Las fuerzas de Gadafi y los rebeldes libios preparan la batalla de Ajdabiya
Trípoli, Agencias
La ciudad de Ajdabiya, situada en la carretera de Bengasi, capital de los rebeldes, se preparaba para sufrir un asalto de las fuerzas de Muamar el Gadafi, que seguían avanzando, mientras Occidente trata de ponerse de acuerdo para encontrar una solución, al cumplirse el 28º día del sangriento conflicto de Libia.
La jefa de la diplomacia europea Catherine Ashton decidió enviar una misión a Bengasi, en el marco de los esfuerzos de "planificación" para responder a la crisis en ese país, indicó el lunes su portavoz.
Dicha misión, compuesta de miembros del servicio diplomático de la Unión Europea (UE), llegó el lunes a la región y debe trasladarse a la frontera entre Libia y Egipto.
"Su objetivo es recoger información y evaluar la situación con miras a sostener la planificación de precaución que está en curso para responder a la crisis libia", dijo la portavoz de Ashton.
En la ruta entre Ajdabiya y Bengasi, azotada por una tormenta de arena, numerosos civiles huían hacia el este a bordo de camionetas cargadas de maletas, sacos y colchones.
Cuatro obuses cayeron en la mañana del lunes a 6 km de la salida oeste de Ajdabiya sin provocar víctimas, indicaron los insurgentes, que aún controlan esta ciudad situada 160 km al sur de Bengasi.
Un oficial de la aviación libia que se pasó a la insurrección, Jamal Mansour, indicó que se trataba de incursiones aéreas realizadas por bombarderos Sujoi-24 de fabricación rusa.
Bengasi, segunda ciudad del país podría verse amenazada muy pronto por las tropas de Gadafi que en los últimos días han ido recobrando el control de poblaciones que estaban en manos de los rebeldes, en particular Brega (a unos 80 km al oeste de Ajdabiya).
Estimuladas por el avance de los últimos días, las fuerzas armadas de Gadafi lanzaron un llamado a los militares que se habían pasado a la rebelión a que se entreguen a cambio de un indulto.
Ajdabiya es una "ciudad vital" y será defendida, afirmó el domingo el comandante de las fuerzas insurrectas, el general Abdel Fatah Yunis.
En Bengasi, a unos mil kilómetros de Trípoli, la euforia de las primeras semanas de la revuelta cedió el lugar a la inquietud.
Bengasi, donde las redes de telefonía móvil han sido desactivadas, está pendiente de la posición de las potencias occidentales.
La línea del frente se desplaza hacia el este.
Los occidentales y los rusos, a quienes los rebeldes piden ayuda, sobre todo para impedir al coronel Gadafi que utilice su aviación, seguían concertándose en una reunión de los jefes de la diplomacia del G8, especialmente en lo que respecta a la instauración de una zona de exclusión aérea.
Dicha zona de exclusión no parece convencer ni a China ni a Rusia, ambas miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. Moscú prohibió no obstante al dirigente Muamar Gadafi y a su familia entrar en Rusia y llevar a cabo operaciones financieras.
"Si las fuerzas de Gadafi se encuentran en las puertas de Bengasi y no hay zona de exclusión aérea, es seguro que vamos a combatir", declaró Abdelhafez Ghoqa, portavoz del Consejo Nacional de Transición Libia (CNT) que representa a la oposición.
En París, la secretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton, que inició este lunes una gira por Europa, tendrá un encuentro con Mahmud Jibril, responsable de Relaciones Exteriores del CNT, órgano que representa a la oposición.
La sangrienta represión de la insurrección ha causado centenares de muertos y provocado el desplazamiento de más de 250.000 personas. En el oeste, los rebeldes seguían controlando Misrata (150 km al este de Trípoli) pero los disparos de armas automáticas continuaban oyéndose en los alrededores de la ciudad, según un habitante.
Las fuerzas del coronel Gadafi atacaron igualmente Zuara (oeste), una ciudad de 20.000 habitantes controlada por la rebelión. El lunes, Gadafi invitó a las compañías petroleras de China, Rusia e India a implantarse en Libia para explotar los yacimientos petrolíferos, abandonados por la mayoría de las compañías extranjeras.
Después de la conquista de Ras Lanuf y Brega, la compañía petrolera libia afirmó que los puertos petroleros eran operacionales y estaban seguros. La compañía petrolera francesa Total indicó que la producción libia había pasado de 1,4 millones de barriles diarios a 300.000.
