James Cameron niega que Muamar Gadafi sea el objetivo de la operación en Libia
Londres, Agencias
El primer ministro británico, David Cameron, afirmó este lunes que el líder libio, Muamar Gadafi, no es el objetivo de la coalición internacional, tratando de poner fin a la cacofonía del gobierno para lograr el máximo apoyo en el parlamento a su participación en la operación.
"La resolución de la ONU tiene un alcance limitado. No otorga explícitamente autoridad legal de acción para provocar la salida de Gadafi del poder por medios militares", afirmó Cameron en la apertura de un debate que debía ir seguido de una votación en la Cámara de los Comunes.
Dos miembros importantes de su gobierno, el ministro de Defensa, Liam Fox, y el de Relaciones Exteriores, William Hague,,sugirieron lo contrario después de que un misil de la coalición destruyera el domingo, en la segunda jornada de ataques contra objetivos militares del régimen de Gadafi, un edificio administrativo del complejo residencial de Gadafi en Trípoli.
La víspera, el ministro de Defensa, Liam Fox, había sugerido que Gadafi era un objetivo legítimo al calificarlo de "potencialmente posible", a lo que su homólogo norteamericano, Robert Gates, respondió que era "insensato" matar al líder libio.
Interrogado sobre la cuestión este lunes, el británico de Relaciones Exteriores, William Hague, tampoco descartó del todo la opción, indicando en la radio BBC que no iba a "especular sobre objetivos" pero que estos "dependen de las circunstancias en cada momento".
Ante los diputados, Cameron afirmó que "el futuro de Libia debe decidirlo el pueblo de Libia, ayudado por la comunidad internacional", agregando sin embargo que en su opinión, "no hay un futuro decente para Libia si el coronel Gadafi se mantiene en el poder".
Deseoso de evitar los errores de su predecesor, el laborista Tony Blair, cuya decisión de intervenir militarmente con Estados Unidos en Irak sin autorización del Consejo de Seguridad empañó todos sus años de gobierno, Cameron se empleó en defender la legalidad de la operación. Según él, esta operación, además de ser necesaria, permitió "evitar lo que podría haber sido una masacre sangrienta" de las fuerzas leales a Gadafi en Bengasi, el bastión de la oposición, "justo a tiempo".
La coalición liderada por Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña empezó a bombardear el sábado por aire y por mar objetivos militares libios para tratar de detener la represión de la insurrección que estalló el 15 de febrero contra el régimen del coronel Gadafi.
El primer ministro, que el viernes advirtió a los diputados de que la operación comenzaría con toda probabilidad antes de que pudieran pronunciarse sobre ella, destacó los "buenos progresos" logrados en los dos primeros días. "Las fuerzas de la coalición han neutralizado ampliamente las defensas antiaréas libias y como resultado se ha instaurado de forma efectiva una zona de exclusión aérea sobre Libia", dijo al declarar que ése era el objetivo principal junto con la protección de los civiles.
Las fuerzas británicas participaron el domingo en un ataque contra los sistemas libios de defensa antiaérea, lanzando misiles de crucero Tomahawk desde un submarino en el Mediterráneo, según el ministerio de Defensa. Paralelamente, también abortaron en el último momento una misión con aviones de combate tornado debido a la presencia de civiles en la zona donde que debía bombardearse.
Interrogado por un diputado, sobre la falta de respaldo del mundo árabe a esta operación esencialmente occidental, Cameron indicó que se esforzaban por "lograr el máximo apoyo árabe posible".
"Los qataríes han aportado varios aviones para ayudar a hacer cumplir la zona de exclusión aérea y haremos todo lo que podamos para alentar a otros" a seguir sus pasos, declaró el primer ministro conservador.
Cameron agregó que en las últimas horas habló con el secretario general de la Liga Árabe, el egipcio Amr Musa, quien el domingo criticó los bombardeos, al considerar que se apartaban del "objetivo que es imponer una zona de exclusión aérea", antes de afirmar este lunes que sus palabras fueron "malinterpretadas".
