La presencia militar de EE UU se refuerza con la llegada de dos buques anfibios
Washington, El País
La posibilidad de que el conflicto se enquiste en Libia preocupa en Washington. En una declaración nada tranquilizadora, la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, aseguró la tarde del martes que la situación amenaza con el descenso de la república árabe en una espiral de violencia que culmine con una guerra civil. Horas después, el secretario de Defensa, Robert Gates, señalaba que en las próximas horas llegarán a la zona dos buques anfibios con centenares de marines. Mientras sigue la presión diplomática en Naciones Unidas -de cuyo Consejo de Derechos Humanos ha sido expulsada Libia-, EE UU y Reino Unido insisten en la idea de crear una zona de exclusión aérea, lo que podría requerir el uso de las armas según expertos militares. El ministro de Exteriores francés, Alain Juppé, ha asegurado que "se pueden estudiar diferentes opciones" pero ha dejado claro que París no apoyará ninguna operación militar si no es bajo mandato de la ONU.
"En los próximos años, Libia podría convertirse en una democracia pacífica o podría enfrentarse a una prolongada guerra civil", ha asegurado Clinton ante la Comisión de Exteriores de la Cámara de Representantes estadounidense. La jefa de la diplomacia estadounidense destacó que "es mucho lo que está en juego". "Toda la región [de Oriente Próximo] está cambiando y una respuesta fuerte y estratégica estadounidense será esencial", resaltó.
Lo que sigue siendo una incógnita que intenta despejarse en estos momentos tanto en la Casa Blanca como en Naciones Unidas y en la Unión Europea es cuál debe de ser esa respuesta de la que habla la secretaria de Estado norteamericana. Clinton dijo el lunes en Ginebra, en la reunión del Comité de Derechos Humanos de la ONU, que todas las opciones están sobre la mesa.
Dos nuevos buques con cientos de marines
Con la insurrección entrando ya en su tercera semana y Gadafi agarrándose a su papel de salvador y guía de la revolución, EE UU anunció el desplazamiento de buques de guerra a la zona y el presidente, Barack Obama, ofreció a la ONU la creación de una zona de exclusión aérea sobre Libia para evitar que el dictador bombardee a los opositores.
Pero esa posibilidad "exigiría tener que destruir previamente las defensas antiaéreas" de Libia, según aseguró la tarde del martes, en declaraciones recogidas por Reuters, el general James Mattis, al frente del comando responsable de la acción estadounidense en la región. En una comparecencia ante una comisión del Senado, Mattis dejó claro que una acción como esa "representaría una operación militar (...) no sería decir simplemente que no despeguen aviones".
A la espera de una decisión, a última hora se avistaron los primeros barcos estadounidenses desde el país árabe. El coronel libio Hamad Abdalá al Hasi, que se ha unido a los rebeldes, aseguró a la cadena Al Yazira que "varias unidades navales de EE UU navegan frente a la costa de Al Baida", una ciudad del noreste en el área que controlan los anti-Gadafi. Uno de los barcos podría ser el destructor USS Barry, que atravesó el canal de Suez el lunes y se encuentra en el suroeste del Mediterráneo. En cualquier caso, no sería el único navío en la zona. El secretario de Defensa, Robert Gates, anunció por la tarde del martes la llegada a las inmediaciones de Libia de dos buques anfibios. Se trata del USS Kearsarge y el USS Ponce. Se espera que el USS Kearsarge atraviese en breve el canal de Suez desde el mar Rojo y se sitúe frente a las costas libias, preparado para cualquier eventualidad, según confirman el Departamento de Defensa y fuentes egipcias. Fuentes cercanas al Pentágono aseguran que un barco como el Kearsarge está preparado para diversos tipos de misiones, desde procurar ayuda humanitaria hasta operaciones de asalto. Tiene capacidad para 2.000 militares, aunque Gates en su anuncio ha hecho alusión a unos 400 marines. En cualquier caso, el político apuntó que el objetivo de EE UU no es, de momento, eminentemente hostil, sino que únicamente pretende "asegurarse la mayor cantidad de opciones posibles" en caso de que Obama considere que es necesario intervenir.
