La intervención militar aérea de la coalición empieza a mostrar sus límites
Trípoli, Agencias
El recurso exclusivo a la fuerza aérea desde hace tres días por una coalición liderada por Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos en Libia empieza a mostrar sus límites frente a las fuerzas leales a Muamar Gadafi y a la dificultad de distinguirlas de los rebeldes.
"Es una situación sumamente compleja y difícil", reconoció en París el coronel Thierry Burckhard, portavoz del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas francesas.
En su opinión, se debe a varias razones: la "imbricación" de las fuerzas presentes en el terreno, así como el uso por parte de las fuerzas pro-Gadafi de vehículos civiles o el hecho de que los rebeldes utilicen material del ejército libio. Se suman dos razones más: una coordinación imposible con la resistencia y la presencia de civiles en las zonas de combate.
Todo ello pone a prueba a los pilotos de los aviones de combate, que deben "aguzar su capacidad de apreciación" antes de decidir si abren fuego o no. Y como ejemplo de lo dicho, el militar precisa que el sábado, en el primer día de la intervención, la aviación francesa sólo destruyó cuatro blindados de las fuerzas leales al régimen y ninguno el domingo y el lunes.
Al mismo tiempo, subraya que "tan sólo la presencia de esos aviones ha reducido notablemente la presión y la intensidad de los combates" en tierra. "Disparar armas pesadas no es sistemático", reconoció Burckhard a la prensa. "El objetivo de esas operaciones es proteger a la población civil. Una acción de nuestra parte que produjera pérdidas civiles, sería una falta".
Claro que los franceses no son los únicos en esa situación. La Royal Air Force británica debió renunciar en la madrugada del lunes a un operativo a raíz de la presencia de "determinado número de civiles" en una zona que podía ser blanco de bombardeos.
Ya en el siglo XIX, el gran estratega prusiano Carl Von Clausewitz hablaba de la "niebla de la guerra", una expresión reconocida en todas las academias militares del planeta.
Independientemente del grado de sofisticación de las armas que se utilicen, nada ha cambiado desde ese punto de vista y es algo que conocen los soldados desplegados en Irak o en Afganistán.
A los límites técnicos y humanos debe agregarse un tercero: el legal. La resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU prevé "el uso de todos los medios necesarios para proteger a la población civil", pero contiene una "excepción" de relevancia: prohibir el envío de "fuerzas de ocupación extranjera" en tierra. En tal caso, alcanzar a un francotirador aislado o separar a los beligerantes en un combate cuerpo a cuerpo en zona urbana desde un cazabombardero y sin causar víctimas civiles es sencillamente imposible.
Y ello, en cualquier ejército del mundo es un asunto de las fuerzas de infantería o de las fuerzas especiales.
Con esta resolución, los aliados se ataron las manos pero ¿podían elegir? No. "Los ejército francés, británico y estadounidense están en la mira de las críticas en Irak o en Afganistán y nadie tiene ganas de ser acusado de haber abierto un nuevo frente y de llevar adelante una nueva cruzada en Oriente Medio", observó una fuente militar francesa que pidió el anonimato.
"En este caso, como a menudo en la historia reciente, se usan medios militares en una lógica diplomática y humanitaria. Por lo tanto, no es sorprendente que muy rápidamente aparezcan los límites", agregó un experto militar interrogado por la AFP. Los aliados "condenados a dar vueltas en el aire" se encontrarán tarde o temprano en un "callejón estratégico, salvo si la resistencia libia es capaz de hacerse cargo de la situación", predijo.
El recurso exclusivo a la fuerza aérea desde hace tres días por una coalición liderada por Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos en Libia empieza a mostrar sus límites frente a las fuerzas leales a Muamar Gadafi y a la dificultad de distinguirlas de los rebeldes.
"Es una situación sumamente compleja y difícil", reconoció en París el coronel Thierry Burckhard, portavoz del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas francesas.
En su opinión, se debe a varias razones: la "imbricación" de las fuerzas presentes en el terreno, así como el uso por parte de las fuerzas pro-Gadafi de vehículos civiles o el hecho de que los rebeldes utilicen material del ejército libio. Se suman dos razones más: una coordinación imposible con la resistencia y la presencia de civiles en las zonas de combate.
Todo ello pone a prueba a los pilotos de los aviones de combate, que deben "aguzar su capacidad de apreciación" antes de decidir si abren fuego o no. Y como ejemplo de lo dicho, el militar precisa que el sábado, en el primer día de la intervención, la aviación francesa sólo destruyó cuatro blindados de las fuerzas leales al régimen y ninguno el domingo y el lunes.
Al mismo tiempo, subraya que "tan sólo la presencia de esos aviones ha reducido notablemente la presión y la intensidad de los combates" en tierra. "Disparar armas pesadas no es sistemático", reconoció Burckhard a la prensa. "El objetivo de esas operaciones es proteger a la población civil. Una acción de nuestra parte que produjera pérdidas civiles, sería una falta".
Claro que los franceses no son los únicos en esa situación. La Royal Air Force británica debió renunciar en la madrugada del lunes a un operativo a raíz de la presencia de "determinado número de civiles" en una zona que podía ser blanco de bombardeos.
Ya en el siglo XIX, el gran estratega prusiano Carl Von Clausewitz hablaba de la "niebla de la guerra", una expresión reconocida en todas las academias militares del planeta.
Independientemente del grado de sofisticación de las armas que se utilicen, nada ha cambiado desde ese punto de vista y es algo que conocen los soldados desplegados en Irak o en Afganistán.
A los límites técnicos y humanos debe agregarse un tercero: el legal. La resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU prevé "el uso de todos los medios necesarios para proteger a la población civil", pero contiene una "excepción" de relevancia: prohibir el envío de "fuerzas de ocupación extranjera" en tierra. En tal caso, alcanzar a un francotirador aislado o separar a los beligerantes en un combate cuerpo a cuerpo en zona urbana desde un cazabombardero y sin causar víctimas civiles es sencillamente imposible.
Y ello, en cualquier ejército del mundo es un asunto de las fuerzas de infantería o de las fuerzas especiales.
Con esta resolución, los aliados se ataron las manos pero ¿podían elegir? No. "Los ejército francés, británico y estadounidense están en la mira de las críticas en Irak o en Afganistán y nadie tiene ganas de ser acusado de haber abierto un nuevo frente y de llevar adelante una nueva cruzada en Oriente Medio", observó una fuente militar francesa que pidió el anonimato.
"En este caso, como a menudo en la historia reciente, se usan medios militares en una lógica diplomática y humanitaria. Por lo tanto, no es sorprendente que muy rápidamente aparezcan los límites", agregó un experto militar interrogado por la AFP. Los aliados "condenados a dar vueltas en el aire" se encontrarán tarde o temprano en un "callejón estratégico, salvo si la resistencia libia es capaz de hacerse cargo de la situación", predijo.