Saif Al Islam Gadafi, el hijo "adepto" a la democracia que apoya a su padre
Trípoli, Agencias
Con su educación inglesa, sus trajes impecables y su discurso medido, Saif Al Islam era el mejor relaciones públicas de su padre, Muamar Gadafi, pero al justificar la represión en sus múltiples entrevistas, el hijo pródigo se volvió para muchos una mala compañía.
Hasta hace muy poco, Saif Al Islam, segundo de los ocho hijos del coronel Gadafi, tenía todavía contactos en los círculos cercanos al poder. Su agenda incluía a Jorg Haider, difunto líder de la extrema derecha austríaca; Peter Mandelson, eminencia gris del laborismo británico; Nat Rothschild, rico heredero de un imperio financiero; el príncipe Andrés, hijo de la reina Isabel II, y presumía incluso de ser "amigo" del ex primer ministro Tony Blair.
El joven, educado en las mejores universidades en Viena y en Londres, "lucía bien en los medios", gracias a su dominio del inglés y su tono pausado.
Presentándose como el adalid de una reforma en su país, en 2002 aseguraba que quería "democracia, democracia y democracia".
Saif se presentaba también como un filántropo y un abogado de los derechos humanos con su fundación "benéfica y para el desarrollo", creada a punta de cheques.
"Los occidentales estaban interesados en el petróleo libio, pero no podían permitirse ser vistos dialogando con gente sospechosa de crímenes contra la humanidad. Saif tenía una educación occidental, un aspecto dócil, un discurso moderado. Era alguien con quien el mundo podía hablar y negociar", explicó a AFP Omar Ashour, director de estudios medio-orientales en la Universidad de Exeter (suroeste).
El profesor recuerda haberse cruzado en varias ocasiones con el hijo de Gadafi, en particular durante "una conferencia nacional de reconciliación" organizada en marzo de 2010 en Trípoli. "Tenía poder. Se lo presentaban a los diplomáticos europeos y estadounidenses. Convencía porque tenía dinero", recuerda el experto en una alusión a la Libyan Investment Authority (LIA), el fondo dirigido por Saif.
La LIA, dotada con 65.000 millones de dólares, invirtió en los automóviles Fiat, el club de fútbol de la Juventus de Turín, el diario Financial Times... Hoy, varios de estos activos están congelados.
Cuando estalló la rebelión en su país, Saif al Islam trató de utilizar la misma receta para difundir la propaganda de su padre. Apareció en todas las cadenas de televisión internacionales, pero ya no había ni rastro del discurso reformador. Lo que Saif prometía a los insurgentes eran "ríos de sangre". Para Omar Ashour, "era un charlatán".
Desenmascarado, Saif Al Islam se convirtió en un estorbo.
Howard Davies, director de la prestigiosa London School of Economics (LSE), donde Saif se doctoró en Filosofía en 2008, se vio forzado a dimitir la semana pasada. Reconoció que la reputación del centro sufrió por haber aceptado una donación de 300.000 libras (350.000 euros) de Saif al Islam.
La LSE investiga, además, acusaciones de plagio en su tesis doctoral sobre la democratización de las instituciones internacionales.
El modernizador efímero está ahora también en el punto de mira de la Corte Penal Internacional (CPI), que abrió una investigación por crímenes contra la humanidad en Libia.
El personaje Saif al Islam fue fabricado "con la idea de alargar la vida de un régimen opresivo", explicó Omar Ashour. Pero, "de ninguna manera los manifestantes aceptarán a Saif", agregó. "No tiene alternativa, excepto luchar y seguir matando libios".
Con su educación inglesa, sus trajes impecables y su discurso medido, Saif Al Islam era el mejor relaciones públicas de su padre, Muamar Gadafi, pero al justificar la represión en sus múltiples entrevistas, el hijo pródigo se volvió para muchos una mala compañía.
Hasta hace muy poco, Saif Al Islam, segundo de los ocho hijos del coronel Gadafi, tenía todavía contactos en los círculos cercanos al poder. Su agenda incluía a Jorg Haider, difunto líder de la extrema derecha austríaca; Peter Mandelson, eminencia gris del laborismo británico; Nat Rothschild, rico heredero de un imperio financiero; el príncipe Andrés, hijo de la reina Isabel II, y presumía incluso de ser "amigo" del ex primer ministro Tony Blair.
El joven, educado en las mejores universidades en Viena y en Londres, "lucía bien en los medios", gracias a su dominio del inglés y su tono pausado.
Presentándose como el adalid de una reforma en su país, en 2002 aseguraba que quería "democracia, democracia y democracia".
Saif se presentaba también como un filántropo y un abogado de los derechos humanos con su fundación "benéfica y para el desarrollo", creada a punta de cheques.
"Los occidentales estaban interesados en el petróleo libio, pero no podían permitirse ser vistos dialogando con gente sospechosa de crímenes contra la humanidad. Saif tenía una educación occidental, un aspecto dócil, un discurso moderado. Era alguien con quien el mundo podía hablar y negociar", explicó a AFP Omar Ashour, director de estudios medio-orientales en la Universidad de Exeter (suroeste).
El profesor recuerda haberse cruzado en varias ocasiones con el hijo de Gadafi, en particular durante "una conferencia nacional de reconciliación" organizada en marzo de 2010 en Trípoli. "Tenía poder. Se lo presentaban a los diplomáticos europeos y estadounidenses. Convencía porque tenía dinero", recuerda el experto en una alusión a la Libyan Investment Authority (LIA), el fondo dirigido por Saif.
La LIA, dotada con 65.000 millones de dólares, invirtió en los automóviles Fiat, el club de fútbol de la Juventus de Turín, el diario Financial Times... Hoy, varios de estos activos están congelados.
Cuando estalló la rebelión en su país, Saif al Islam trató de utilizar la misma receta para difundir la propaganda de su padre. Apareció en todas las cadenas de televisión internacionales, pero ya no había ni rastro del discurso reformador. Lo que Saif prometía a los insurgentes eran "ríos de sangre". Para Omar Ashour, "era un charlatán".
Desenmascarado, Saif Al Islam se convirtió en un estorbo.
Howard Davies, director de la prestigiosa London School of Economics (LSE), donde Saif se doctoró en Filosofía en 2008, se vio forzado a dimitir la semana pasada. Reconoció que la reputación del centro sufrió por haber aceptado una donación de 300.000 libras (350.000 euros) de Saif al Islam.
La LSE investiga, además, acusaciones de plagio en su tesis doctoral sobre la democratización de las instituciones internacionales.
El modernizador efímero está ahora también en el punto de mira de la Corte Penal Internacional (CPI), que abrió una investigación por crímenes contra la humanidad en Libia.
El personaje Saif al Islam fue fabricado "con la idea de alargar la vida de un régimen opresivo", explicó Omar Ashour. Pero, "de ninguna manera los manifestantes aceptarán a Saif", agregó. "No tiene alternativa, excepto luchar y seguir matando libios".