París no actuará sin mandato de la ONU
La medida consta en principio con el respaldo de Londres -el primer ministro británico, David Cameron, la ha legitimado asegurando que es "inadmisible" que Gadafi "pueda asesinar a su pueblo"- pero genera reticencias en París, según informa France Presse. "Se pueden estudiar diferentes opciones, especialmente la creación de una zona de exclusión aérea, pero digo aquí muy claramente que no se hará ninguna intervención sin un mandato claro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas", ha asegurado el recién nombrado ministro de Exteriores, Alain Juppé, ante la Asamblea Nacional.
En declaraciones posteriores a una cadena de televisión, Juppé ha dicho que una intervención podría ser "contraproducente". La evidencia de que no hay consenso entre los miembros de la OTAN para una operación en Libia ha sido constatada por el propio secretario de Defensa estadounidense en una conferencia de prensa. Según relata France Presse, Gates y el almirante Mike Mullen, el oficial de mayor rango en el Ejército de EE UU, han asegurado que la creación de una zona de exclusión aérea sería "extraordinariamente" complicada.
Mientras tanto, las medidas reales contra el régimen de Gadafi se juegan solo en la escena diplomática, donde prosigue la ofensiva. La Asamblea General de Naciones Unidas se ha reunido por la tarde en Nueva York y ha decidido expulsar al país árabe del Consejo de Derechos Humanos del organismo. Se trata de una medida adicional al paquete sanciones que la ONU ya aprobó el pasado sábado. Por otra parte, los jefes de Estado y Gobierno de la Unión Europea se reunirán en Bruselas el próximo 11 de marzo en una cumbre extraordinaria sobre Libia y el norte de África. En la misma, el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, propondrá unas "líneas estratégicas" de respuesta de los Veintisiete.
La posibilidad de que el conflicto se enquiste en Libia preocupa en Washington. En una declaración nada tranquilizadora, la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, aseguró la tarde del martes que la situación amenaza con el descenso de la república árabe en una espiral de violencia que culmine con una guerra civil. Horas después, el secretario de Defensa, Robert Gates, señalaba que en las próximas horas llegarán a la zona dos buques anfibios con centenares de marines. Mientras sigue la presión diplomática en Naciones Unidas -de cuyo Consejo de Derechos Humanos ha sido expulsada Libia-, EE UU y Reino Unido insisten en la idea de crear una zona de exclusión aérea, lo que podría requerir el uso de las armas según expertos militares. El ministro de Exteriores francés, Alain Juppé, ha asegurado que "se pueden estudiar diferentes opciones" pero ha dejado claro que París no apoyará ninguna operación militar si no es bajo mandato de la ONU.
"En los próximos años, Libia podría convertirse en una democracia pacífica o podría enfrentarse a una prolongada guerra civil", ha asegurado Clinton ante la Comisión de Exteriores de la Cámara de Representantes estadounidense. La jefa de la diplomacia estadounidense destacó que "es mucho lo que está en juego". "Toda la región [de Oriente Próximo] está cambiando y una respuesta fuerte y estratégica estadounidense será esencial", resaltó.
Lo que sigue siendo una incógnita que intenta despejarse en estos momentos tanto en la Casa Blanca como en Naciones Unidas y en la Unión Europea es cuál debe de ser esa respuesta de la que habla la secretaria de Estado norteamericana. Clinton dijo el lunes en Ginebra, en la reunión del Comité de Derechos Humanos de la ONU, que todas las opciones están sobre la mesa.