El primer ministro británico, David Cameron, afirmó este lunes que el líder libio, Muamar Gadafi, no es el objetivo de la coalición internacional, tratando de poner fin a la cacofonía del gobierno para lograr el máximo apoyo en el parlamento a su participación en la operación.
"La resolución de la ONU tiene un alcance limitado. No otorga explícitamente autoridad legal de acción para provocar la salida de Gadafi del poder por medios militares", afirmó Cameron en la apertura de un debate que debía ir seguido de una votación en la Cámara de los Comunes.
Dos miembros importantes de su gobierno, el ministro de Defensa, Liam Fox, y el de Relaciones Exteriores, William Hague,,sugirieron lo contrario después de que un misil de la coalición destruyera el domingo, en la segunda jornada de ataques contra objetivos militares del régimen de Gadafi, un edificio administrativo del complejo residencial de Gadafi en Trípoli.
La víspera, el ministro de Defensa, Liam Fox, había sugerido que Gadafi era un objetivo legítimo al calificarlo de "potencialmente posible", a lo que su homólogo norteamericano, Robert Gates, respondió que era "insensato" matar al líder libio.
Interrogado sobre la cuestión este lunes, el británico de Relaciones Exteriores, William Hague, tampoco descartó del todo la opción, indicando en la radio BBC que no iba a "especular sobre objetivos" pero que estos "dependen de las circunstancias en cada momento".
Ante los diputados, Cameron afirmó que "el futuro de Libia debe decidirlo el pueblo de Libia, ayudado por la comunidad internacional", agregando sin embargo que en su opinión, "no hay un futuro decente para Libia si el coronel Gadafi se mantiene en el poder".
Deseoso de evitar los errores de su predecesor, el laborista Tony Blair, cuya decisión de intervenir militarmente con Estados Unidos en Irak sin autorización del Consejo de Seguridad empañó todos sus años de gobierno, Cameron se empleó en defender la legalidad de la operación. Según él, esta operación, además de ser necesaria, permitió "evitar lo que podría haber sido una masacre sangrienta" de las fuerzas leales a Gadafi en Bengasi, el bastión de la oposición, "justo a tiempo".
La coalición liderada por Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña empezó a bombardear el sábado por aire y por mar objetivos militares libios para tratar de detener la represión de la insurrección que estalló el 15 de febrero contra el régimen del coronel Gadafi.
El primer ministro, que el viernes advirtió a los diputados de que la operación comenzaría con toda probabilidad antes de que pudieran pronunciarse sobre ella, destacó los "buenos progresos" logrados en los dos primeros días. "Las fuerzas de la coalición han neutralizado ampliamente las defensas antiaréas libias y como resultado se ha instaurado de forma efectiva una zona de exclusión aérea sobre Libia", dijo al declarar que ése era el objetivo principal junto con la protección de los civiles.
Las fuerzas británicas participaron el domingo en un ataque contra los sistemas libios de defensa antiaérea, lanzando misiles de crucero Tomahawk desde un submarino en el Mediterráneo, según el ministerio de Defensa. Paralelamente, también abortaron en el último momento una misión con aviones de combate tornado debido a la presencia de civiles en la zona donde que debía bombardearse.
Interrogado por un diputado, sobre la falta de respaldo del mundo árabe a esta operación esencialmente occidental, Cameron indicó que se esforzaban por "lograr el máximo apoyo árabe posible".
"Los qataríes han aportado varios aviones para ayudar a hacer cumplir la zona de exclusión aérea y haremos todo lo que podamos para alentar a otros" a seguir sus pasos, declaró el primer ministro conservador.
Cameron agregó que en las últimas horas habló con el secretario general de la Liga Árabe, el egipcio Amr Musa, quien el domingo criticó los bombardeos, al considerar que se apartaban del "objetivo que es imponer una zona de exclusión aérea", antes de afirmar este lunes que sus palabras fueron "malinterpretadas".