podría llegar hasta los 300.000 millones de dólares, la más elevada debido a un desastre nuclear.
El primer ministro de Japón no es el único que está bajo presión.
El operador de la planta Tokyo Electric Power (TEPCO), la mayor compañía energética de Asia, ha visto cómo sus acciones perdían un 80 por ciento - 32.000 millones de dólares en valor de mercado - desde el desastre.
Con su presidente, Masataka Shimizu, en el hospital, una enorme factura en compensaciones a la vista y las críticas crecientes por su gestión de la crisis y por los preparativos de seguridad, TEPCO dijo que podría necesitar ayuda estatal, según informaciones de medios.
Kan dijo que quería que TEPCO continuara "trabajando duro como una compañía privada", pero parece inevitable alguna clase de inyección de fondos públicos.
Las desgracias corporativas, sin embargo, estaban lejos de la mente de muchos japoneses que todavía intentan reconstruir sus vidas despedazadas después de que un terremoto de magnitud 9 y un tsunami se llevaran a sus seres queridos y redujeran sus casas a escombros.
Más de 70.000 personas han sido evacuadas de un perímetro de 20 km alrededor de la planta de Fukushima y a otros 136.000 en una zona a 10 km se les ha aconsejado que se marchen o que no salgan de sus casas.
Podría llevar años, posiblemente décadas, asegurar la zona de los alrededores de la planta, a 240 km al norte de Tokio.
La recuperación de unos 1.000 cadáveres en los alrededores de la planta se ha retrasado por temor a que estén contaminados, lo que ha causado más angustia en una cultura budista donde es primordial el tratamiento correcto de los muertos, normalmente con velatorio y cremación.
PANDAS CHINOS Y UN PERRO RESCATADO
Se ha detectado una radiación 4.000 veces superior al límite legal en el agua del mar cerca de la planta, ya que se usó agua contaminada para enfriar las filtraciones del reactor al océano.
En su intento por controlar la planta, TEPCO está buscando "saltadores" - trabajadores que, por un pago de hasta 5.000 dólares, se precipiten a zonas altamente radiactivas para hacer un trabajo rápido antes de salir cuanto antes.
Los altos niveles de radiación en un perímetro de exclusión de 20 km han puesto presión sobre Japón para que amplíe el área.
Pero la vida en Tokio, la capital de Japón con 13 millones de habitantes, volvía lentamente a la normalidad después de los primeros días del desastre.
En una nota de alegría para los japoneses, una pareja de osos panda de China hicieron su primera aparición pública en el zoológico de Tokio después de que su presentación se retrasara tras el terremoto.
Y entre la letanía de las historias deprimentes desde la zona del desastre, causó alborozo el rescate de un perro que sobrevivió después de flotar sobre una casa durante tres semanas.
Un equipo de rescate de la guardia costera ubicó al resistente can trotando sobre el tejado y bajó a uno de los equipos de un helicóptero para transportar al animal en un bote y ponerlo a salvo.
El primer ministro de Japón se dirigía el viernes a la zona del desastre nuclear donde los trabajadores están enfrentándose a la radiación de la dañada planta de Fukushima Daiichi para luchar contra la peor crisis atómica mundial desde Chernóbil.
Naoto Kan iba a visitar un polideportivo convertido en una base para el ejército, bomberos e ingenieros que trabajan en el interior de la zona de evacuación para enfriar el complejo de seis reactores y contener la contaminación antes de que Japón busque una solución permanente.
Kan ha advertido de una "batalla a largo plazo" en Fukushima, donde la crisis nuclear que está entrando en su cuarta semana ha intensificado la angustia nacional después de que un terremoto y un tsunami dejaran a 28.000 muertos o desaparecidos.
"Nos estamos centrando en estabilizar las condiciones allí usando cada cantidad de experiencia disponible", dijo antes de marcharse. "Estoy convencido de que podremos conseguirlo. No sé cuánto tiempo llevará esto".