Dos nuevos buques con cientos de marines
Con la insurrección entrando ya en su tercera semana y Gadafi agarrándose a su papel de salvador y guía de la revolución, EE UU anunció el desplazamiento de buques de guerra a la zona y el presidente, Barack Obama, ofreció a la ONU la creación de una zona de exclusión aérea sobre Libia para evitar que el dictador bombardee a los opositores.
Pero esa posibilidad "exigiría tener que destruir previamente las defensas antiaéreas" de Libia, según aseguró la tarde del martes, en declaraciones recogidas por Reuters, el general James Mattis, al frente del comando responsable de la acción estadounidense en la región. En una comparecencia ante una comisión del Senado, Mattis dejó claro que una acción como esa "representaría una operación militar (...) no sería decir simplemente que no despeguen aviones".
A la espera de una decisión, a última hora se avistaron los primeros barcos estadounidenses desde el país árabe. El coronel libio Hamad Abdalá al Hasi, que se ha unido a los rebeldes, aseguró a la cadena Al Yazira que "varias unidades navales de EE UU navegan frente a la costa de Al Baida", una ciudad del noreste en el área que controlan los anti-Gadafi. Uno de los barcos podría ser el destructor USS Barry, que atravesó el canal de Suez el lunes y se encuentra en el suroeste del Mediterráneo. En cualquier caso, no sería el único navío en la zona. El secretario de Defensa, Robert Gates, anunció por la tarde del martes la llegada a las inmediaciones de Libia de dos buques anfibios. Se trata del USS Kearsarge y el USS Ponce. Se espera que el USS Kearsarge atraviese en breve el canal de Suez desde el mar Rojo y se sitúe frente a las costas libias, preparado para cualquier eventualidad, según confirman el Departamento de Defensa y fuentes egipcias. Fuentes cercanas al Pentágono aseguran que un barco como el Kearsarge está preparado para diversos tipos de misiones, desde procurar ayuda humanitaria hasta operaciones de asalto. Tiene capacidad para 2.000 militares, aunque Gates en su anuncio ha hecho alusión a unos 400 marines. En cualquier caso, el político apuntó que el objetivo de EE UU no es, de momento, eminentemente hostil, sino que únicamente pretende "asegurarse la mayor cantidad de opciones posibles" en caso de que Obama considere que es necesario intervenir.
París no actuará sin mandato de la ONU
La medida consta en principio con el respaldo de Londres -el primer ministro británico, David Cameron, la ha legitimado asegurando que es "inadmisible" que Gadafi "pueda asesinar a su pueblo"- pero genera reticencias en París, según informa France Presse. "Se pueden estudiar diferentes opciones, especialmente la creación de una zona de exclusión aérea, pero digo aquí muy claramente que no se hará ninguna intervención sin un mandato claro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas", ha asegurado el recién nombrado ministro de Exteriores, Alain Juppé, ante la Asamblea Nacional.
En declaraciones posteriores a una cadena de televisión, Juppé ha dicho que una intervención podría ser "contraproducente". La evidencia de que no hay consenso entre los miembros de la OTAN para una operación en Libia ha sido constatada por el propio secretario de Defensa estadounidense en una conferencia de prensa. Según relata France Presse, Gates y el almirante Mike Mullen, el oficial de mayor rango en el Ejército de EE UU, han asegurado que la creación de una zona de exclusión aérea sería "extraordinariamente" complicada.
Mientras tanto, las medidas reales contra el régimen de Gadafi se juegan solo en la escena diplomática, donde prosigue la ofensiva. La Asamblea General de Naciones Unidas se ha reunido por la tarde en Nueva York y ha decidido expulsar al país árabe del Consejo de Derechos Humanos del organismo. Se trata de una medida adicional al paquete sanciones que la ONU ya aprobó el pasado sábado. Por otra parte, los jefes de Estado y Gobierno de la Unión Europea se reunirán en Bruselas el próximo 11 de marzo en una cumbre extraordinaria sobre Libia y el norte de África. En la misma, el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, propondrá unas "líneas estratégicas" de respuesta de los Veintisiete.