Obama en El Salvador, un ex adversario ideológico

Carlos Chirinos, BBC Mundo
El ex adversario ideológico le sirve ahora a Washington como ejemplo de democratización para la región. Cuando el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, salude a su colega de El Salvador, Mauricio Funes, estará dándole una mano a un símbolo histórico y a lo que Washington quiere presentar como un ejemplo regional.

En 2009 Funes se convirtió en el primer presidente de izquierda de la nación centroamericana, postulado por el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMNL) el mismo grupo al que en los años ochenta Washington combatió cuando era una guerrilla.

Aunque el gobierno de EE.UU. no esté defendiendo aquellas injerencias, hoy quiere presentar a El Salvador como el ejemplo de cómo un país puede superar conflictos internos y cimentar una democracia, a pesar de los grandes problemas sociales que persisten.

"Creo que es primero un esfuerzo de poner a Centroamérica en el mapa de las relaciones de Estados unidos con América Latina", le dijo a BBC Mundo Francisco Altschul, embajador de El Salvador ante la Casa Blanca, explicando con diplomacia que en esta visita presidencial su país entiende que es la "representación" de la región.

Sin embargo, el Altschul reconoció el valor simbólico que el presidente Obama podría estar viendo en la historia reciente de los salvadoreños.

"Es un reconocimiento al ejemplo que de alguna manera está dando El Salvador, de cómo en treinta años hemos pasado de una guerra civil a una solución política negociada (…) y que ahora damos un paso más allá que es una alternacia pacífica de un gobierno conservador a uno de izquierda".

Funes, el aliado

Contrario a los temores explotados durante la campaña electoral salvadoreña y reproducidos en Washington por algunos políticos conservadores, una vez llegado al poder Funes no se alinéo automáticamente al eje de la Venezuela de Hugo Chávez, la Cuba de los hermanos Castro o la Nicaragua de Daniel Ortega.

De hecho, el nuevo mandatario salvadoreño puso en práctica una diplomacia que algunos califican de pragmática y desideologizada, impulsada por el reconocimiento de la importancia de las relaciones con EE.UU. país en el que viven unos 3 millones de sus connacionales.

No entiendo por qué el presidente va a El Salvador, no hay una razón de peso para eso

Larry Byrns, Consejo de Asuntos Hemisféricos

"Hubo visiones apocalípticas de que iban a empezar a deportar a cientos de miles de salvadoreños y eso no ha sucedido. Por el contrario, estamos viviendo uno de los mejores momentos en la relación bilateral", dijo a BBC Mundo el embajador Altschul.

Pero si bien Funes puede estar siendo pragmático, algunos consideran que es Washington el que sigue usando un "prisma de la guerra fría" en su política centroamericana y que en ese sentido la escala en San Salvador sería un premio al "buen comportamiento"

"Yo no entiendo por qué el presidente va a El Salvador, no hay una razón de peso para eso", afirmó a BBC Mundo Larry Byrns, director del Consejo de Asuntos Hemisféricos, un centro de estudios regionales ubicado en Washington.

"El Salvador es más bien un problema en términos del crecimiento exponencial del tráfico de drogas y los enormemente altos niveles de criminalidad", explicó Byrns, para quien la persistente pobreza la violencia salvadoreña no es un buen ejemplo.

Malos y violentos tiempos

De acuerdo con un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) El Salvador es uno de los países más violentos del mundo, con una tasa de homicidios de 52 por cada 100.000 personas, cinco veces el promedio mundial.

"Pero eso no necesariamente habla mal del modelo político y económico salvadoreño", le dijo a BBC Mundo Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, para quien la violencia en la nación centroamericana es principalmente el producto de factores asociados al narcotráfico en México y América del Sur.

Shifter reconoce que hay un gran problema con la pobreza en América Central y que en ese aspecto Washington está en mejor capacidad de ayudar "con políticas eficaces en Centro América que en América del Sur porque los vecinos son gobiernos más vulnerables y EE.UU. debería prestar más ayuda"

"Centroamérica está pasando un mal momento en término de seguridad y económicos, y creo que es momento de respaldar un gobierno, en el caso de El Salvador, que está tomando ciertas medidas, a pesar de los enormes problemas de pobreza y criminalidad que enfrenta el país".

Una solución migratoria

El gobierno centroamericano quiere aprovechar la visita de Obama para destacar el caso de unos 220.000 salvadoreños que desde el terremoto de 2001 viven en EE.UU. amparados por un Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés).

El TPS ha permitido que esos salvadoreños trabajen en EE.UU. y recientemente sus efectos fueron extendidos por 18 meses más por séptima vez, hasta marzo de 2012

"Esta gente tiene ya diez años de vivir acá con sus familias, con sus empleos, de tener una historia criminal o policial limpia, de estar contribuyendo con su trabajo con sus impuestos a la sociedad y a la economía estadounidense", le comentó a BBC Mundo el embajador Altschul.

En el tema migratorio, el representante salvadoreño reconoció que su país preferiría "una solución integral a este problema que es un problema complejo", pero dijo entender "las dificultades políticas que hay en este momento para hacerlo".

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