La popularidad de Kan, de 64 años, ya era baja antes del desastre del 11 de marzo. Los críticos le han acusado de una mala gestión durante la crisis y de complicar los trabajos de emergencia volando sobre Fukushima Daiichi el día después del terremoto.
Además de ver el operativo de primera mano el sábado, Kan quería dar un impulso a la moral de los operarios que trabajan en condiciones espantosas cuando entran en el interior del complejo oscuro y deteriorado para tratar de reiniciar el bombeo que se necesita para detener el sobrecalentamiento de las barras de combustible.
También iba a visitar la ciudad costera de Rikuzentakata, convertida en un páramo de barro y escombros por la ola que arrasó la costa noreste del Pacífico el 11 de marzo.
Kan está al frente de Japón durante su momento más difícil desde la Segunda Guerra Mundial. Además de la crisis nuclear, la nación asiática tiene 172.400 personas en refugios temporales y una factura de daños que podría llegar hasta los 300.000 millones de dólares, la más elevada debido a un desastre nuclear.
El primer ministro de Japón no es el único que está bajo presión.
El operador de la planta Tokyo Electric Power (TEPCO), la mayor compañía energética de Asia, ha visto cómo sus acciones perdían un 80 por ciento - 32.000 millones de dólares en valor de mercado - desde el desastre.
Con su presidente, Masataka Shimizu, en el hospital, una enorme factura en compensaciones a la vista y las críticas crecientes por su gestión de la crisis y por los preparativos de seguridad, TEPCO dijo que podría necesitar ayuda estatal, según informaciones de medios.
Kan dijo que quería que TEPCO continuara "trabajando duro como una compañía privada", pero parece inevitable alguna clase de inyección de fondos públicos.
Las desgracias corporativas, sin embargo, estaban lejos de la mente de muchos japoneses que todavía intentan reconstruir sus vidas despedazadas después de que un terremoto de magnitud 9 y un tsunami se llevaran a sus seres queridos y redujeran sus casas a escombros.
Más de 70.000 personas han sido evacuadas de un perímetro de 20 km alrededor de la planta de Fukushima y a otros 136.000 en una zona a 10 km se les ha aconsejado que se marchen o que no salgan de sus casas.
Podría llevar años, posiblemente décadas, asegurar la zona de los alrededores de la planta, a 240 km al norte de Tokio.
La recuperación de unos 1.000 cadáveres en los alrededores de la planta se ha retrasado por temor a que estén contaminados, lo que ha causado más angustia en una cultura budista donde es primordial el tratamiento correcto de los muertos, normalmente con velatorio y cremación.
PANDAS CHINOS Y UN PERRO RESCATADO
Se ha detectado una radiación 4.000 veces superior al límite legal en el agua del mar cerca de la planta, ya que se usó agua contaminada para enfriar las filtraciones del reactor al océano.
En su intento por controlar la planta, TEPCO está buscando "saltadores" - trabajadores que, por un pago de hasta 5.000 dólares, se precipiten a zonas altamente radiactivas para hacer un trabajo rápido antes de salir cuanto antes.
Los altos niveles de radiación en un perímetro de exclusión de 20 km han puesto presión sobre Japón para que amplíe el área.
Pero la vida en Tokio, la capital de Japón con 13 millones de habitantes, volvía lentamente a la normalidad después de los primeros días del desastre.
En una nota de alegría para los japoneses, una pareja de osos panda de China hicieron su primera aparición pública en el zoológico de Tokio después de que su presentación se retrasara tras el terremoto.
Y entre la letanía de las historias deprimentes desde la zona del desastre, causó alborozo el rescate de un perro que sobrevivió después de flotar sobre una casa durante tres semanas.
Un equipo de rescate de la guardia costera ubicó al resistente can trotando sobre el tejado y bajó a uno de los equipos de un helicóptero para transportar al animal en un bote y ponerlo a salvo.