Millones de japoneses pasan su cuarta noche sin calefacción, alimentos ni agua
Rikuzentakata, Agencias
Varios millones de personas están pasado este lunes su cuarta noche consecutiva sin agua, alimentos ni calefacción en la zona nororiental de Japón, la más afectada por el terremoto de 9 grados en la escala Richter que sacudió el país el pasado viernes.
Mientras continúan apareciendo cadáveres en la costa, los supervivientes que han quedado heridos, niños y ancianos continúan en refugios improvisados. Hasta este lunes, más de 550.000 personas han sido evacuadas por el terremoto y el posterior tsunami, que, según las estimaciones, habría causado unos 10.000 muertos.
La crisis humanitaria se ha reproducido en diferentes frentes, desde el aumento repentino de niños huérfanos, hasta la escasez de productos básicos como el agua, los alimentos, la gasolina y la electricidad, pasando por el colapso de los aseos en los refugios y la falta de cuidados a los supervivientes heridos.
"La gente mayor es la que ha resultado más golpeada", ha asegurado Patrick Fuller, miembro del Comité Internacional de la Cruz Roja, en un memorándum escrito desde Ishinomaki, una de las ciudades costeras que ha resultado gravemente afectada por las olas del tsunami.
"El tsunami ha cubierto la mitad de la ciudad y muchas personas están tiritando sin control bajo las mantas. Están sufriendo hipotermia porque permanecen en sus hogares sin agua ni electricidad", ha relatado.
Según una encuesta elaborada por la agencia de noticias japonesa Kiodo, las autoridades niponas han perdido el contacto con unas 30.000 personas, lo que ha elevado la preocupación ante la posibilidad de un aumento del número de fallecidos como consecuencia del terremoto y del posterior tsunami.
En la isla de Honshu, en el noreste del país, muchas de las carreteras, ferrocarriles y puertos y el suministro eléctrico han quedado destrozados por el movimiento sísmico, lo que está dificultando la llegada de ayuda humanitaria. El Gobierno japonés ha movilizado a unos 100.000 soldados para entregar alimentos, agua y combustible, mientras que unos 70 países han ofrecido su asistencia para paliar los efectos del temblor.
En las zonas afectadas por el terremoto, cientos de miembros de equipos de rescate internacionales están trabajando para ayudar a las víctimas del seísmo y del tsunami posterior, aunque Naciones Unidas descarta por el momento desplegar una operación de ayuda humanitaria de mayor entidad mientras no lo soliciten las autoridades japonesas, según han informados fuentes del organismo multinacional este lunes.
"La gente está exhausta tanto física como mentalmente", ha advertido Yasunobu Sasaki, el director de una escuela convertida en refugio en Rikuzentakata, una localidad de unas 24.500 personas en la prefectura de Iwate que quedó arrasada por el terremoto y el tsunami.
Sasaki ha asegurado que no hay suficientes alimentos para que los habitantes puedan tener tres comidas diarias ni tampoco hay calefacción en su centro, en el que no hay suficientes aseos para todos los evacuados. "Esto no es suficiente para las cerca de 1.800 personas que tenemos aquí", ha explicado, antes de señalar que se están acabando las medicinas para los enfermos crónicos.
La situación que se vive en Rikuzentakata es similar a las que sufren otras localidades de la zona nororiental del país asiático. Hasta la fecha, los equipos de rescate de emergencia han recuperado a 15.000 personas, mientras que unas 550.000 han sido evacuadas a unos 2.600 refugios en todo el país, según la agencia Kiodo.
La previsión de lluvia y nieve en algunas regiones del país para este miércoles hace más urgente la asistencia a los damnificados por el terremoto y por el posterior tsunami.
Varios millones de personas están pasado este lunes su cuarta noche consecutiva sin agua, alimentos ni calefacción en la zona nororiental de Japón, la más afectada por el terremoto de 9 grados en la escala Richter que sacudió el país el pasado viernes.
Mientras continúan apareciendo cadáveres en la costa, los supervivientes que han quedado heridos, niños y ancianos continúan en refugios improvisados. Hasta este lunes, más de 550.000 personas han sido evacuadas por el terremoto y el posterior tsunami, que, según las estimaciones, habría causado unos 10.000 muertos.
La crisis humanitaria se ha reproducido en diferentes frentes, desde el aumento repentino de niños huérfanos, hasta la escasez de productos básicos como el agua, los alimentos, la gasolina y la electricidad, pasando por el colapso de los aseos en los refugios y la falta de cuidados a los supervivientes heridos.
"La gente mayor es la que ha resultado más golpeada", ha asegurado Patrick Fuller, miembro del Comité Internacional de la Cruz Roja, en un memorándum escrito desde Ishinomaki, una de las ciudades costeras que ha resultado gravemente afectada por las olas del tsunami.
"El tsunami ha cubierto la mitad de la ciudad y muchas personas están tiritando sin control bajo las mantas. Están sufriendo hipotermia porque permanecen en sus hogares sin agua ni electricidad", ha relatado.
Según una encuesta elaborada por la agencia de noticias japonesa Kiodo, las autoridades niponas han perdido el contacto con unas 30.000 personas, lo que ha elevado la preocupación ante la posibilidad de un aumento del número de fallecidos como consecuencia del terremoto y del posterior tsunami.
En la isla de Honshu, en el noreste del país, muchas de las carreteras, ferrocarriles y puertos y el suministro eléctrico han quedado destrozados por el movimiento sísmico, lo que está dificultando la llegada de ayuda humanitaria. El Gobierno japonés ha movilizado a unos 100.000 soldados para entregar alimentos, agua y combustible, mientras que unos 70 países han ofrecido su asistencia para paliar los efectos del temblor.
En las zonas afectadas por el terremoto, cientos de miembros de equipos de rescate internacionales están trabajando para ayudar a las víctimas del seísmo y del tsunami posterior, aunque Naciones Unidas descarta por el momento desplegar una operación de ayuda humanitaria de mayor entidad mientras no lo soliciten las autoridades japonesas, según han informados fuentes del organismo multinacional este lunes.
"La gente está exhausta tanto física como mentalmente", ha advertido Yasunobu Sasaki, el director de una escuela convertida en refugio en Rikuzentakata, una localidad de unas 24.500 personas en la prefectura de Iwate que quedó arrasada por el terremoto y el tsunami.
Sasaki ha asegurado que no hay suficientes alimentos para que los habitantes puedan tener tres comidas diarias ni tampoco hay calefacción en su centro, en el que no hay suficientes aseos para todos los evacuados. "Esto no es suficiente para las cerca de 1.800 personas que tenemos aquí", ha explicado, antes de señalar que se están acabando las medicinas para los enfermos crónicos.
La situación que se vive en Rikuzentakata es similar a las que sufren otras localidades de la zona nororiental del país asiático. Hasta la fecha, los equipos de rescate de emergencia han recuperado a 15.000 personas, mientras que unas 550.000 han sido evacuadas a unos 2.600 refugios en todo el país, según la agencia Kiodo.
La previsión de lluvia y nieve en algunas regiones del país para este miércoles hace más urgente la asistencia a los damnificados por el terremoto y por el posterior tsunami.