Cuarenta espadas en apoyo del coronel gadafi
El régimen aloja en un hotel de lujo a guerreros tuaregs llegados de Níger
Trípoli, El País
"Los tuaregs se han comido todos los cruasanes", dice un periodista británico en el restaurante del Corinthia, un lujoso hotel tripolitano frente a las costas del Mediterráneo. Son más de las nueve de la mañana y un grupo de tuaregs de Níger apura los restos que quedan del desayuno. Unos visten con sus tradicionales trajes y el turbante que les cubre parte de la cara para alejar los malos espíritus. Otros van en chándal. Todos son guerreros. Han atravesado el desierto para defender a Gadafi hasta la muerte.
"Él lo hizo todo por nosotros. Cuando ni nuestro Gobierno ni el de Malí nos ayudaban, Gadafi nos cuidó. Por eso hemos venido desde el desierto del Sahel a pie para morir por él", dice uno de los tuaregs, un joven con unas oscuras gafas de piloto que se hace llamar Mohamed. Según su relato, unos 50 hombres partieron hace semanas de Níger. Algunos no resistieron la caminata y se quedaron en Argelia. Al hotel Corinthia solo llegaron 40.
Desde que comenzó el conflicto, a mediados de febrero, el coronel Gadafi ha reclutado a unos 800 tuaregs para defenderle, según señalaba la agencia France Presse a principios de marzo. "Ha lanzado llamamientos a través de varios cauces", explicaba entonces a este periódico el disidente libio Otman Ben Sasi, "pero no sabemos cuál ha sido la respuesta".
La respuesta es que algunos han llegado a Trípoli y han sido alojados en el hotel Corinthia por el Gobierno libio. Por ahora les han quitado las takuba, las míticas espadas de un metro de largo. Sin ellas se les ve deambulando por el vestíbulo del hotel, sentados en los sillones o en el restaurante, zampándose un buen plato de cuscús. A alguno se le ha visto meterse en la sala del spa o peleándose con la llave magnética para tratar de entrar en su habitación.
Los tuaregs han sido reclutados en las oficinas abiertas en varias ciudades de Níger y Malí a través de compañías libias. Por unos 300 dólares y la promesa de obtener armas modernas, deciden emprender un camino incierto para acabar en Libia con una misión aún más incierta. Por ahora solo dicen que están aquí para apoyar al coronel y defenderle de los rebeldes del Este.
Los lazos entre Libia y los tuaregs son conocidos. En los años setenta, la Legión Islámica de Gadafi enroló a unos 5.000 tuaregs. El coronel siempre les trató como si fueran libios. Hay unos 70.000 en el país, sobre todo en el área meridional de Gat, informa Ignacio Cembrero. La presencia del grupo de guerreros en el Corinthia ha creado cierta confusión en el personal del hotel. Un directivo aseguró que "vienen a menudo", pero varios miembros de la plantilla dijeron que es la primera vez que los han visto por allí. En el hotel se alojan además una docena de periodistas.
Ayer por la tarde, después de hablar con algunos reporteros, el Gobierno decidió desalojarlos del hotel. Agentes de seguridad prohibieron hacerles fotos y metieron al grupo de 40 hombres en un autobús con destino desconocido.
Trípoli, El País
"Los tuaregs se han comido todos los cruasanes", dice un periodista británico en el restaurante del Corinthia, un lujoso hotel tripolitano frente a las costas del Mediterráneo. Son más de las nueve de la mañana y un grupo de tuaregs de Níger apura los restos que quedan del desayuno. Unos visten con sus tradicionales trajes y el turbante que les cubre parte de la cara para alejar los malos espíritus. Otros van en chándal. Todos son guerreros. Han atravesado el desierto para defender a Gadafi hasta la muerte.
"Él lo hizo todo por nosotros. Cuando ni nuestro Gobierno ni el de Malí nos ayudaban, Gadafi nos cuidó. Por eso hemos venido desde el desierto del Sahel a pie para morir por él", dice uno de los tuaregs, un joven con unas oscuras gafas de piloto que se hace llamar Mohamed. Según su relato, unos 50 hombres partieron hace semanas de Níger. Algunos no resistieron la caminata y se quedaron en Argelia. Al hotel Corinthia solo llegaron 40.
Desde que comenzó el conflicto, a mediados de febrero, el coronel Gadafi ha reclutado a unos 800 tuaregs para defenderle, según señalaba la agencia France Presse a principios de marzo. "Ha lanzado llamamientos a través de varios cauces", explicaba entonces a este periódico el disidente libio Otman Ben Sasi, "pero no sabemos cuál ha sido la respuesta".
La respuesta es que algunos han llegado a Trípoli y han sido alojados en el hotel Corinthia por el Gobierno libio. Por ahora les han quitado las takuba, las míticas espadas de un metro de largo. Sin ellas se les ve deambulando por el vestíbulo del hotel, sentados en los sillones o en el restaurante, zampándose un buen plato de cuscús. A alguno se le ha visto meterse en la sala del spa o peleándose con la llave magnética para tratar de entrar en su habitación.
Los tuaregs han sido reclutados en las oficinas abiertas en varias ciudades de Níger y Malí a través de compañías libias. Por unos 300 dólares y la promesa de obtener armas modernas, deciden emprender un camino incierto para acabar en Libia con una misión aún más incierta. Por ahora solo dicen que están aquí para apoyar al coronel y defenderle de los rebeldes del Este.
Los lazos entre Libia y los tuaregs son conocidos. En los años setenta, la Legión Islámica de Gadafi enroló a unos 5.000 tuaregs. El coronel siempre les trató como si fueran libios. Hay unos 70.000 en el país, sobre todo en el área meridional de Gat, informa Ignacio Cembrero. La presencia del grupo de guerreros en el Corinthia ha creado cierta confusión en el personal del hotel. Un directivo aseguró que "vienen a menudo", pero varios miembros de la plantilla dijeron que es la primera vez que los han visto por allí. En el hotel se alojan además una docena de periodistas.
Ayer por la tarde, después de hablar con algunos reporteros, el Gobierno decidió desalojarlos del hotel. Agentes de seguridad prohibieron hacerles fotos y metieron al grupo de 40 hombres en un autobús con destino desconocido.