Japón realiza esfuerzos frenéticos contra fusión nuclear
Tokio, Agencias
En el interior de la planta nuclear en emergencia, los directivos de la misma sabían que los riesgos eran altos cuando decidieron desfogar vapor radiactivo del sobrecalentado contenedor de un reactor.
Sabían que podía ocurrir una explosión de hidrógeno, y ocurrió. La decisión, no obstante, evitó la peor alternativa: la fusión total del reactor; al menos por el momento.
La cadena de acontecimientos inició el viernes cuando un terremoto magnitud 8,9 y un tsunami interrumpieron el suministro eléctrico de la planta nuclear Fukushima Dai-ichi, ubicada a 270 kilómetros al noreste de Tokio, provocando que fallara el sistema de enfriamiento. Por si fuera poco, el generador eléctrico de respaldo no funcionó adecuadamente en una de sus unidades.
A partir de ahí, las condiciones empeoraron continuamente, aunque el gobierno y autoridades nucleares dijeron que la situación iba mejorando. Horas después de la explosión, aseveraron que las filtraciones de radiación fueron reducidas y que las circunstancias habían mejorado en la Unidad 1 de 460 megavatios. Pero continuó desarrollando crisis tras crisis o fue revelada.
Sin electricidad y sin las tuberías y bombas de la planta, que resultaron destruidas en la explosión del edificio, las autoridades recurrieron a extraer agua de mar en un intento por enfriar los rodillos de combustible de uranio sobrecalentadas.
Robert Alvarez, experto del Instituto de Estudios Políticos y ex asesor de política del secretario de Energía de Estados Unidos, dijo en una sesión informativa para reporteros que el agua de mar fue una medida desesperada.
Señaló que el éxito en el uso de agua de mar y boro para enfriar el reactor dependerá del volumen y velocidad de su distribución. Indicó que necesitaría realizarse la maniobra incesantemente durante días.
Otro punto crucial, agregó, es la restauración del suministro eléctrico, para que puedan restaurarse los sistemas normales de enfriamiento.
Las autoridades japonesas colocaron el viernes la Unidad 1 de Dai-ichi y otros cuatro reactores en estado de emergencia debido a que los operadores perdieron la capacidad de enfriarlos utilizando procedimientos normales.
Un reactor adicional fue agregado el domingo temprano a la lista, para un total de seis: tres en la planta de Dai-ichi y otros tres en otra planta cercana. Se han ordenado desalojos locales en cada sitio. Japón tiene un total de 55 reactores esparcidos en 17 conjuntos nucleares en todo el país.
Las autoridades comenzaron a desfogar vapor radiactivo en la Unidad 1 de Fukushima Dai-ichi para aliviar la presión dentro del contenedor del reactor, el cual alberga combustible de uranio sobrecalentado.
La preocupación fue mucho mayor el sábado cuando explotó el edificio contenedor de esa unidad.
Pero resultó que los encargados estaban conscientes de que el vapor contenía hidrógeno, admitió Shinji Kinjo, vocero de la Agencia de Seguridad Industrial y Nuclear, perteneciente al gobierno. Y lo más importante: también estaban conscientes que existía un riesgo de explosión y decidieron descargar el vapor.
Pero, si la temperatura dentro del contenedor del reactor de Fukushima continuaba incrementándose _a 2.200 grados Celsius (4.000 Fahrenheit_, entonces los comprimidos de combustible de uranio habrían comenzado a fundirse, escapando al ambiente el uranio y productos derivados peligrosos.
En el interior de la planta nuclear en emergencia, los directivos de la misma sabían que los riesgos eran altos cuando decidieron desfogar vapor radiactivo del sobrecalentado contenedor de un reactor.
Sabían que podía ocurrir una explosión de hidrógeno, y ocurrió. La decisión, no obstante, evitó la peor alternativa: la fusión total del reactor; al menos por el momento.
La cadena de acontecimientos inició el viernes cuando un terremoto magnitud 8,9 y un tsunami interrumpieron el suministro eléctrico de la planta nuclear Fukushima Dai-ichi, ubicada a 270 kilómetros al noreste de Tokio, provocando que fallara el sistema de enfriamiento. Por si fuera poco, el generador eléctrico de respaldo no funcionó adecuadamente en una de sus unidades.
A partir de ahí, las condiciones empeoraron continuamente, aunque el gobierno y autoridades nucleares dijeron que la situación iba mejorando. Horas después de la explosión, aseveraron que las filtraciones de radiación fueron reducidas y que las circunstancias habían mejorado en la Unidad 1 de 460 megavatios. Pero continuó desarrollando crisis tras crisis o fue revelada.
Sin electricidad y sin las tuberías y bombas de la planta, que resultaron destruidas en la explosión del edificio, las autoridades recurrieron a extraer agua de mar en un intento por enfriar los rodillos de combustible de uranio sobrecalentadas.
Robert Alvarez, experto del Instituto de Estudios Políticos y ex asesor de política del secretario de Energía de Estados Unidos, dijo en una sesión informativa para reporteros que el agua de mar fue una medida desesperada.
Señaló que el éxito en el uso de agua de mar y boro para enfriar el reactor dependerá del volumen y velocidad de su distribución. Indicó que necesitaría realizarse la maniobra incesantemente durante días.
Otro punto crucial, agregó, es la restauración del suministro eléctrico, para que puedan restaurarse los sistemas normales de enfriamiento.
Las autoridades japonesas colocaron el viernes la Unidad 1 de Dai-ichi y otros cuatro reactores en estado de emergencia debido a que los operadores perdieron la capacidad de enfriarlos utilizando procedimientos normales.
Un reactor adicional fue agregado el domingo temprano a la lista, para un total de seis: tres en la planta de Dai-ichi y otros tres en otra planta cercana. Se han ordenado desalojos locales en cada sitio. Japón tiene un total de 55 reactores esparcidos en 17 conjuntos nucleares en todo el país.
Las autoridades comenzaron a desfogar vapor radiactivo en la Unidad 1 de Fukushima Dai-ichi para aliviar la presión dentro del contenedor del reactor, el cual alberga combustible de uranio sobrecalentado.
La preocupación fue mucho mayor el sábado cuando explotó el edificio contenedor de esa unidad.
Pero resultó que los encargados estaban conscientes de que el vapor contenía hidrógeno, admitió Shinji Kinjo, vocero de la Agencia de Seguridad Industrial y Nuclear, perteneciente al gobierno. Y lo más importante: también estaban conscientes que existía un riesgo de explosión y decidieron descargar el vapor.
Pero, si la temperatura dentro del contenedor del reactor de Fukushima continuaba incrementándose _a 2.200 grados Celsius (4.000 Fahrenheit_, entonces los comprimidos de combustible de uranio habrían comenzado a fundirse, escapando al ambiente el uranio y productos derivados peligrosos.