Robert Gates visita Afganistán en plena polémica por la matanza de civiles
Kabul, El País
Entre acusaciones a Estados Unidos a causa de un ataque aliado en el que murieron nueve niños afganos, el secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates, viajó hoy a Afganistán para visitar a los soldados destinados en aquel país y comenzar a analizar cuántas tropas de EE UU podrán comenzar una retirada cuyo inicio está programado para julio. Sin embargo, una buena parte de esa visita la ha pasado Gates dando explicaciones a gobernantes y mandos militares afganos sobre un ataque en la provincia de Kunar, ocurrido la pasada semana, en el que murieron los nueve niños.
En una rueda de prensa conjunta con el presidente afgano, Hamid Karzai, el secretario Gates pidió disculpas en público y formalmente a la ciudadanía afgana. Karzai, que no había aceptado como válidas las explicaciones del comandante de las tropas aliadas en aquel país, general David Petraeus, aceptó finalmente las disculpas de Gates, pero en un comunicado previo dijo que "las víctimas civiles no son aceptables ya". La matanza de los nueve niños ha provocado manifestaciones y reacciones airadas en todo el país.
El ataque ocurrió el primero de marzo, en Kunar, al noroeste del país. Los niños se hallaban recogiendo leña para hogueras cuando un ataque con helicópteros les sorprendió a la intemperie. En febrero murieron 64 civiles en ataques similares en la misma provincia. Tanto el Pentágono como la OTAN han pedido disculpas y han prometido una investigación exhaustiva sobre cómo se planificó y ejecutó el ataque.
Gates acudió hoy a Kabul con la intención de comprobar sobre el terreno bajo qué condiciones podrá ordenar el inicio de la retirada norteamericana de aquel país, el próximo mes de julio. Las tropas del Pentágono deberán abandonarlo completamente, según órdenes de Barack Obama, en 2014. "Habéis tenido un invierno duro, vais a tener una primavera y un verano todavía más duros, pero habéis hecho muchos, muchos avances", dijo Gates a sus soldados en la que es su visita número 13 al país desde que George W. Bush le eligió para el cargo.
Con el refuerzo de 30.000 tropas ordenado por Obama en 2009, los aliados han convertido Kabul en una zona que Gates considera segura. En su discurso, el secretario de Defensa dijo que es su intención última "hacer crecer la burbuja de seguridad de Kabul". La nueva estrategia contrainsurgente en Afganistán ha ofrecido resultados visibles, con reducción de los ataques en antiguos bastiones talibán, como las provincias de Helmand y Kandahar, en el sur. Sin embargo, ha habido signos de empeoramiento y un aumento de muertes aliadas en otras provincias tribales del norte y el este, en la porosa e incontrolada frontera con Pakistán, donde se refugian numerosos operativos del grupo terrorista Al Qaeda.
La guerra de Afganistán, iniciada en 2001, es la más larga en la historia de EE UU. Hay allí destinadas unas 100.000 tropas de EE UU. A finales de febrero habían fallecido 1.461 soldados en combate, según el Pentágono. Un informe de la ONU del año pasado reveló que cada año mueren unos 2.400 civiles en Afganistán. El 75%, a manos de los rebeldes talibán y de Al Qaeda.
Entre acusaciones a Estados Unidos a causa de un ataque aliado en el que murieron nueve niños afganos, el secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates, viajó hoy a Afganistán para visitar a los soldados destinados en aquel país y comenzar a analizar cuántas tropas de EE UU podrán comenzar una retirada cuyo inicio está programado para julio. Sin embargo, una buena parte de esa visita la ha pasado Gates dando explicaciones a gobernantes y mandos militares afganos sobre un ataque en la provincia de Kunar, ocurrido la pasada semana, en el que murieron los nueve niños.
En una rueda de prensa conjunta con el presidente afgano, Hamid Karzai, el secretario Gates pidió disculpas en público y formalmente a la ciudadanía afgana. Karzai, que no había aceptado como válidas las explicaciones del comandante de las tropas aliadas en aquel país, general David Petraeus, aceptó finalmente las disculpas de Gates, pero en un comunicado previo dijo que "las víctimas civiles no son aceptables ya". La matanza de los nueve niños ha provocado manifestaciones y reacciones airadas en todo el país.
El ataque ocurrió el primero de marzo, en Kunar, al noroeste del país. Los niños se hallaban recogiendo leña para hogueras cuando un ataque con helicópteros les sorprendió a la intemperie. En febrero murieron 64 civiles en ataques similares en la misma provincia. Tanto el Pentágono como la OTAN han pedido disculpas y han prometido una investigación exhaustiva sobre cómo se planificó y ejecutó el ataque.
Gates acudió hoy a Kabul con la intención de comprobar sobre el terreno bajo qué condiciones podrá ordenar el inicio de la retirada norteamericana de aquel país, el próximo mes de julio. Las tropas del Pentágono deberán abandonarlo completamente, según órdenes de Barack Obama, en 2014. "Habéis tenido un invierno duro, vais a tener una primavera y un verano todavía más duros, pero habéis hecho muchos, muchos avances", dijo Gates a sus soldados en la que es su visita número 13 al país desde que George W. Bush le eligió para el cargo.
Con el refuerzo de 30.000 tropas ordenado por Obama en 2009, los aliados han convertido Kabul en una zona que Gates considera segura. En su discurso, el secretario de Defensa dijo que es su intención última "hacer crecer la burbuja de seguridad de Kabul". La nueva estrategia contrainsurgente en Afganistán ha ofrecido resultados visibles, con reducción de los ataques en antiguos bastiones talibán, como las provincias de Helmand y Kandahar, en el sur. Sin embargo, ha habido signos de empeoramiento y un aumento de muertes aliadas en otras provincias tribales del norte y el este, en la porosa e incontrolada frontera con Pakistán, donde se refugian numerosos operativos del grupo terrorista Al Qaeda.
La guerra de Afganistán, iniciada en 2001, es la más larga en la historia de EE UU. Hay allí destinadas unas 100.000 tropas de EE UU. A finales de febrero habían fallecido 1.461 soldados en combate, según el Pentágono. Un informe de la ONU del año pasado reveló que cada año mueren unos 2.400 civiles en Afganistán. El 75%, a manos de los rebeldes talibán y de Al Qaeda.