Las diplomacias de Londres y París respaldan el liderazgo rebelde
Londres, El País
Londres y París coincidieron ayer en sus intentos por reforzar por vía diplomática a la oposición de Libia, aunque con métodos muy distintos. Francia optó por un sistema tradicional: emitir un comunicado dando la bienvenida a la creación del Consejo Nacional Libio, que agrupa a la oposición a Gadafi en el este del país. El Gobierno británico decidió enviar a Bengasi a una delegación diplomática de bajo nivel para contactar con la oposición. El problema es que viajaban escoltados por un comando armado de las fuerzas especiales (SAS) yfueron detenidos el viernes.La delegación dejó hoy el país tras ser puestos en libertad.
Los movimientos de la diplomacia francesa suponen un intento de París por recuperar la iniciativa en la región después de su criticada pasividad en el levantamiento popular de Túnez, que acabó con el presidente Ben Ali y se convirtió en catapulta de las revueltas primero en Egipto, luego en Bahréin y después en Libia.
"Francia saluda la creación del Consejo Nacional Libio y ofrece su apoyo a los principios que lo animan y a los objetivos que se ha fijado", reza el texto del Quay d'Orsay. París se felicita también de "la voluntad de unidad que ha presidido la instauración del Consejo Nacional y anima a sus responsables y a los movimientos que lo componen a perseguir sus acciones en ese espíritu", añade el texto, que condena el uso de la fuerza contra civiles y pide un acuerdo político que permita el cese de la violencia y el establecimiento de un Gobierno democrático "que responda a las aspiraciones del pueblo libio".
El Consejo Nacional libio puso en marcha el sábado un comité de crisis para acelerar la toma de decisiones, encabezado por el intelectual Mahmud Jebril. Omar Hariri, que participó en el golpe que llevó al poder a Gadafi y luego fue encarcelado, es responsable de las cuestiones militares. Ali Essaui, que el mes pasado dimitió como embajador de Libia en India, es el encargado de relaciones exteriores.
El paso francés es exactamente el tipo de apoyo que los rebeldes esperan de los países que desean la caída de Gadafi. La estrategia británica, en cambio, por buenas que puedan ser sus intenciones, es rechazada porque la presencia de soldados extranjeros en territorio libio puede ser utilizada por la propaganda de Gadafi contra los rebeldes.
Según el diario The Sunday Times, una unidad de las SAS compuesta por ocho hombres armados y el diplomático al que protegían fueron detenidos en territorio rebelde cerca de Bengasi. Iban armados pero vestían ropas de civil. Según el diario, intentaban contactar con la oposición para preparar el viaje de un diplomático de más alto nivel.
Según un enviado especial de la BBC en Bengasi, testigos del incidente afirman que el comando llegó el viernes por la noche en helicóptero y que seis hombres vestidos con monos de color negro descendieron del aparato y se encontraron con otros dos hombres. Al descubrirse que en sus bolsas llevaban armas, municiones, explosivos, mapas y pasaportes de al menos cuatro diferentes nacionalidades, los ocho fueron detenidos y llevados a un cuartel militar en Bengasi controlado por los rebeldes.
Ni el ministro británico de Asuntos Exteriores, William Hague, ni su colega de Defensa, Liam Fox, quisieron confirmar o desmentir si habían sido detenidos soldados británicos con el argumento de que nunca comentan cuestiones relacionadas con las fuerzas especiales. Hague se ha limitado de que el equipo británico había logrado salir de Libia tras "experimentar algunas dificultades", y que Londres planea, "de acuerdo con la oposición libia" enviar otros representantes para fortalecer el diálogo.
La presencia de fuerzas extranjeras en Libia es especialmente delicada porque incluso los opositores a Gadafi se oponen a su presencia. Los rebeldes quieren que las potencias occidentales les ayuden mediante la presión diplomática, la entrega de armas y la creación de un bloqueo aéreo y de telecomunicaciones que dificulte posibles ataques de las fuerzas leales al líder libio.
La detención del comando coincide con las noticias de que los Black Watch, un batallón del Regimiento Real de Escocia, está en estado de alerta permanente en una base de la RAF en Wiltshire para poder desplazarse a Libia en 24 horas si es necesario, aunque el ministro de Defensa ha negado que haya planes para un despliegue militar. Al igual que otros países, Londres ha utilizado sus soldados para repatriar a compatriotas atrapados en Libia. Un grupo de las fuerzas especiales holandesas ha sido aparentemente capturado por tropas de Gafadi en una operación de ese estilo.
Por otra parte, el ministro francés de Asuntos Exteriores, Alain Juppé, en visita oficial en El Cairo, aseguró ayer que, si los combates en Libia se vuelven aún más sangrientos "habrá que prepararse para reaccionar". Y añadió: "Por eso hemos aceptado la programación de una zona de exclusión aérea en Libia". Juppé, descartó, eso sí, una intervención militar terrestre de Occidente: "Tendría efectos negativos. Podría acarrear rechazo en la opinión pública y los pueblos árabes".