La ciudad de Ajdabiya, situada en la carretera de Bengasi, capital de los rebeldes, se preparaba para sufrir un asalto de las fuerzas de Muamar el Gadafi, que seguían avanzando, mientras Occidente trata de ponerse de acuerdo para encontrar una solución, al cumplirse el 28º día del sangriento conflicto de Libia.
La jefa de la diplomacia europea Catherine Ashton decidió enviar una misión a Bengasi, en el marco de los esfuerzos de "planificación" para responder a la crisis en ese país, indicó el lunes su portavoz.
Dicha misión, compuesta de miembros del servicio diplomático de la Unión Europea (UE), llegó el lunes a la región y debe trasladarse a la frontera entre Libia y Egipto.
"Su objetivo es recoger información y evaluar la situación con miras a sostener la planificación de precaución que está en curso para responder a la crisis libia", dijo la portavoz de Ashton.
En la ruta entre Ajdabiya y Bengasi, azotada por una tormenta de arena, numerosos civiles huían hacia el este a bordo de camionetas cargadas de maletas, sacos y colchones.
Cuatro obuses cayeron en la mañana del lunes a 6 km de la salida oeste de Ajdabiya sin provocar víctimas, indicaron los insurgentes, que aún controlan esta ciudad situada 160 km al sur de Bengasi.
Un oficial de la aviación libia que se pasó a la insurrección, Jamal Mansour, indicó que se trataba de incursiones aéreas realizadas por bombarderos Sujoi-24 de fabricación rusa.
Bengasi, segunda ciudad del país podría verse amenazada muy pronto por las tropas de Gadafi que en los últimos días han ido recobrando el control de poblaciones que estaban en manos de los rebeldes, en particular Brega (a unos 80 km al oeste de Ajdabiya).
Estimuladas por el avance de los últimos días, las fuerzas armadas de Gadafi lanzaron un llamado a los militares que se habían pasado a la rebelión a que se entreguen a cambio de un indulto.
Ajdabiya es una "ciudad vital" y será defendida, afirmó el domingo el comandante de las fuerzas insurrectas, el general Abdel Fatah Yunis.
En Bengasi, a unos mil kilómetros de Trípoli, la euforia de las primeras semanas de la revuelta cedió el lugar a la inquietud.
Bengasi, donde las redes de telefonía móvil han sido desactivadas, está pendiente de la posición de las potencias occidentales.
La línea del frente se desplaza hacia el este.
Los occidentales y los rusos, a quienes los rebeldes piden ayuda, sobre todo para impedir al coronel Gadafi que utilice su aviación, seguían concertándose en una reunión de los jefes de la diplomacia del G8, especialmente en lo que respecta a la instauración de una zona de exclusión aérea.
Dicha zona de exclusión no parece convencer ni a China ni a Rusia, ambas miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. Moscú prohibió no obstante al dirigente Muamar Gadafi y a su familia entrar en Rusia y llevar a cabo operaciones financieras.
"Si las fuerzas de Gadafi se encuentran en las puertas de Bengasi y no hay zona de exclusión aérea, es seguro que vamos a combatir", declaró Abdelhafez Ghoqa, portavoz del Consejo Nacional de Transición Libia (CNT) que representa a la oposición.
En París, la secretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton, que inició este lunes una gira por Europa, tendrá un encuentro con Mahmud Jibril, responsable de Relaciones Exteriores del CNT, órgano que representa a la oposición.
La sangrienta represión de la insurrección ha causado centenares de muertos y provocado el desplazamiento de más de 250.000 personas. En el oeste, los rebeldes seguían controlando Misrata (150 km al este de Trípoli) pero los disparos de armas automáticas continuaban oyéndose en los alrededores de la ciudad, según un habitante.
Las fuerzas del coronel Gadafi atacaron igualmente Zuara (oeste), una ciudad de 20.000 habitantes controlada por la rebelión. El lunes, Gadafi invitó a las compañías petroleras de China, Rusia e India a implantarse en Libia para explotar los yacimientos petrolíferos, abandonados por la mayoría de las compañías extranjeras.
Después de la conquista de Ras Lanuf y Brega, la compañía petrolera libia afirmó que los puertos petroleros eran operacionales y estaban seguros. La compañía petrolera francesa Total indicó que la producción libia había pasado de 1,4 millones de barriles diarios a 300.000.