Londres y París coincidieron ayer en sus intentos por reforzar por vía diplomática a la oposición de Libia, aunque con métodos muy distintos. Francia optó por un sistema tradicional: emitir un comunicado dando la bienvenida a la creación del Consejo Nacional Libio, que agrupa a la oposición a Gadafi en el este del país. El Gobierno británico decidió enviar a Bengasi a una delegación diplomática de bajo nivel para contactar con la oposición. El problema es que viajaban escoltados por un comando armado de las fuerzas especiales (SAS) yfueron detenidos el viernes.La delegación dejó hoy el país tras ser puestos en libertad.
Los movimientos de la diplomacia francesa suponen un intento de París por recuperar la iniciativa en la región después de su criticada pasividad en el levantamiento popular de Túnez, que acabó con el presidente Ben Ali y se convirtió en catapulta de las revueltas primero en Egipto, luego en Bahréin y después en Libia.
"Francia saluda la creación del Consejo Nacional Libio y ofrece su apoyo a los principios que lo animan y a los objetivos que se ha fijado", reza el texto del Quay d'Orsay. París se felicita también de "la voluntad de unidad que ha presidido la instauración del Consejo Nacional y anima a sus responsables y a los movimientos que lo componen a perseguir sus acciones en ese espíritu", añade el texto, que condena el uso de la fuerza contra civiles y pide un acuerdo político que permita el cese de la violencia y el establecimiento de un Gobierno democrático "que responda a las aspiraciones del pueblo libio".
El Consejo Nacional libio puso en marcha el sábado un comité de crisis para acelerar la toma de decisiones, encabezado por el intelectual Mahmud Jebril. Omar Hariri, que participó en el golpe que llevó al poder a Gadafi y luego fue encarcelado, es responsable de las cuestiones militares. Ali Essaui, que el mes pasado dimitió como embajador de Libia en India, es el encargado de relaciones exteriores.
El paso francés es exactamente el tipo de apoyo que los rebeldes esperan de los países que desean la caída de Gadafi. La estrategia británica, en cambio, por buenas que puedan ser sus intenciones, es rechazada porque la presencia de soldados extranjeros en territorio libio puede ser utilizada por la propaganda de Gadafi contra los rebeldes.
Según el diario The Sunday Times, una unidad de las SAS compuesta por ocho hombres armados y el diplomático al que protegían fueron detenidos en territorio rebelde cerca de Bengasi. Iban armados pero vestían ropas de civil. Según el diario, intentaban contactar con la oposición para preparar el viaje de un diplomático de más alto nivel.
Según un enviado especial de la BBC en Bengasi, testigos del incidente afirman que el comando llegó el viernes por la noche en helicóptero y que seis hombres vestidos con monos de color negro descendieron del aparato y se encontraron con otros dos hombres. Al descubrirse que en sus bolsas llevaban armas, municiones, explosivos, mapas y pasaportes de al menos cuatro diferentes nacionalidades, los ocho fueron detenidos y llevados a un cuartel militar en Bengasi controlado por los rebeldes.
Ni el ministro británico de Asuntos Exteriores, William Hague, ni su colega de Defensa, Liam Fox, quisieron confirmar o desmentir si habían sido detenidos soldados británicos con el argumento de que nunca comentan cuestiones relacionadas con las fuerzas especiales. Hague se ha limitado de que el equipo británico había logrado salir de Libia tras "experimentar algunas dificultades", y que Londres planea, "de acuerdo con la oposición libia" enviar otros representantes para fortalecer el diálogo.
La presencia de fuerzas extranjeras en Libia es especialmente delicada porque incluso los opositores a Gadafi se oponen a su presencia. Los rebeldes quieren que las potencias occidentales les ayuden mediante la presión diplomática, la entrega de armas y la creación de un bloqueo aéreo y de telecomunicaciones que dificulte posibles ataques de las fuerzas leales al líder libio.
La detención del comando coincide con las noticias de que los Black Watch, un batallón del Regimiento Real de Escocia, está en estado de alerta permanente en una base de la RAF en Wiltshire para poder desplazarse a Libia en 24 horas si es necesario, aunque el ministro de Defensa ha negado que haya planes para un despliegue militar. Al igual que otros países, Londres ha utilizado sus soldados para repatriar a compatriotas atrapados en Libia. Un grupo de las fuerzas especiales holandesas ha sido aparentemente capturado por tropas de Gafadi en una operación de ese estilo.
Por otra parte, el ministro francés de Asuntos Exteriores, Alain Juppé, en visita oficial en El Cairo, aseguró ayer que, si los combates en Libia se vuelven aún más sangrientos "habrá que prepararse para reaccionar". Y añadió: "Por eso hemos aceptado la programación de una zona de exclusión aérea en Libia". Juppé, descartó, eso sí, una intervención militar terrestre de Occidente: "Tendría efectos negativos. Podría acarrear rechazo en la opinión pública y los pueblos árabes".